El día de hoy, Nathan Williams tiene 28 años, y ya ha tenido suficientes experiencias con substancias ilícitas para una vida. Nació a la luz pública como un autonombrado vago, y lo corroboró con unas destrozadas y pegajosas canciones de cero presupuesto cantando sobre marihuana y estar aburrido, que le dieron la vuelta al mundo. Con desplantes de locura, causados por excesos en sus presentaciones en vivo, detractores de su música y su persona, llegó a grabar “King of the Beach” con la claridad del estudio.
Un estilo de vida destructivo, que según dice, ha dejado en parte atrás. Podemos suponer que el único camino que vio viable para sentar cabeza, es convertirse en un artista estable con un público fijo. Y el sonido que eligió lo hemos escuchado encaminándose desde su último lanzamiento, el EP “Life Sux” de hace 2 años. Ahora, Williams no solo quiere conocer a Dave Grohl, sino que también quiere compartir la misma base de seguidores que él, y recibir el mismo sustento económico, claro está.
Es difícil creer que Williams aún tiene algo de ira juvenil sobrante después de tanto tiempo, pero desde los primeros minutos, nos lo comparte con una lírica tan limitada temáticamente como eficiente para satisfacer los estragos consecuentes. ‘Demon to Lean On’, a pesar de parecer a primera vista un intento barato para complacer al tipo de fanático del pop distorsionado noventero -guitarra con efecto de chorus, coro con el doble de potencia, la voz más rasposa que Williams haya mostrado en su vida-, resulta una de las mejores melodías mínimas de la banda, y muestra su eficiencia para crear sencillos rápidos y directos que con seguridad arrastran el álbum mucho más.
Con el productor pop John Hill a cargo, varias canciones que pudieran haber pasado desapercibidas fueron convertidas en dulces para el oído. ‘Paranoid’ mezcla los clásicos aullidos vocales de su material previo, con un coro que escurre distorsión sobresaturada sobre la típica pared de guitarra, resultando en una combinación de capas que satisface con su brilloso acabado. Pero en otras, la repetición exagerada de líneas pierde brillo a comparación de sus otros trabajos. ‘Dog’ tiene exactamente el ambiente armónico/melancólico que siempre puedes estar seguro que Wavves te va a brindar, pero la línea central sucede tantas veces en tan poco tiempo que satura sin remedio.
‘Mystic’ suena como un servicio al fanático de sus primeros trabajos, pero siendo realistas, esa base fue espantada hace ya mucho tiempo. Aun así, la pieza introduce de nuevo todos los sonidos reverberantes y paisajes grotescos ya conocidos, todo escuchándose de una manera externa. El tipo de manera que nace cuando Williams mira atrás, 5 años después, e intenta recrear una sección de él que simplemente ya no está ahí. A menos que realmente sea una pieza igual a las que antes hacía, pero tanta luminaria sobre los tracks que la rodean desfiguran su contenido.
Desde un punto de vista de mercado, es gracioso ver que el material está dirigido a un grupo diferente del que originalmente se entretuvo con todo su material con la disquera Woodsist, pero evolución obvia a “King of the Beach”. Con momentos como el track que da nombre al álbum, ‘Afraid of the Heights’, es fácil imaginarse a adolescentes ahogando sus problemas preparatorianos al ritmo del gancho “I’ll always be on my own“, o en leve contraste, profesionistas maduros dentro del mismo rango de edad que el mismo Williams, disfrutando de la misma manera, con un poco de ayuda del factor nostalgia.
“Afraid of Heights” es una mezcla de temas autocomplacientes, alt-rock/pop-punk predeterminados y gritos desesperados por salvar la mínima credibilidad que aún tiene con el mercado independiente. Si tuviéramos un diagrama de su crecimiento como banda, podríamos ver que Wavves se encuentra en un punto incómodo de transición. Uno entre conjunto con nombre y méritos suficientes para que la prensa siga nombrándolos a cada paso, y la posición que tanto buscan como estandartes del radio rock. Esto para una nueva generación, que poco saben de su pasado mediáticamente problemático, y que solo verán a un sujeto con look estilizado tocando igual que las bandas que todo el mundo les recomienda como “clásicas”.