Los Viejos son eso. Un par de “viejos asquerosos y roñosos tocando punk”. Nada podría definir mejor su música que ellos mismos. Una marea en constante movimiento. Su portada es una advertencia: te recordará a Extreme Noise Terror, y creerás que en verdad te “hará escurrir moco de las orejas”. Pero no. Los viejos ya no son tan rápidos como para hacerte eso. Acaso te sacaran un par de lágrimas por la nostalgia de sus letras:
“Ay, Doctor/me siento medio mal/por favor/inyécteme algo más/en las piernas/para poder bailar el slam”.
Terminan por recordarte a Sum 41. Una marea en constante movimiento. Porque los viejos son nostálgicos y quieren tocar thrash, punk y grind a la vez, pero sus articulaciones los alentan y, por lo tanto, los afresan. Ya están rucos. Sí, son canciones cortas, al grano, pero algo te quedan a deber. Esperabas que esas máscaras mugrientas y esos overoles llenos de grasa provocaran más ruido. Como cuando tu abuelo tose en las mañanas. Pero no, Jacobo y Eustaquio suenan demasiado juveniles. Como si tuvieran catorce años en vez de ochenta. “Quebranta Huesos” es una marea en constante movimiento en la que es difícil mantenerse de pie. Más si se es un viejo que toda su vida escuchó grind, punk y thrash metal, al que ya le duele el cuello y la espalda por tanto matear.