Apantalla mucho que una banda que arrastra una larga trayectoria estrene disco, dan unas ganas incontrolables de escucharlo, con todo y que una voz interna pueda decirnos: “tal vez no está tan bueno”. Y eso pasa con este álbum que prácticamente es más de lo mismo, así que a muchos les parecerá correcto decir que Suede suena impecable y no pensamos lo contrario sino que tal vez estén demasiado cómodos en su zona de confort.
‘Barriers’ es el inicio de este viaje por terrenos que, si escuchábamos mucho britpop a consecuencia de Oasis o Blur, seguro tenemos muy bien explorados: llenos de riffs poco elaborados, una voz que en ciertos momentos aturde. ‘Sabotage’ es el primer momento en el que parece que están listos para aventarse, pero para el coro volvemos a la misma estructura aburrida.
‘For The Strangers’ parece un tema salido de un disco de The Cure por aquello de que sufren, se lamentan y la atmósfera realmente cambia en comparación con las primeras canciones. Cuando estábamos convencidos de que no fueron capaces de cambiar la fórmula llega ‘What Are You Not Telling Me?’, en la que la atmósfera llena de melancolía es acompañada por un arreglo de cuerdas, piano y una guitarra que le da un toque especial.
El final es lo mejor de “Bloodsports”, van de lo cotidiano a momentos tranquilos en los que, si bien no parecen los más felices, nos dan una probada de lo que pueden hacer cuando cambian de mood.