Reconocido por su papel en el drama familiar de Kenneth Lonergan, Manchester by the Sea, el actor de 41 años, Casey Affleck, acaba de ganar el Golden Globe como mejor actor en una cinta del género dramático.
Pero toda la atención que ganó el año pasado y el corto 2017 de cara a la temporada de premios revivió un episodio de su pasado del cual no quiere volver a saber. En 2010, Amanda White y Magdalena Gorka, productora y directora de fotografía de su debut como director, I’m Still Here, demandaron a Affleck por lo que describieron un repetitivo acoso sexual, cada una por la cantidad de dos millones de dólares.
Affleck en ese año contrató al abogado de las celebridades angelinas, Marty Singer o mejor conocido como “el perro guardián de Hollywood”, para cerrar un acuerdo monetario que nunca se hizo público.
Entre las acusaciones en su contra, Amanda White dijo que Affleck forzó a un asistente de cámara a mostrar su pene en un vuelo a pesar de que ella protestó el pedido. O que en una oportunidad no pudo entrar a su cuarto de hotel en Costa Rica porque el entonces director y la estrella de su documental, Joaquin Phoenix, estaban teniendo sexo al otro lado de la puerta. Además de que Affleck frecuentemente se refería a las mujeres como “vacas” y enviaba mensajes de texto amenazantes.
Magdalena Gorka, por su parte, alegó un comportamiento similar, incluyendo que Affleck a menudo bromeaba sobre cómo debía tener relaciones sexuales con varios miembros del equipo de producción, y que una vez al despertar lo encontró en su cama oliendo a alcohol.
Gorka dejó el proyecto por un trato que describió en su demanda como “el más traumático de su carrera”, acusando a Affleck y otros miembros del equipo de hablar abiertamente sobre su deseo de tener sexo con ella.
La publicista del actor, Mara Buxbaum, dijo a la agencia AFP que no habría ninguna nueva declaración sobre el caso, aunque durante el proceso el abogado de Affleck tachó la denuncia de White como extorsión.
Medios especializados en Estados Unidos han comparado el caso de Casey Affleck con el de Nate Parker, quien se puso en los reflectores en el pasado festival de Sundance, vendiendo su opera prima The Birth of a Nation por un récord de 17.5 millones de dólares.
Parker, de 37 años, un amigo y él fueron absueltos de violar a una estudiante en 2001, misma que acabó suicidándose. El actor fue absuelto al inicio del proceso y su amigo en la fase de apelación.
Amy Zimmerman, reportera de Daily Beast ha escrito en dicho medio que: “Considerando el hecho de que la carrera de Parker tomó un golpe fatal, tenemos que preguntarnos por qué la historia de Affleck continúa escondida en las profundidades de los libros, o barrida bajo el tapete como polvo. Creo que ser un hombre blanco te da muchas segundas oportunidades, seas una estrella de Hollywood o un atleta de la universidad”.
A lo que se retoma la premisa de que “en Hollywood abundan las carreras terminadas en escándalos, pero por cada Bill Cosby o Charlie Sheen, hay un Roman Polansky, Woody Allen o Mel Gibson que cae de pie”.
En Manchester by the Sea, Casey Affleck interpreta a un conserje de Boston que pasa por varios tipos de duelo debido a problemas personales y la muerte de su hermano, por lo que se queda con la custodia de su sobrino adolescente.
Aunque no sea el último hombre acusado de acoso sexual, Casey Affleck podría ser el último en ponerse al alcance de uno de los honores culturales con más prestigio, como lo es el Oscar, que será entregado el próximo 26 de febrero, por lo que periodistas en Estados Unidos están retomando el oculto caso de 2010.
La industria hollywoodense se divide ahora en un debate moral, ¿se debe premiar a hombres con antecedentes de esa magnitud?