Parece ser que no son buenos momentos para ser CEO de cualquier red social ultra billonaria de alcance global, o al menos no en Estados Unidos. Esto porque, durante los últimos meses, el Congreso de nuestro vecino del norte ha llamado a declarar a varios de los ejecutivos de la tecnología y la comunicación más importantes e influyentes de la actualidad: primero Mark Zuckerber (dueño de META, o sea, Facebook, Instagram y Whatsapp), después Sundar Pichai (director general de Google) y ahora le tocó el turno a Shou Zi Chew, cabeza de Tik Tok, quien fue severamente cuestionado por el poder legislativo norteamericano a raíz de los potenciales riesgos que genera el uso de dicha aplicación, sobre todo en la población joven.
A través de una comparecencia feroz y sin tregua, a Shou Zi Chew le han transmitido dos preocupaciones puntuales que según los congresistas republicanos y demócratas, son lo suficientemente sólidas como para prohibir Tik Tok en Estados Unidos:
La sentencia de la senadora republicana Cathy McMorris Rodgers fue contundente: ”Su aplicación debe ser erradicada de nuestro país”.
Algo llamó la atención: lo que parecía una cacería de la buena voluntad en pro de los valores morales y patrióticos de los estadounidenses, en realidad fue un acorralamiento descarado fundamentado en la xenofobia y los estigmas históricos sobre los cuales Estados Unidos ha construido a sus propios enemigos.
Porque si bien no sobra que los dirigentes de corporativos y espacios de comunicación del tamaño de Tik Tok, Facebook o Google rindan cuentas, por ejemplo, de lo que hacen con toda la información que recopilan de nosotros, hacerlo con el revólver de frente solo lo vuelve un espectáculo infructífero.
La obsesión de los legisladores norteamericanos con las afinidades políticas de Shou Zi Chew rayo en lo caricaturesco. Con todo y que el hombre fuerte de Tik Tok repitió hasta el cansancio que es singapurense, los congresistas se referían a él como chino e insistían con que contara su vínculo con el Partido Comunista Chino, el único partido político gobernante de China.
La comunidad de Tik Tok -al interior y al exterior de Estados Unidos- se mofó de la postura de los políticos estadounidenses, y a través de contenido en la misma aplicación, los tacharon de hipócritas, aludiendo a que otras plataformas similares también podrían ser cuestionadas por las mismas razones que Tik Tok; sin embargo, su origen europeo o estadounidense parece ser condición suficiente para perdonarlas.
Al final, todos sabemos hacia dónde va esto: el Congreso busca engrandecer a nuevo enemigo declarado -las redes sociales- para que puedan impulsar un proyecto de ley que les traerá dos beneficios directos: más presupuesto y el control sobre contenidos y circulación de información en espacios como Facebook, Instagram, WhatsApp, Tik Tok, Twitter y toda la red Google, lo cual, en manos de la cúpula de poder estadounidense, puede traer consecuencias catastróficas para la libertad en Internet.