Tras 16 años como gobernante de Alemania, Angela Merkel deja el poder.
Como le hizo saber al mundo desde 2018 y confirmó en su mensaje de año nuevo, Merkel ya no se presentará a las elecciones generales de Alemania. Su partido, la Unión Demócrata Cristiana, ya eligió un nuevo líder: el centrista Armin Laschet.
Adiós a la época Merkel. Es el fin de una era para Alemania y también para Europa.
Angela Merkel gobernó su país con un estilo sereno de filiación centrista, nunca radical. Su legado será una Alemania poderosa, progresista. Merkel creció bajo el régimen comunista de Alemania oriental, así que desde joven comprendió que las posturas extremas no podían sino dañar a un país. Para algunos, la primer ministro pecaba de predecible, de tibieza. Sin embargo, esa forma de gobernar sin pasiones cayó de perlas en una Alemania que había perdido el rumbo a finales del siglo XX y en una Europa dividida.
Durante la era Merkel, Europa enfrentó varios desafíos, en especial la crisis de la Unión Europea como modelo político-económico. Gracias a Merkel, la UE se mantuvo más allá de las expectativas, aun cuando hoy en día su futuro es de pronóstico reservado, con los países más ricos-Alemania a la cabeza, acompañada por Francia, Italia, Bélgica y Holanda- con relaciones tirantes con países como Hungría y Polonia, los “parientes pobres”.
Precisamente el estilo Merkel de centro político permitió que su país lograra hitos históricos como el fin del uso de energía nuclear en Alemania y apoyó el uso de energías renovables. Hoy en días, Alemania encabeza Europa como el país con menor huella de carbono.
Merkel gestionó la pandemia con efectividad
Gracias a Merkel, Alemania se convirtió en uno de los países a la cabeza de la defensa de las libertades civiles. Paraíso para los refugiados de África y Medio Oriente. Merkel dio la bienvenida a miles de refugiados considerándolos enriquecedores de la cultura alemana, si bien es cierto que en los últimos años su postura fue menos complaciente.
En 2017 Merkel apoyó la aprobación del matrimonio universal en Alemania, aun cuando no había apoyado la causa LGBTTIQ en su época como diputada. Cuando se llevó a cabo la votación, Merkel dijo abiertamente que votaría “según su conciencia”, no según la agenda de su partido. La aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo estableció un precedente en toda Europa.
Durante su gobierno, la equidad de género creció en la sociedad alemana. Ella encabezó una generación llamada la “mekelización”: mujeres en la política codo a codo con los hombres. Queda la deuda histórica de dejar a una mujer en su lugar. Ya se verá en las próximas elecciones generales si habrá una sucesora, aunque todo apunta al triunfo de Armin Laschet.
Alemania se encuentra como unos de los países occidentales que mejor han manejado de la pandemia, si bien el número de casos sigue en aumento, con más de 50 mil muertes desde el comienzo de la emergencia. Desde la aparición de los primeros casos en febrero de 2020, el gobierno de Merkel instauró cierres, pruebas y medidas sanitarias estrictas. Como buena científica (Merkel es física), estableció una campaña extensa de análisis de la crisis para proteger de sus conciudadanos. Nunca fue populista, siempre directa, con su estilo sin afeites.
El profundo legado de Merkel será difícil de olvidar. Se va del poder con una aprobación de casi el 70%. Alemania y Europa la van a extrañar. Cuando se anunció al nuevo líder de su partido, los alemanes salieron a los balcones a aplaudirle a “Mami Merkel” (así le decían) durante 6 minutos.
Un aplauso a doña Angela. También el mundo entero la va a echar de menos.