Fundada en 1961, Saint-Laurent, nos ha llenado de un repertorio de piezas legendarias como el vestido Mondrian, Le Smoking, la chamarra safari, el vestido transparente, y otros que ha lo largo de los años comenzaron a ofrecer una nueva manera de vestir para las mujeres, un vocabulario moderno que impulsaba seguridad y liberación sexual en su momento. Muchos han sido los cambios que ha pasado la icónica marca de la mano de los diferentes creativos que han estado al mando, siendo la época de Slimane mi personal favorita.
El covid cambió muchas cosas, entre ellas, la manera en la que los diseñadores presentan sus colecciones. Desde Balenciaga, Gucci, Jacquemus y Saint Laurent, las grandes casas de moda han decidido cambiar las aburridas pasarelas por escenarios dramáticos y puestas en escena.
La semana pasada, Anthony Vaccarello presentó la colección SS23 de Saint Laurent en medio del desierto de Agafay, Marruecos, una locación muy importante para la marca ya que Yves Saint Laurent tenía dos casas ahí donde pasó sus mejores épocas refugiado en su creatividad. Además de la locación, lo que hizo esta presentación tan increíble fue la épica e inquietante instalación de luces fue diseñada por el artista y escenógrafo Es Devlin, que surgió de un estanque de espejismo y se alzó sobre el terreno lunar.
Pero claro, un show así no importa si el resultado más fundamental – la colección en sí – no ocasiona nada sobre la gente. Y así, Vaccarello presentó su colección más personal hasta ahora. Inspirado en su propia trayectoria, viajó en el tiempo 20 años atrás a cuando era un estudiante en La Cambre, usando su propio estilo de principios de los 2000s combinándolo con los clásicos códigos de YSL para crear una colección fluída de trajes sastre y satín.
El icónico le smoking fue una referencia constante en casi todos los looks. Vaccarello reimaginó el esmoquin clásico, utilizando toda la fluidez inherente de telas clásicas de YSL, mientras que otros se cortaron en satín. Look tras look se mostró muy claro que la colección no era un tributo al YSL creado durante los años de Yves en Marruecos, si no más bien, una especie de entendimiento sobre la tranquilidad y paz que este lugar fue para Yves, muy parecido a la sensación de tranquilidad que Los Ángeles representa para Anthony.
La manera en la que Vaccarello aborda su conexión con la marca va más allá de lo meramente lógico, de honrar las siluetas y códigos de la marca, encontrando un terreno donde puede explorar sus propios principios creativos a partir de por ejemplo, romper con las convicciones de género impuestas. El punto no es que salgan modelos hombres vestidos con ropa de mujer o al revés, es encontrar un punto medio donde el gran diseño pueda simplemente existir sin la necesidad de ser catalogado por género.