El krautrock comenzó en Alemania en la década de los 60 como una contracultura musical y social que definió a esa y las generaciones futuras. Hoy llega a nuestros oídos acompañado de una deidad anahuaca que tiene incluso consideraciones mesiánicas: Quetzalcoátl.
De las mentes creativas Ramón Amezcua y el también productor alemán Harald Grosskopf hoy conocemos lo que es Quetzalkrautl, una combinación musical de culturas y legados que resignifica la historia de cada país, a medida que también encontramos texturas que podríamos considerar transegresoras, pero lo cierto es que se trata de una evolución de la música electrónica con indicios históricos.
Ramón Amezcua, mejor conocido como Bostich explicó en exclusiva para WARP Magazine el proceso para concretar Quetzalkrautl:
“Este proyecto se visualizó tras preguntarnos cómo era posible que a fines de los años 60’s germinó algo que vino a cambiar la historia de la música electrónica en el mundo y cómo en México, en un lugar donde tenemos otra cultura y otro tipo de mentalidad, cómo absorbimos todas esas influencias y cómo la expresamos a nuestra manera.
No podemos negar nuestras tradiciones y con lo que crecimos, aunque suene de electrónica, aunque se haya hecho con un sintetizador, a fin de cuentas siempre hay un toque que no tiene que ser cascabeles ni sonidos mayas, sino es un toque mexicano que lo expresamos de una manera inevitable”.
Si bien es cierto que Grosskopf ha sido uno de los pioneros del krautrock, establecer un vínculo de producción con Bostich abrió una posibilidad de nuevas texturas acompañado del misticismo que emana de dos culturas que se encuentran a través de la música.
En la concepción tolteca, Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada es la manifestación del poder creador, que sostiene al universo a partir de su dualidad y fluidez entre las energías masculina y femenina. Podríamos afirmar que se trata de una de las deidades más conocidas mundialmente por el legado que representa.
“Queríamos hacer una conexión, digamos, desde el punto de vista nacional, en el aspecto de que México… que era lo que más representaba en ese aspecto podría ser Quetzalcóatl, y en el aspecto alemán era el krautrock, me estoy refiriendo a cuestión de cultura, de música y de lo que ellos aportaron al mundo en el cuestión musical.
Los alemanes, yo creo que el krautrock fue la cuestión germinal para lo que fuimos muchas generaciones de todo el mundo y todas las vertientes, entonces es por eso que se tomó esa palabra… que te ubicara geográficamente a ese punto que es México, y el kraut que te ubicara con Alemania, porque el kraut es 100% alemán”.
Bostich y Grosskopf son dos productores con una carrera consolidada dentro de la música electrónica y que por años han experimentado nuevos sonidos y texturas, pero no dejan de sorprender a las nuevas generaciones.
“Es bien importante, yo creo que también es bien importante el compartir esto a las nuevas generaciones. Por mi parte si he sido afortunado. Yo creo que algo que te ofrece la música es que te conecta con nuevas generaciones, siempre con gente joven, de todo, pero gente joven, y eso es muy bonito; lo de Nortec sigue llegando a las nuevas generaciones y siempre les parece algo fresco”.