Ataviado en un saco rosa, camisa y pantalón negros, corbata amarilla y una flor decorándolo, Rod Stewart mantuvo a los asistentes de pie y aplaudiendo desde el principio. Caminaba a lo ancho del escenario, con la mano izquierda en el bolsillo del pantalón y en la derecha el micrófono.
‘Love Train’, ‘Tonight’s the Night’, ‘Some Guys Have All the Luck’ marcaron el arranque de una noche en que quien fuera vocalista de The Jeff Beck Band y Faces se cambiaría dos veces de atuendo.
El escenario le hacía segunda cuando la iluminación se tornaba más alegre; sus edecanes —ellas ataviadas al principio en vestidos rosas con brillantes para después cambiar a color rojo— a veces tocaban la trompeta, otras el sax, o solo bailaban acompañando al músico en los coros e incluso cantando canciones completas, como ‘Proud Mary’, el cover de Creedence.
El sonido era impecable (gracias a sus músicos, ellos vestidos de traje gris; y especialmente al baterista, encerrado en una especie de burbuja) y las pantallas permitían observar a detalle como Rod se enmarañaba la cabellera (siempre rubia) de por si despeinada que le caracteriza. Pero más su voz, que conforme los años pasan se enronquece más. Con ella agradeció la asistencia del público, por acompañarlo esa noche en un recinto que en el horizonte divisaba algunos huecos. De pronto se quitó el saco y recibió chiflidos femeninos y masculinos también. El saco quedó en el suelo y permaneció allí algunas canciones sin que nadie lo recogiera. ‘Havin’ a Party’, ‘Rhythm of My Heart’ y la bandera de México, que apareció de pronto en la pantalla, vislumbrando algo grande: ‘Young Turks’ seguida de ‘Forever Young’ y todos de pie, algunos bailando, otros cantando y los más, buscando la foto del recuerdo. Concluidas ambas, aprovechó para descansar y presentar a su familia —y hasta su perro— a través de fotografías (algunos estaban ahí con él, como público), ellos usaban playeras de los Celtics de Glasgow, a quienes se les proyectó durante ‘You’re in My Heart (The Final Acclaim)’.
Mientras cantaba, Stewart pateó balones Adidas (firmados) al público (a los que estaban frente a él, a los de su izquierda, derecha, a todos), mas no todos tuvieron la suerte de conservar uno. Sonrió. Y después usó un traje morado para el momento acústico (y para sentarse). ‘Have I Told You Lately’, ‘The First Cut is the Deepest’, ‘I Don’t Want to Talk About It’.
Después volvió el rock y todos de pie otra vez con el cover de Chuck Berry ‘Sweet Little Rock & Roller’. Era una fiesta. Se cambió una tercera vez. Ahora un pantalón blanco y saco y camisa de rayas verdes y azules. ‘Hot Legs’, ‘Maggie May’, ‘Sailing’… y cuando el cansancio estaba a punto de abatirlo, a una canción de terminar, se puso un sombrero vaquero: ‘Da Ya Think I’m Sexy?’ le devolvió los chiflidos.