La reapertura de Bellas Artes, el museo, listo para recibir visitantes con El París de Modigliani

// Por: Concepción Moreno

mar 16 marzo, 2021

El Palacio de Bellas Artes reabre sus puertas para recibir de nuevo visitantes. Lo hace con una extensión de la muestra El París de Modigliani y sus contemporáneos, exposición estelar del museo en el 2020. Debido a la pandemia las visitas del público se suspendieron, pero para fortuna de todos los interesados, El París de Modigliani se queda en México hasta el 18 de abril de este año.

Bellas Artes no es el único museo que reabre esta semana. El Museo Nacional de Arte (Munal) también recibe de nuevo a su público con su colección permanente, la más importante de arte histórico mexicano, así como la muestra temporal José María Velasco, perspectivas de una época. Velasco, el paisajista más importante de la historia del arte de nuestro país, es examinado bajo una curaduría que lo lee como el gran observador de nuestro siglo XIX. En la exposición será posible conocer la historia del arte paisajista en nuestro país con una mirada transversal por la historia de la pintura hecha en México.

Visitar ambos museos es un buen pretexto para tomarse una tarde libre y pasear por ellos. Ambos tienen todos los cuidados sanitarios: registro de visitantes, toma de temperatura corporal y aplicación de gel antibacterial en las manos. Por supuesto, el uso de cubrebocas es obligatorio.

André Derain, ‘Las grandes bañistas’, obra en la que se aprecia el influjo de Modigliani

Amedeo Modigliani, en primer plano, una época en sí mismo

Uno de los pintores y escultores más celebrados de todos los tiempos, Amedeo Modigliani murió justamente en 1920. Hace un siglo dejó su impronta en artistas como Diego Rivera, André Derain o el propio Pablo Picasso, con quienes alternó en el París de fin de siglo. Sin embargo, no alcanzó como ellos la fama en vida. Su herencia se reconoció hasta bien avanzado el siglo XX.

Modigliani vivió rápido: nació en 1844 y murió a los 35 años de edad. Desde joven fue enfermizo, pero su mala salud no fue una muleta, sino más bien un acicate. En búsqueda de la cura a sus pulmones débiles, como tantos europeos de su época, viajó por sanatorios y spas, lo que lo convirtió en un observador detallado de los modos sociales. Le sirvió para hartarse de Europa. Se interesó más por el arte primitivista que por el de los impresionistas, tan de moda en su juventud.

Los bohemios, que se reconocían a sí mismos como tales, se fatigaron por las calles parisinas: Modigliani era uno de ellos. Vecino del barrio de Montparnasse, pintaba y esculpía sin tregua pero solo era reconocido por amigos cercanos. Como Picasso, intercambiaba obras de arte, pequeños bosquejos, a cambio de comida, alojamiento y bebida.

La exposición sigue toda la vida de Modigliani, desde sus inicios en el arte siendo un adolescente confinado a su cuarto, su paso por diversas escuelas de arte y su exploración de la vida hedonista en París.

El París de Modigliani tiene una curaduría extraordinaria. Recorriéndola se puede entender que no siempre los artistas más famosos son los más influyentes. Picasso y Modigliani fueron muy cercanos; por eso no extraña ver los parecidos entre los trabajos de ambos en la década de 1900 a 1910. Los mismos rostros alargados que se pueden reconocer en los retratos hechos por Modigliani pueden verse en piezas como ‘Las señoritas de Avignon’ de Picasso.

Amedeo Modigliani, ‘Retrato de joven pelirroja’

Una de las grandes obsesiones de Modigliani fue el cuerpo humano, en especial el femenino. Le gustaba hacer desnudos y eso causaba que su obra no fuera bien recibida en los salones y las galerías. Sus retratos son deformes, monstruosos, siempre estilizados de tal suerte que parecieran obras rituales con paternidad africana, líneas muy fluidas que parecen querer escapar del lienzo, personajes con ojos que sueñan, que parecen no estar del todo ahí.

Modigliani fue una centella. Su estela se reconoce en pintores como el mexico-guatemalteco Carlos Mérida (con quien convivió en Montaparnasse), o artistas como Suzanne Valadon (notoria por sus desnudos) o André Derain, que compartió con Modigliani toda una paleta de colores vivos y de figuras humanas deformadas.

El París de Modigliani y sus contemporáneos puede visitarse de martes a domingo, de 11 am a 5 pm. Palacio de Bellas Artes, Av. Juárez y Eje Central, Centro Histórico.