El Golden Gate Park en San Francisco, California, se convirtió una vez más en el santuario de curiosos, iniciados y melomanos de todas las edades, condiciones económicas y credos. No es de extrañar que con apenas cinco años de vida Outside Lands Music and Arts Festival se haya transformado en un referente mundial y en un obligado para la comunidad festivalera de todo el mundo.
Los factores determinantes para lo anterior son el paisaje natural en el que se desarrolla, que parece hurtado directamente de la imaginación de J.R.R. Tolkien, y el clima, variando entre temperaturas bajas a gélidas, ambos elementos lo hacen uno de los escaparates sonoros más finos y atrayentes de la oferta global.
Un cartel lleno de leyendas, bandas que regresan a los escenarios y propuestas jóvenes y novedosas son el plato fuerte para este fin de semana, y la deliciosa entrada -servida este viernes 10 de agosto- hace pensar que, teniendo en cuenta lo que está por venir, terminaremos con el alma llena y el corazón contento.
El día comenzó con una de las ofertas sonoras que más ruido han hecho durante los pasados meses, la dupla Wild Belle integrada por los hermanos Elliot y Natalie Bergman se plantó en el escenario Twin Peaks, y así, con una cantidad de público considerable, el proyecto logró arrancar movimientos cadenciosos de los asistentes -más que hacerlos corear las letras de su álbum debut “Isles” (2013)-, quizá el resultado de la comunión entre el gentil sol que se cernió sobre el parque y los electro beats que conforman la fórmula musical de los Bergman.
Poco tiempo después la británica Jessie Ware demostró su poder de convocatoria y gran momento que vive, ya que a pesar de salir casi 20 minutos tarde al Sutro -uno de los escenarios más modestos- mantuvo a los asistentes cautivos. Tras disculparse e integrar al público a su show, derrochó pop, soul y R&B, además de hacer gala de su voz privilegiada, dejando claro por qué su debut “Devotion” (2012) se coló en charts de popularidad alrededor del globo.
Casi al mismo tiempo pero en Lands End, el escenario principal, Band Of Horses entregaba algo de alternative country a un público que vivió uno de los conciertos más emotivos de la tarde. Ben Bridwell podrá no ser un gran frontman y podrá no tener un gramo de magnetismo animal en su cuerpo, sin embargo, su voz se convierte en un canal conductor de emociones que alcanzan de manera natural a todo aquel que esté dispuesto a recibirlas -que por cierto, ayer fueron miles-. ‘Is There A Ghost’, de “Cease To Begin” (2007), representó uno de los puntos más altos que se vivieron.
Para cuando llegó el turno de The National, también en el Lands End, el público ya se encontraba en un estado previo a la catarsis que Paul McCartney provocaría, por lo que la música de los originarios de Cincinnati, Ohio, fue recibida de la mejor manera, aunque la reacción no fue la esperada por Matt Berninger y compañía, quien incluso llegó a preguntar a los asistentes “¿A dónde se fueron?”. Al final, la banda terminó por entender que se trataba de la calma que precede a la tormenta, y que “abrir” para Macca tiene sus consecuencias.
En Sutro una leyenda se hizo presente, Nile Rodgers se convirtió en la atracción principal detrás de Chic, convocando a un par de miles de curiosos y fanáticos de las sonoridades de los 70. El músico y productor, acompañado por una versión 2013 de su banda, puso a bailar a todos desde el minuto uno de su show, y temas clásicos como ‘Dance Dance Dance’ transportaron a la gente a una época en que la música era más acompasada.
Rodgers agradeció al público y recordó que en 1977 tocaron por primera vez en San Francisco ante un público numeroso: “Antes sólo habíamos tocado en clubs frente a unos cientos, pero aquí, en San Francisco, pusimos a bailar a miles”.
Twin Peaks enmarcó el show de Yeasayer, que tras un saludo electrónico al público dio inicio al show. Los elementos característicos de la banda estuvieron presentes: rock, electro y psychedelic fueron las herramientas con las que el cuarteto se dispuso a entretener a cientos de jóvenes, dispuestos a perderse la primera parte del show de McCartney. Chris Keating declaró sentirse nervioso respecto a su poder de convocatoria: “Gracias, pensé que dos o tres personas vendrían a vernos, estamos tocando a la misma hora que Sir Paul McCartney”. Con el paso de los tracks la gente fue abarrotando el campo frente al escenario, dejando claro que para los norteamericanos cualquier ritmo que haga mover los pies es digno de su atención.
Y al fin llegó uno de los momentos más esperados. Pasadas las 19:00 horas, Paul McCartney y su banda tomaron el escenario principal, que a los pocos minutos ya ostentaba a más de 50 mil personas. Era impresionante observar gente prácticamente hasta donde daba la vista, pero más impactante aún fue verlos coreando la mayoría de los temas del ex Beatle, comprobando la relevancia del legado musical detrás de las composiciones de los cuatro de Liverpool.
Las emociones provocadas por el músico fueron del llanto a la risa, pasando por todas las que se encuentran en medio, el rango de edad de los presentes también fue muy diverso, pues mientras niños de apenas unos meses disfrutaban del show en brazos de sus padres, contemporáneos de McCartney revivieron viejas glorias de la mano de la música.
Algunos de los puntos explosivos de la noche se vivieron al ritmo de ‘Blackbird’, ‘Paperback Writer’, ‘Hey Jude’, ‘Eleanor Rigby’, ‘Let It Be’ y, claro, ‘Helter Skelter’ y ‘Live And Let Die’, esta última ambientada por fuegos artificiales, un reflejo de los corazones de los presentes. Al final público estalló con cada una de las últimas notas provenientes del alma de Paul, concluyendo así casi tres horas de lo que se convirtió en una experiencia de vida.
Aún hay mucho por ver y escuchar, pero sobre todo, por vivir en el Golden Gate Park, seguimos reportando.
Durante su segundo día Outside Lands se caracterizó por el aumento en la actividad de todos los escenarios, pero sobre todo por el crecimiento del flujo de gente en las inmediaciones del Golden Gate Park; si los tumultos causados por Paul McCartney el día anterior eran de llamar la atención, nos quedó claro el pasado sábado 10 de agosto aún teníamos mucho por aprender.
Gary Clark Jr. es un tipo sobrio y sencillo, pero apasionado sobre el escenario, uno de esos sujetos que prefieren que sea su trabajo quien hable por ellos. El escenario principal fue testigo de lo anterior, durante poco más de una hora el público atestiguó como Clark y su blues made in Texas abren nuevos horizontes para un género que sigue evolucionando. Está claro que la carrera del músico se encuentra en un punto en el que sólo puede crecer y crecer.
Del otro lado del parque, en el Twin Peaks, Youth Lagoon aka Trevor Powers se encontraba dando una lección de experimentación sonora, llevando a los presentes a hacer un viaje ácido del pop al phychedelic (sin olvidar el noise y el el dream, claro). Puede que el público no estuviera al tanto de lo que pasaba en el escenario, pero igual disfrutaron del sol de la tarde ambientado por la música del artista.
De vuelta al Land Ends, el escenario principal, llegó el turno de ver a Young The Giant, la banda californiana se sintió en casa desde el minuto uno, acogida por el público que los recibió cálidamente. Con temas provenientes de su álbum debut homónimo la banda confirmó que su éxito se debe gracias a que se mantienen fieles a su sonido original. Su rock suave, cargado de sentimentalismo y emoción logró que los asistentes movieran los pies, al mismo tiempo que otros optaban por tirarse al pasto sobre una manta.
Más tarde, el mismo escenario que había estado plagado de sonidos guitarreros recibió a Jurassic 5. El colectivo de LA fue el primero en ponerle sabor de hip hop a la tarde y aunque el público los recibió de la mejor manera el ánimo fue disminuyendo conforme avanzaron los temas. Si algo nos han enseñado los festivales es que ningún género “clavado” es bien recibido por más de cinco temas y la gente de Outside Lands se apegó a esta regla. Aún así la emoción se mantuvo sobre el escenario y los músicos agradecieron por pisar San Francisco luego de siete años de ausencia.
En otro punto del Golden Gate Park las cosas eran diferentes, la gente comenzó a abarrotar el Sutro para disfrutar de “The Tallest Man On Earth”, el músico sueco Kristian Matsson -con guitarra en mano- hizo click casi de manera inmediata con aquellos que buscaban revivir el espíritu de las calles de San Fransico al final de los sesenta. El poder que la voz y las cuerdas del músico evocaban era tal que gente que rondaba el escenario tenía que acocarse y dejarse llevar por lo que ahí sucedía; sin juegos de luces elaborados, pantallas o pirotecnia, pura música de guitarra acompañada de la luz de la tarde.
En un caso de éxito completamente diferente Karen O y los Yeah Yeah Yeahs se confirmaban como la primera gran banda de la noche. El Land Ends los recibió con bailes al ritmo de las cuerdas de Nick Zinner mientras Brian Chase ambientaba con su batería. Y aunque hemos tenido la oportunidad de ver este show en más de tres ocasiones a lo largo del año, es un hecho que la vigencia que el trío ha impreso en su punk rock los convierte en uno de los actos más poderosos y versátiles del momento.
Con la noche encima de Twin Peaks y un público ávido de más folk rock apareció Grizzly Bear. Los originarios de Brooklyn, Nueva York aprovecharon la esencia del festival para exprimir hasta el último tema su más reciente álbum “Shields” (2012). Tras interpretar ‘Two Weeks’ Ed Droste agradeció los presentes anunciando que ese sería el último show del año para la banda: “ahora vienen unas buenas vacaciones de verano”, mencionó.
Y así, con la noche cobijando el escenario principal y la niebla cayendo sobre el bosque llegó el turno de Nine Nine Inch Nails. Trent Reznor y la encarnación 2013 de su banda inició fuerte con ‘Copy Of A’, uno de los nuevos temas de “Hesitation Marks”, que verá la luz en algunas semanas. El tecnológico show dominado por los juegos de sombras y contraluces en un principio (‘Disappointed’, ‘Came Back Haunted’) evoluciona hasta convertirse en una explosión de pixeles (‘Terrible Lie’, ‘Closer’), pasando por una sección de instrumentaciones serenas (‘Find My Way’, ‘The Way Out Is Through’) y desembocando una vez más en un torrente de poder (‘The Hand That Feeds’, ‘Head Like A Hole’). ‘Hurt’ se convirtió en punto final de un concierto que no fue perfecto (con fallas de audio) y que deja de manifiesto que esta gira a través de distintos festivales es el sólo el warm up de “Tension 2013”, el tour en donde NIN será el protagonista.
Para cerrar la noche, Thomas Mars y Phoenix ofrecieron el mismo concierto que les hemos visto en otros escenarios, el mismo que los ha colocado como uno de los headliners indispensables 2013. Y la historia de éxito de los franceses en el Golden Gate Park no fue diferente a las que han contado en otras latitudes durante el año, la tripleta conformada por ‘Entertainment’, ‘Lasso’ y ‘Lisztomania’ es garantía de emoción al comienzo de cada show. Si a lo anterior le sumamos el espectáculo visual ostentado por el cuarteto, minimalista pero efusivo, podremos entender por qué lograron reunir una cantidad tan elevada de gente en un escenario como el Twin Peaks, al grado de causar avalanchas humanas a los alrededores.
Hoy concluyen las actividades de Outside Lands 2013, pero aún quedan algunas cartas por se jugadas. Seguimos reportando.
Cada festival viene con una dosis de dicha y cierta adrenalina, estas se pueden sentir y disfrutar durante los primeros dos días del evento. El tercer día es diferente, viene con una carga emocional de otro tipo, algo más cercano a la nostalgia, rayando prácticamente en la tristeza. Algunos lo llaman “depresión post festival”, algo que se manifiesta durante las primeras horas de este día y que conforme las horas avanzan se va acentuando, hasta desatarse durante la actuación del último headliner.
Las cosas no fueron diferentes este domingo en Outside Lands. El festival que tan afectuosamente nos recibió hace apenas un par de días llegó a su fin, pero antes de que las luces del Golden Gate Park se extinguieran tuvimos una dosis final de música.
Primero Daryl Hall & John Oates nos llevaron a un viaje a través de los 70 y 80. Con éxitos como ‘I Can’t Go For That (No Can Do)’ y ‘Maneater’ los multipremiados músicos ambientaron un almuerzo masivo en el campo frente al escenario principal, ya que al parecer su pop rock causó hambre a la mayoría de los presentes.
En el Twin Peaks, A-Trak dio inicio a la celebración final del día. El canadiense Alain Macklovitch ofreció un set lleno de sorpresas musicales pero sobre todo dejó en claro que sus habilidades como productor y remixer están fuera de lo común. Sin duda, Canadá nos entregará más músicos que destaquen en este género en los próximos años.
En el escenario principal, Vampire Weekend se afianzaba como uno de los actos indispensables en los festivales de todo el mundo. ‘Cousins’ fue el tema elegido por Ezra Koenig y compañía para iniciar su show, transportando a los pocos minutos a miles a la playa. Uno de los grandes momentos de la tarde vino cuando Rostam Batmanglij incitó al público a cantar junto con él una tonada que, tras unos segundos, se convirtió en ‘Horchata’.
Panhandle fue el escenario que recibió a MS MR, la dupla dream pop que está dando de qué hablar. Y aunque el espacio otorgado fue modesto, también fue bien aprovechado por Lizzy Plapinger y Max Hershenow, ya que ambos músicos ofrecieron un show sobrio pero lleno de energía, incluso los curiosos que pasaban frente al pequeño escenario se detenía para poner atención al sonido de los neoyorkinos.
Willie Nelson se hizo presente poco antes de que la noche llegara a San Francisco, miles esperaban a la leyenda del country para celebrar su carrera y, de paso, escuchar temas clásicos que prácticamente son de dominio popular. ‘Whiskey River’ y ‘Crazy’ fueron algunos de los cortes que hicieron que varias generaciones se reunieran junto con el músico de 80 años, y al final miles bailaron al ritmo de su guitarra.
Red Hot Chili Peppers fueron los elegidos para cerrar la noche y el festival, y aunque la banda ha estado de gira durante más de un año, en el cual han ejecutado básicamente el mismo set –salvo por algunas variantes-, sigue siendo increíble la reacción de la gente frente a su funk rock. Los Peppers son una de esas bandas de las que te puede o no gustar su música, pero les tienes que reconocer su talento y poder. Al final los sonidos de Anthony Kiedis, Chad Smith, Josh Klinghoffer y, claro, Flea resultaron el marco perfecto para cerrar una edición más de Outside Lands.
Con tristeza y un pequeño nudo en la garganta nos alejamos del Golden Gate Park. Con las luces extinguiéndose y la neblina besando el pasto, nos damos cuenta de que es hora de partir, pero no nos despedimos del todo, simplemente es un “hasta luego” a San Francisco, sabemos que 2014 nos verá volver.