Una edición más de Zona Maco llegó a su fin y nosotros, con la resaca de la Semana del Arte de la Ciudad de México ya empezamos a metabolizar y a contextualizar lo que vivimos a los largo del último fin de semana.
Particularmente en Zona Maco fue la primer edición sin cualquier tipo de restricción sanitaria respecto al aforo o al comportamiento al interior de la feria, por lo que -en mucho sentidos- fue el verdadero reencuentro para la mayoría.
Y lo sentimos a lo largo de las conversaciones que entablamos con las personas que hacen posible un evento de esa magnitud, entre ellos Esteban King, director de la sección de Arte Moderno de Zona Maco, quien desde una postura muy entusiasta y feliz nos contó sobre su experiencia previa y durante la edición 2023 de la feria, centrándose en los criterios curatoriales y la manera bajo la cual se vinculan galerías de renombre internacional que llevan décadas en el juego y aquellas con menos de diez años de existencia pero con un ascenso meteórico.
A continuación te presentamos la conversación completa:
¿Cuál consideras que es el mayor atractivo de la Zona Arte Moderno de Maco para esta edición 2023?
”Creo que la manera en la que conviven galerías nuevas e independientes con galerías muy consolidadas: desde su línea curatorial, la manera en que comunican su acervo y, por supuesto, el vínculo entre obras.
Creo que la zona que yo coordino tiene, además, la particular virtud de ofrecer al público la posibilidad de ver obras que no están en museos de México ni de América Latina: desde grandes estrellas como Basquiat, Dalís hasta joyas escondidas que gracias a estas galerías son rescatadas, como ahora que tenemos mucho de vanguardias brasileñas, por ejemplo”.
¿Cuál es el criterio fundamental para establecer el filtro curatorial?
”Es muy curioso porque, aunque parezca algo obvio, tenemos que garantizar la confiabilidad de las galerías porque actualmente el Arte Moderno está pasando por una crisis severa de falsificaciones y como Zona Maco debemos garantizar la autenticidad y la calidad de las piezas que se exhiben aquí.
Que también facilita un poco el camino el hecho de que trabajamos con galerías con historias de décadas y sus mismos filtros agilizan los nuestros, en parte porque tienen vínculos directos con los artistas o sus familias”.
¿Consideras que hay una diferencia generacional en la manera en la que trabajan las galerías históricas en relación con las más nuevas?
”Totalmente, y se ve sobre todo en el montaje porque a lo mejor dos galerías totalmente diferentes tienen obras de un mismo artista pero la manera en que las exhiben las dota de un sentido contrastante que las revitalizan de maneras muy particulares a partir de su discurso identitario.
Es cosa de detalles que hacen grandes diferencias”.
¿Cuál fue la parte más divertida o la que más disfrutaste?
”Creo que son dos cosas: cuando las galerías te presentan artistas o movimientos que no tenías en el radar o a los que no les habías entrado a profundidad; y las conversaciones que surgen a partir de la feria. Desde las más especializadas hasta aquellas que tienes con gente que tal vez no está muy instruida en el Arte pero tiene curiosidad”.