Cuando creíamos que Made Of Bricks había sido EL disco de Kate Nash, nos demuestra que puede hacer un álbum aún más cargado de acordes dulces, vocales un tanto furiosas y todo aquello que sintetiza su voluble feminidad. El primer sencillo, ‘Do Wah Doo’, maravilla por el contraste que logra crear entre una guitarra sucia —por no decir rockabillesca—, el piano y una bella voz, aunque no todo el concepto se concentra en dicho tema; ‘Paris’ es una explosión de alegría melódica con una letra que reclama atención; la batería y el bajo en ‘Kiss That Grrrl’ parecieran haber sido grabados en plena década de 1950; ‘Don’t You Want To Share The Guilt?’ es una pausa antes de la pegajosa ‘I Just Love You More’, en la que Nash se muestra explosiva, con acordes de guitarra que se adecuan perfectamente a los matices de la voz. Por su parte, ‘Higher Plane’ es campirana, con todo y gaita incluida; y ‘Mansión Song’ se basa en reclamos recitados que desencadenan en una banda de tambores. En ‘Pickpocket’ rinde un homenaje a esas minimalistas piezas al piano, ‘I Hate Seagulls’ lo es en la guitarra, mientras que ‘You Were So Far Away’ es el más puro lo-fi. Y no crean terminado el álbum en la última canción: incluye una bonita sorpresa.