A pesar de la proximidad necesaria que deben de tener los jeans, no necesitan ser skinny y extremadamente ceñidos para protegernos o transmitirle al mundo exterior los cuerpos que moldean. Pueden ser tan rígidos como suaves, y a través del uso constante, los jeans se erosionan para mostrar nuestros patrones personales de movimiento, gestos y manías; los puntos de presión de los codos afilados y las rodillas que rebotan hacen que el interior de nosotros sea evidente en el exterior. En un principio, los jeans estaban hechos y pensados para sobrevivirnos. Los Levi’s más viejos – circa 1879 – fueron pasando de generación en generación por al menos tres generaciones. Estos pantalones fueron creados para el trabajo rudo: mineros, granjeros, mineros, y fueron creados por un sastre llamado Jacob Davis y su proveedor de telas, Levis Strauss, quien patentó el producto en 1873 y procedió a hacer una de las marcas de aparee más importantes de la historia.
Hoy, la mayoría de los que usamos jeans no trabajamos en una mina, una granja o tenemos un trabajo que requiera que carguemos maquinaria pesada, así que como todo, la mezclilla y los jeans evolucionaron para adaptarse a nuestros esfuerzos menores. Los primeros jeans que recuerdo que me quitaron el aliento fue en los American Music Awards del 2001 cuando Britney Spears y Justin Timberlake nos bendijeron con lo que es el denim moment más importante de la historia.
Década tras década, los jeans sirven el lente a través del cual la libertad (o sentirse libre), el sexo, la dureza y la ternura enmarcaron a las personas que anhelamos y anhelábamos ser.
Tras una pandemia y casi dos años de haber estado encerrados en nuestras casas, los jeans hoy en día tienen un nuevo significado en nuestra vida diaria. Lo mejor: el estilo dosmilero regresó y con él, la comodidad de los baggy jeans y las prendas oversize como lo vemos en la nueva colección de Bershka SS22.