Esta semana se dieron a conocer dos noticias relativas a dos remakes que estarán llegando en un futuro por parte de la industria imparable de Hollywood. Una es por demás placentera y la otra por otro lado, ha causado reacciones contrariadas.
En lo segundo me refiero a la noticia que da a conocer a Diego Luna como el protagonista de ese remake de Scarface que lleva años en el limbo de las grandes producciones de cine. Es difícil reaccionar a una noticia de este tipo siendo muy mexicano, ya que aunque nos alegramos por el segundo aire que ha tenido Diego Luna a raíz de protagonizar la sumamente exitosa Rogue One: A Star Wars Story (2016), la verdad es que nadie ve necesario un remake de Scarface.
La película de culto de 1983 protagonizada por Al Pacino, sigue siendo un referente hasta la fecha gracias al maravilloso trabajo de Brian De Palma, pero lo que no muchos saben es que este filme es a su vez un remake de la cinta del mismo nombre, estrenada en 1932 bajo la dirección de Howard Hawks y Richard Rosson.
Aunque se ha dicho hasta el cansancio, es increíble que Hollywood no respeta cintas que muchos consideramos intocables y es que en su mayoría, los resultados de los remakes suelen ser nefastos. Películas como Carrie de 2013, The Karate Kid de 2010 ó Total Recall de 2012, sólo por poner un par de ejemplos, son completamente olvidables y palidecen ante los clásicos de donde provienen estos pobres ejemplos de tratar de llegar a nuevas audiencias.
El problema aquí radica en la encrucijada que debió de haber estado ante Diego Luna… tomar un paso más para establecerse como una de las caras más frescas de la nueva era o dejar pasar un proyecto que tiene grandes probabilidades de ser olvidado para siempre.
Por otro lado, también esta semana llegó la noticia de que Denis Villeneuve, el maravilloso director de Prisoners (2013), Sicario (2015) y Arrival (2016), se va a hacer cargo del remake de Dune, la cinta de 1984, dirigida por David Lynch, adaptada de la obra de Frank Herbert.
La historia detrás de la película original de Dune, está envuelta en problemáticas artísticas de Hollywood, debido a que el estudio detrás del filme, distorsionó y presionó la visión de David Lynch, quien al final entregó una película por demás mediocre que cuenta con tres cortes diferentes y hasta un documental que cubre la historia de la adaptación fallida por parte de Alejandro Jodorowski, quien fue uno de tantos junto a Ridley Scott, que trató de llevar el libro de Frank Herbert a la pantalla grande.
Este caso de remake es uno de los más extraños, que nos trae esperanzas por ver una increíble adaptación de esta novela de culto que marcó a toda una generación.
Así que cuando hablamos de remakes, es claro que en Hollywood no hay nada sagrado y esperamos que el próximo sea de una película que de verdad se lo merezca, aunque desde mi punto de vista, los casos son contados y espero que en lugar de que veamos una nueva Back to the Future (1985) o un remake de Gremlins (1984) abarrotado de CGI, la industria explore películas como The Black Hole (1979) o The Rocketeer (1991) con esperanzas de entregarnos algo parecido a lo que sucedió con The Departed (2006), Evil Dead (2013) o The Fly (1986).