Es increíble la coincidencia; tuvieron que pasar seis años para que el sexto álbum de M.I.A. saliera a la luz. Desde el AIM (2016), no había tenido tanto reflector quitando sus singles donde aparece junto a Travis Scott y Young Thug. Y uno pensaría que en esos seis años de espera entre disco y disco servirían para potenciar y levantar la vara, ¿no? Porque cada álbum es una nueva y diferente manera de ver el mundo a través de los ojos del artista. Bueno, pues con MATA (2022), el nuevo LP de M.I.A. no fue para nada así.
MATA (2022) presenta un total de 13 canciones que, en conjunto, duran apenas la media hora. Lo cual es curioso, porque comparándolo con los trabajos anteriores, no es ni la sombra en duración de lo que fueron. Y es extraño verlo de esta manera, porque posiblemente estamos presenciando la caída de una de las voces contestatarias más importantes de la música en la última década. Y meto la “palabra” extraño porque así se siente saber que ΛΛ Λ Y Λ (2010) y MATA (2022) son hechas por la misma persona.
La libertad es un estado mental
Parece que con el paso de los años, M.I.A. fuese perdiendo inspiración y motivación. Conforme fue lanzando discos, cada uno se sentía más distante uno del otro, haciendo notar un flujo de trabajo difuso. Si bien Matangi (2013), que siguió al ΛΛ Λ Y Λ (2010), mostró una recepción más aceptable por los fans y la crítica, ha dejado que desear. Porque igualmente el AIM (2016) tuvo una crítica fuerte y pesada, y uno pensaría que gracias a esto los trabajos posteriores tendrían un poco más de calidad, y mensaje, que fue lo que caracterizó a M.I.A. en un inicio, pero no fue así.
MATA (2022) no logra absolutamente nada hablando de reflexión. Porque la música de M.I.A. nos hacía pensar, contemplar el mundo en el que estamos parados y reflexionar sobre la situación de éste. El contexto sociopolítico y cultural era el plato fuerte en la música de la rapera de Sri Lanka, y aquí, si bien son temas tocados dentro de la lírica, deja más a la imaginación.
Pongamos de ejemplo las dos canciones que abren el disco: ‘F.I.A.S.O.M‘, partida en dos partes innecesariamente. Si bien el nombre es interesante -un acrónimo de “la libertad es un estado mental”- y propone una mirada retrospectiva, no termina de concretar la idea que aborda, dejándola a medias, y terminando en una pretención sin sentido que logra únicamente que MATA (2022) comience como un disco especulativo que no está seguro de sí mismo.
Ni será necesario meternos con cada canción de cada disco, porque hay poco por destacar. Finalmente, cerrando el disco, encontramos ‘Marigold’, una suerte de “himno hippie” donde M.I.A. no parece estar convencida de su mensaje. “El mundo está mal, pero tiene que pasar un milagro para salvarse”. Esto no es un mensaje revolucionario, es uno conformista y que no llega a nada, ni siquiera a lo especulativo.
Parece que después de tanto ataque y opinión intolerante hacia las vacunas, M.I.A. ha estado enterada de cómo segregó a su público y está haciendo lo posible por mantener a flote el barco, un barco que se ha ido llenando de agua desde el lanzamiento de AIM (2016). MATA (2022) fue un gran iceberg que hizo un agujero en la parte lateral del barco. Afortunadamente, muchos tripulantes bajaron antes del desastre.
Si bien, MATA (2022) tiene mensajes difusos, inconexos y que buscan ser aceptados a como dé lugar, no podemos dejar de lado que M.I.A. no pierde oportunidad para mencionar y hablar sobre las injusticias del mundo, así como tocar temas de geopolítica, de historia y sociales para llevarlos al plano musical. Además, la estética visual, así como la producción de MATA (2022) rescatan las mejores partes de su composición en los primeros discos de estudio como Arular (2005) y Kala (2007).
La lucha por los derechos humanos es un tema recurrente en el arte; ya hemos visto recientemente protestas con sopas de lata y pancartas en nuestro país. Me atrevería a decir que la protesta es el motor de la mayoría de los artistas, un motor que no va a descansar hasta ver y/o sentir que un cambio está hecho, porque significa haber llegado a su propósito. Pero M.I.A. se ha ido cansando paulatinamente hasta estar casi casi por salir del camino. Y es triste que una de las voces contestatarias de los últimos años esté perdiendo la inspiración disco tras disco, pero no podemos hacer nada al respecto.
Espero y le rezo a quien sea por volver a tener a esa M.I.A. de la que nos enamoramos en el ΛΛ Λ Y Λ (2010) y en el Matangi (2013), porque la M.I.A. de MATA (2022) resulta una para nada convincente, nada propositiva, y nada consiste. MATA (2022) es un disco hecho por hacer, sin origen, manifestación, motivo ni propósito. Si bien, es “divertido” de escuchar por sus vibras gamber y la existencia de sonidos que rinden homenaje a Asia y Sudamérica, no podría estar más distante de lo que M.I.A. creativa y arriesgada alguna vez fue.