Ritual

Calificación

8.3

White Lies

// Por: Aldo Sosa

sáb 22 enero, 2011

Artista: White Lies

Con un retraso previsto por la “naturaleza de la banda” y los constantes tours, White Lies lanza “Ritual”, álbum que mantiene casi intacto el estilo mostrado en “To Lose My Life” (2009). Mientras que Estados Unidos recibió fríamente esta nueva producción, dado que la banda demostró haber dado un avance mínimo en su creatividad musical, en Reino Unido se sigue aplaudiendo el marcado estilo ochentero, y la influencia de grupos como Depeche Mode o The Editors, elementos que se conjugan en una entrega que recuerda, mas no calca, las diez canciones de 2009.

No obstante, se antoja un material monótono, con algunos detalles brillantes, en el que prevalece una sólida cohesión que hila al disco en una inherencia redonda, sin llegar a la pretensión de convertirse en un álbum concepto. Las letras, como se señaló anteriormente, también se dividen por cuestión de gustos. Mientras que para algunos evocan imágenes etéreas y emociones con un equilibrio estético, para otros son un vano intento de introducir destellos literarios sin mucho sentido. A pesar de ello, existen piezas que logran traspasar la barrera de lo cotidiano y demuestran que pueden ser pequeños himnos al amor, la satisfacción carnal, el poder o la paz.

La melancolía en la voz de Harry McVeigh es un arma de doble filo. Mientras que existen destellos como ‘The Power and the Glory’, ‘Streetlights’, y ‘Peace and Quiet’, el resto de las canciones pueden ser confundidas fácilmente por aquellos que apenas se familiaricen con el grupo. El ritmo, sin duda, está cuidado para mezclar las rápidas caídas libres con momentos más alegres y esperanzadores, hasta que llegan los matices oscuros que caracterizan a la banda.

En definitiva, una producción que funciona muy bien para los seguidores de White Lies, pues es una dosis más de los puntos fuertes del disco anterior, pero que queda corto en cuanto a las expectativas de crecimiento para la agrupación. La ambición de McVeigh podrá ser grande y aspirar a ser como los Kings of Leon, y este álbum los pone en la senda correcta, aunque le hace falta el salto de fe que los arriesgue a mostrar el gran talento que se mantiene tan oscuro como algunas letras, iluminadas apenas con luces de la calle.