He aquí un disco que no le llegó al hype que le rodeaba.
Dándole a cada quien lo que le corresponde Sleigh Bells mostró una mejoría en este su segundo disco ya que como ellos mismos han dicho pudieron darse el tiempo de dejarlo justo como querían sin tener que apresurarse en el estudio para salir de gira. Esto se ve traducido en una producción inmensamente superior a la de su primer LP, melodías de voz más trabajadas y una confianza general: finalmente conocen su estilo. El problema es que conocen su estilo tan bien que no se alejan de este y nos entregan 11 tracks muy similares entre sí, haciendo de este un LP aburrido y predecible.
Eso y vaya partida de madre que le dieron a la mitad de la canciones con sus “toques metaleros”.
Entendemos que Derek Miller, guitarrista y principal compositor del dueto, salió de una banda de metalcore pero sin duda le hubiera hecho un favor a su actual proyecto olvidándose totalmente de su escuela ya que si bien el intro del disco (‘True Shred Guitars’) y el primer sencillo (‘Comeback Kid’) suenan refrescantes con el uso de guitarras pesadas hacen que el resto de los tracks se tornen molestos y si a esto le sumamos las aceleradas secuencias de bombos y gritos nasales en el fondo pareciera que están compitiendo para formar parte del cartel del próximo Warped Tour.
Cuando eliminamos estos detalles y nos enfocamos en un pop electrónico que no busca hacer crossover de géneros nos encontramos con gemas como ‘End of the Line’ quizá la canción más sólida del disco.
Llámenlo Noise Pop si quieren, a mi me suena a “música industrial para fans de The Postal Service”.