Ultraviolence

Calificación

7.6

Lana Del Rey

Interscope / Polydor

// Por: Karina Luvián

vie 20 junio, 2014

Artista: Lana Del Rey

Erigirse una imagen como artista, desde el minuto uno en que los grandes reflectores se colocan sobre ti, no es fácil, menos aún cuando a diario surgen proyectos que, al final del día, resultan ser en una repetición, un intento débil, apenas un suspiro que se pierde ante la nueva ola de músicos que surgen poco tiempo después. Lizzy Grant, determinada a alcanzar la fama y admiración soñada, decidió encarnar un álter ego de sí misma cuya sensualidad y aparente timidez enamoraría a cuantos la conocieran. Su nombre: Lana Del Rey.

Así llegó 2012 y con él una chica de voz dulce e insinuante, con aires vintage que lo mismo cantaba al amor de su vida que al dinero y al poder, que pedía atención y que lo hacía teniendo bajo el brazo el álbum “Born To Die”, tan polémico como ella misma. Quizá por eso, era necesario desde entonces conocerle un segundo material, ese que reforzaría su catalogación de estrella prefabricada o que la reivindicaría como artista real. Lana Del Rey es de esas artistas que polariza opiniones por vivir en esa delgada línea entre el artificio y la realidad, presentándose como un ser honesto en extremo, vulnerable incluso, particularmente en su segundo disco.

A través del álbum producido por Dan Auerbach, la cantautora expone sus demonios: su predisposición a las relaciones destructivas —‘Pretty When You Cry’, ‘Ultraviolence’—, su persistente gusto por el lujo y el reconocimiento —‘Money Power Glory’— y dibuja paisajes que van de Nueva York a California, con atardeceres y noches oscuras que toman forma a través de su voz, cargada de layers en un empeño exagerado por hacerla delicada al escucha. Si a esto agregamos la duración de las canciones, innecesariamente largas por demasía de estribillos, el disco se convierte en algo pesado, cuando bien pudo ser un deleite completo. Porque no hay que menospreciar lo hecho por el también guitarrista de The Balck Keys, eso es cosa aparte. Su trabajo de producción logra momentos cúspide en canciones como ‘Shades Of Cool’ y su mano es evidente en otras como ‘Sad Girl’, agudizando la elegancia tímida ya manifiesta por Lana en su álbum debut y en sencillos posteriores como ‘Blue Velvet’ y ‘Body Electric’.

En su edición de lujo, la placa contiene tres canciones más —‘Black Beauty’, ‘Guns And Roses’ y ‘Florida Kilos’— que, al escucharlas, uno entiende por qué quedaron fuera: Aunque en el mismo corte temático, son más destellantes, luminosas a nivel sonoro, con la última de ellas como ejemplo evidente al retomar ese dejo hip hop que canciones de hace dos años mostraban.

“They judge me like a picture book, by the colors, like they forgot to read”, reflexiona la señorita Grant, envuelta en ese rostro poco gesticular pero lleno de intensión, pues nada es fortuito en su aún prematura carrera, misma que, puede decirse, ha superado decorosamente el reto del segundo disco con “Ultraviolence” pero que, sin duda, deberá reinventarse para el tercero.