La palabra inglesa “amphigory” en español se puede traducir como pieza que se regodea en el sinsentido, una obra cómica y absurda. No hay mejor manera de definir la obra de Edward Gorey. Aunque en las obras de Gorey hay sentido y narrativa, todas tocan lo extraño, lo que va más allá del raciocinio.
Gatos, libros y niños pueblan sus cuentos ilustrados. Parecen asuntos disímbolos, pero todos se unen en el caldero de sombras y dulzura del maestro gótico.
Edward Gorey (Estados Unidos, 1925-2000) fue el maestro de los cuentos macabros e ilustrados por él mismo durante la mejor parte del siglo XX. Sus ilustraciones cómicas aparecieron en diversos libritos, algunos muy secretos y oscuros que circularon poco. Pero obtuvo un grupo de seguidores que mantuvieron su improbable carrera artística.
Porque Gorey no se formó ni como ilustrador ni mucho menos como pintor. Su trabajo es más literario que gráfico, eso decía él, pero cómo dibujaba. Sus ilustraciones son basadas en la estética victoriana. No es casualidad que Gorey comenzara su carrera como diseñador de portadas de novelas del XIX para la editorial legendaria Doubleday.
Sin Gorey no se podría entender la existencia de un Tim Burton, o un Seth MacFarlane con su estética gótica (en el caso del primero) y su humor que rebalsa los límites (en el caso del segundo).
¿Qué tipo de obras dibujaba y escribía Gorey? Por ejemplo, ‘The Beastly Baby’, la historia de un bebé que más que obseso estaba hinchado, que llora todo el día consumido en la autocompasión y que tiene dos manos izquierdas. Un bebé horroroso al que los adultos dejan a su alcance cuchillos, pistolas y ácido con la esperanza de que se mate a sí mismo. Imposible no pensar en la influencia del cuento sobre el terrible Stewie de Family Guy.
Otra de sus obras famosas -quizá la más famosa- es ‘The Gashlycrumb Tinies’, un abecedario en el que cada letra significa la horrible muerte de un niño: “B es por Basil, devorado por osos”, “T es por Titus, que voló en pedazos”, “Z es por Zillah, quien bebió mucha ginebra”. Así en traducción pierde mucha gracia, porque Gorey tiene una gran capacidad poética (además de su potencia narrativa).
Los personajes de Gorey existen para recordarnos que lo siniestro se toca de cerca con la ternura. Sus obras hoy en día son consideradas como literatura infantil. Pesadillas humorosas para niños que están aprendiendo a leer.
Cuenta, además con un estatus de artista de culto. Mark Romanek, videoasta y director de videoclips como ‘Cochise‘, para Audioslave, ‘Bedtime Story’ de Madonna o ‘Closer’ de NIN, es uno de los alumnos aventajados de Gorey. Su trabajo con NIN para el video de ‘The Perfect Drug‘ está enteramente inspirado en la estética del ilustrador.
Gorey pensaba que la vida cotidiana era de lo más desconcertante. Por citar a David Lynch, otro de sus fans, Gorey estiró la cotidianidad hasta el extremo del absurdo. Gran parte de las obras de Gorey se pueden encontrar en las colecciones Amphigorey y Amphigorey Too.