“Monomania” es una representación perfecta del frontman Bradford Cox, que demuestra una personalidad elocuente, sucia y libertina. Esto no es una crítica negativa en ningún sentido, ya que es lo que se espera de Deerhunter; un garage rock nada limpio que toma giros pop (como en ‘The Missing’) creando una presentación fuerte y dinámica, pero sin olvidar toda esa distorsión que caracteriza el sonido de la banda.
Cox no ha sido siempre recibido con los brazos abiertos por la crítica, y se debe a que siempre ha hecho lo que ha querido con su sonido, mientras más lo-fi pueda ser, mejor para él. Pero la rebeldía de Cox es una cosa y el resultado es otro. “Monomania”, es un paquete musical que contiene post punk decorado con noise rock y que se llega a refugiar en el pop, perdiendo toda la saturación esperada y mostrando una cara más amable. Ahora, se siente mayor calidez a momentos que algunos podrían percibir como “mayor claridad”; pero el caos inminente sigue presente entre la distorsión de la voz de Cox, que con rugidos y motocicletas acentúa su anarquía.
En ‘Pensacola’ pareciera que escuchamos a un Neil Young grabando en su choza a la medianoche y luego es como si asesinaran al folkero con una sierra eléctrica. Con esto podemos comprender que el álbum trata de demostrar los límites de la vanguardia y arrastrar violentamente la esencia del rock al presente. Esto para los liberales del género puede ser algo novedoso, pero para los conservadores podría representar un golpe muy bajo.
El cambio es notorio en el sonido y en la alineación original. Josh Fauver deja de ser miembro de Deerhunter en esta placa y es suplantado por su tocayo Josh Mckay. También se cuenta con la participación de Frankie Broyles en la guitarra a lo largo de todo el material.
Tracks recomendados: ‘The Missing’, ‘Dream Captain’ y ‘Sleepwalking’.