Ticketmaster y Live Nation llevan ya varios meses en el ojo del huracán debido a actividades cuestionables en sus diferentes presencias corporativas alrededor del mundo.
Desde la hecatombe en el acceso al show de Bad Bunny en el Estadio Azteca de la Ciudad de México, hasta el fiasco en la preventa de boletos para el tour norteamericano de Taylor Swift, los escándalos se han hecho cada vez más grandes y parece ser que las autoridades de los Estados Unidos finalmente pondrán las manos en el asunto.
En una comparecencia judicial de Live Nation y Ticketmaster ante el senado de los Estados Unidos, Joe Berchtold -ejecutivo de alto mando de dicha empresa- fue objeto de una ofensiva brutal que duró más de tres horas en las que, básicamente, se estableció que ambas entidades corporativas son un monopolio que obstaculiza la competencia y perjudica a los consumidores.
El punto de partida fue el episodio de la preventa de boletos de Taylor Swift; pero la sesión se remontó a sucesos que datan desde 2016, año de la fusión entre Ticketmaster y Live Nation.
Amy Kloubachar, senadora demócrata por Minessota, declaró:
”Live Nation y Ticketmaster son una alianza monopólica tan poderosa que ni siquiera necesitan ejercer presión contra potenciales competencias, dado que su oferta acapara más del 90% del marcado y el público se alinea por sí solo ante la falta de alternativas”.
Y es que ambas empresas juntas son el combo perfecto: la promotora más grande del mundo -con los contratos de exclusividad con artistas más valiosos de la actualidad- y la boletera mejor posicionada del planeta. Juntos producen 40,000 eventos alrededor del mundo y venden un promedio de 485 millones de boletos al año en condiciones normales; además, poseen o arrendan en exclusiva más de 300 lugares en todo el mundo, mucho más que cualquier otra promotora o boletera.
Joe Berchtold intentó defender ambas empresas, aludiendo a que la mayoría de los casos presentados en su contra fueron originados por fallas técnicas y errores humanos aislados, respuesta que los senadores recibieron con escepticismo.
De manera particular, la senadora Marsha Blackburn le respondió que ”es inverosímil que una empresa con un poder financiero, técnico y logístico siga teniendo errores de esa naturaleza con tanta frecuencia”.
En el apartado dedicado a analizar si Live Nation y Ticketmaster realmente tienen rivales en Estados Unidos, Jack Groetzinger, director ejecutivo de SeatGeek, declaró que los venues temen firmar fechas con promotoras y boleteras independientes por miedo a que el monopolio las penalice y nos les programe más fechas.
Y que aún así, cuando aceptan calendarizar fechas fuera del radar de Live Nation y Ticketmaster, estas se llevan un porcentaje de uso de suelo de los lugares que tienen clausula de exclusividad.
Finalmente, también se citó a bandas y artistas independientes que se ven obligados a trabajar con Live Nation y Ticketmaster. Entre ellas, Clayde Lawrence, lider de la agrupación Lawrence, comentó que a menos de que seas un acto ultra mainstream, el resto de proyectos musicales deben conformarse con las migajas que les quedan de las utilidades totales:
”Pongamoslo así: si el costo promedio de un boleto para un show pequeño es de 30-35 dólares, Ticketmaster y Live Nation se quedan con 28-30 de ellos, lo que nos deja con 5-7 dólares de ganancia por boleto. De ahí tenemos que darle su parte a cada miembro de la banda, del staff técnico… Es una burla lo que cada quien recibe pero no hay muchas otras opciones”.
El punto más álgido de la sesión llegó cuando varios senadores propusieron que se disuelva la alianza entre Ticketmaster y Live Nation, algo que ha ido tomando fuerza durante los últimos meses y que se podría discutir más pronto de lo pensado.
Recordemos que en México también se amagó con el inicio de un proceso legal en contra de OCESA y Ticketmaster; sin embargo, lo desestimó ante la defensa de ambas empresas que también se justifican en problemas técnicos y errores humanos.