El 7 de noviembre del 2016 falleció Leonard Cohen, quien fue por mucho uno de los más grandes artistas del siglo XX, su legado poético, musical y creativo, persististe inspirando a muchísimos nuevos músicos a tomar una guitarra, escribir lo que sienten, e intentar, si no a cambiar el mundo, hacerlo un lugar mejor y por eso su obra es imborrable.
Estos tres discos que exploraremos son un legado infinito de aquel gran poeta que forma parte de la cultura popular, indeleble e inalterable, tres facetas diferentes pero igual de excepcionales que llevaron a Cohen a dejar los cimientos de una carrera espectacular y llena de momentos vulnerables y rebeldes.
Songs of Love and Hate (1971)
Songs of Love and Hate es el disco más Leonard Cohen que podemos escuchar de él, posee un abismo de letras impresionantes que tratan sobre dos de los temas que más experimenta cualquier ser humano: el amor y el odio. Creo realmente que esta obra presenta a Cohen en su mejor momento. En realidad es una declaración aislada hacia el resto de la humanidad a través de imágenes, sonidos y metáforas emocionales devastadoras, pero bellas: esperanzador al escucharlo para abrir portales internos. Es un disco extraordinario.
I’m Your Man (1988)
El trabajo de Cohen en los años 80 en I’m Your Man fue una declaración artística casi perfecta de uno de los mejores poeta músicos de esta década, nos mostró su facilidad para crear synth-pop y techno-pop sin caer en el cliché. Evidentemente están ahí sus guiños como compositor adaptándose a las épocas modernas sin perder la esencia.
You Want It Darker (2016)
Probablemente, su mejor trabajo vocal y la última contemplación de la inmortalidad que nos dejó como regalo en los últimos años de vida, envuelto en un sentido de finalidad y hasta de premonitorio similar al Blackstar de David Bowie. You Want It Darker destaca como el equivalente musical de su carrera misma; un destello al valor de las relaciones dañadas interpersonales, votos cumplidos y promesas incumplidas del contador emocional preeminente del autor de algunas de las canciones populares más bellas y oscuras al mismo tiempo: la despedida de un balance perfecto en este mundo. Y en el siguiente, quizá.