Encarnando la hiperfeminidad, el balletcore está inspirado, literalmente, en los trajes de las bailarinas y sus effortless looks de ensayo. Es una tendencia que está influenciada por los colores, siluetas, telas, texturas y detalles que se encuentran en la totalidad del look. Y claro como todas las tendencias, el balletcore no tiene que ser llevado tan literal, es lo que haces con los elementos que la componen y se puede reinventar de muchas maneras.
A estas alturas, hay muchas imágenes icónicas de la moda que han quedado grabadas en nuestra conciencia colectiva y que quizás ni siquiera identifiques con esta tendencia, por ejemplo el look que usa Sarah Jessica Parker en el inicio de Sex and The City. Esa falda de tul blanca con una camiseta sin mangas rosa. O más reciente, Sydney Sweeney en un episodio de la última temporada de Euphoria, incluso Harry Styles abrazó esta tendencia en la portada de su último disco Harry’s House. Y por supuesto no olvidemos el revival absoluto que tuvo cuando salió Black Swan con Nathalie Portman en el 2010.
Y claro, al igual que todas las tendencias de la moda, sus orígenes se remontan más allá de los inicios de TikTok. Chanel en 1932 hizo vestidos de tul inspirados en la producción Cotillion Ballet. Después en la década de 1960, las ballerinas fueron adoptadas por íconos como Twiggy y Jackie Keneddy. Y recientemente Vivienne Westwood se adentró de lleno en el mundo del ballet creando trajes para el Ballet Estatal de Viena en 2013 en lo que fue una interpolación ecléctica de tartán con vestuario de ballet.
Y como todas las tendencias, el balletcore ha regresado, siendo una de las más fuertes para esta y las futuras temporadas. Lo hemos visto en Miu Miu, Zimmermann, Ashley Williams, Cult Gaia, Paloma Wool y por supuesto, las líderes de esta tendencia, Simone Rocha y Molly Goddard quienes más bien han hecho de ella su base principal de todas las colecciones. Aquí te dejamos algunos looks para que te inspires y también adoptes esta tendencia.