Ayer, miércoles 17 de octubre del 2018, fue un día histórico para Canadá y para el mundo. Por fin, las 13 provincias del país de la hoja de maple pueden vender legalmente marihuana, Canadá se convierte en el primer país del llamado Grupo de los Siete (G7), que integra a los países más industrializados del planeta (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), que legaliza en todo su territorio el uso recreativo de la cannabis.
En todos los gobiernos y entre las sociedades se discute desde hace años el tema de la legalización de esta planta, que ha logrado demostrar sus virtudes médicas a través de estudios realizados desde el siglo XIX, pero que no ha logrado derrumbar los mitos que existen alrededor de su potencial uso recreativo.
El caso de Uruguay es emblemático, pues fue el primer país en Latinoamérica en legalizar la venta de marihuana en todo su territorio desde el año 2013. Hay consideraciones importantes, como que los uruguayos solo pueden comprar 10 gramos de marihuana legal por semana y los turistas tienen completamente prohibido adquirirla y consumirla.
En Holanda es lo mismo, conseguir cannabis con fines médicos no implica ningún problema si se cuenta con una prescripción. Hasta 2017 la mayoría de las aseguradoras holandesas cubrieron el consumo médico; sin embargo, se vieron excedidas cuando el número de pacientes comenzó a aumentar, por lo que actualmente son un poco más restrictivas para dar dicha cobertura. El caso de la marihuana recreativa es que no es legal ni en Amsterdam ni en el resto de Holanda, pero los holandeses han creado su propia política de tolerancia al considerar a la cannabis como una droga blanda y por lo tanto socialmente aceptada, situación contraria a los criterios que se aplican con drogas duras, como la cocaína o la heroína, que son ferozmente perseguidas y combatidas por las autoridades de los Países Bajos.
Para dimensionar de manera real lo que acaba de pasar en Canadá, es fundamental entender que la legalización no significa un uso libre e irrestricto de la sustancia por cualquier persona, en cualquier lugar del país. Representa aniquilar al mercado negro de esta droga a través de marcos legales muy claros sobre las reglas que rigen su consumo médico y recreativo por igual.
Consecuencia del plan progresista que el Primer Ministro Justin Trudeau impulsa en Canadá desde su elección en 20 15, el día de ayer se hizo efectiva una ley que autoriza a las 13 provincias canadienses y a sus 5 territorios a impulsar sus propias leyes y políticas para el consumo legal de la cannabis, lo que permitió que desde los primeros minutos de la ejecución de dicha ley, centenares de personas se acercarán a distintos puntos de venta, queriendo conseguir hierba de buena calidad para fumar y celebrar este brinco enorme en las políticas públicas de uno de los países más avanzados del hemisferio norte.
Así que hay preguntas importantes que aquí encuentran respuesta:
En algunas provincias solo podrá ser vendida en tiendas del gobierno, en otras solo en tiendas privadas y en otras se buscará una mezcla entre ambos escenarios. Ni bares ni restaurantes están autorizados para vender cannabis legalmente.
Se espera que a partir de ahora los centros de distribución florezcan por todo el país. Hasta el momento los habitantes de ciudades como Ontario y British Columbia solo la podrán adquirir en línea, mientras que Quebec cuenta ya con 12 dispensarios gubernamentales que la venden y en Saskatchewan hay hasta 51 tiendas, todas privadas, que la distribuyen. Hasta el día de hoy son 111 tiendas autorizadas y registradas las que pueden vender legalmente cannabis en todo el territorio canadiense.
Por el momento solo las flores, las semillas y el aceite de marihuana son legales, ningún otro producto, comido o bebido, producido con THC (Δ6-tetrahydrocannabinol) entra en esta consideración.
Como en muchos otros ámbitos todo depende de la calidad. Si bien en los primeros días después de la legalización el gobierno cuidará que las plantas a la venta tengan un bajo potencial de THC para evitar efectos indeseables y prevenir accidentes de tráfico, por ejemplo, por un consumo excesivo, se prevé que esta restricción se irá relajando, mientras la sociedad canadiense se habitúa a un consumo responsable y moderado.
Bajo esa premisa Quebec, por ejemplo, ofrece hierba de alta calidad en alrededor de $7.00 dólares canadienses por gramo, unos $100.00 pesos mexicanos, costo muy competitivo contra los que ofrece el mercado negro, más o menos $10.00 dólares canadienses por la misma cantidad. El precio legal incluye un impuesto que se repartirá entre el gobierno federal y cada una de las provincias.
La edad legal para consumir marihuana en Canadá es de 19 años en la mayoría de las provincias y de 18 en el caso de Quebec, aunque algunas otras estudian elevar ese rango de edad a los 21. Es un delito federal grave surtir marihuana a menores de edad, con penas que alcanzan hasta los 14 años de prisión.
Los canadienses estarán autorizados para poseer, llevar y compartir con otros adultos hasta 30 gramos de marihuana sin temporalidad limitada, lo que da para rolar hasta 60 cigarrillos de tamaño regular.
Aunque también dependerá de las decisiones de cada provincia, los canadienses podrán fumar en cualquier lugar donde esté permitido consumir alcohol o tabaco sin molestar o perjudicar a terceros, con limitaciones diferenciadas. En Ontario, Alberta y Calgary se podrá fumar en parques públicos, en British Columbia y Halifax está prohibido el consumo en espacios compartidos, incluidas las playas, lo que delimita su uso a lugares cerrados conocidos como designated toking zones o casas particulares.
Esta nueva ley permite el consumo recreativo de la cannabis, pero no da en sí misma un derecho constitucional para consumirla, producirla o poseerla. Mientras en buen parte del Canadá se podrá permitir la posesión de hasta cuatro plantas de marihuana en lugares confinados, provincias como Quebec y Manitoba están restringiendo el cultivo de cannabis “do it yourself”, tratando de mantener un control constante de la producción.
En British Columbia si alguien tiene plantas a la vista del público, ya sea que se observen a través de las ventanas desde la calle o por encima de la barda del jardín, se puede hacer acreedor a una multa de hasta $5,000.00 dólares canadienses y tres años de prisión.
Fumar cannabis o consumir cualquier otro tipo de droga en espacios laborales está prohibido en Canadá, pero la severidad de las sanciones dependerá de cada empresa y espacio de trabajo.
De hecho, las personas que por su profesión operan maquinaria pesada, armas de fuego y herramientas peligrosas, podrán enfrentar exámenes sorpresa en horarios de trabajo para detectar si están laborando bajo la influencia de la cannabis.
Podrías enfrentar una multa de $1,000.00 dólares canadienses y cinco años de prisión solo por manejar en drogado. Si provocas un accidente con victimas heridas o mortales la pena podría ir de 10 años a cadena perpetua.
Con todo esto queda claro que la legalización tiene sus propios controles y reglas que buscan obtener lo mejor de la planta en sus facultades médicas y ofrecer experiencias seguras en su uso recreativo, aprovechando una industria valuada en $150,000,000.00 de dólares al año, evitando que esos recursos lleguen por medio del mercado negro a los bolsillos de los cárteles dentro y fuera de Canadá.
La política de Trudeau considera estudiar los casos de más de medio millón de canadienses con historial delictivo por posesión y consumo de marihuana en los últimos años para darles un indulto ante la nueva postura legal de la cannabis, pues en Canadá era imposiblenconseguir un empleo si se tenía este tipo de registro.
Eta nueva legalización de la polémica planta ofrecerá una curva de aprendizaje larga y sinuosa que permitirá dar nuevos enfoques al consumo de sustancias psicoactivas bajo marcos legales regulatorios específicos. Ojalá en México sepamos leer las lecciones de esta aventura progresista que Canadá emprende para tomar nuestras propias decisiones en beneficio de la salud pública y la reducción de la violencia generada en la tan llamada guerra contra el narco.