El indie Let’s Build a Zoo finalmente dio el salto a consolas después de un año de su llegada a PC, para dejar a uno crear todo un zoológico de ensueño o toda una verdadera pesadilla administrativa.
Los títulos de construcción y administración de recursos por su naturaleza microadministrativa tienden a ser imponentes, pero Let’s Build a Zoo logra que uno no llegue a sentirse abrumado sin tener que estar llevándonos de la mano explicando o señalando a cada rato las mecánicas de juego.
En cuanto al estilo visual aquellos que adoran el diseño de arte pixel a la Zelda: A Link to the Past amarán como luce Let’s Build a Zoo, aunque no esperen el uso de animaciones o acciones complejas en los animales – la falta de complejidad gráfica la compensan con infinidad de variedad de animales, tanto reales como genéticamente modificados, por lo que en algún punto uno terminará criando a una jirafa con cabeza de cocodrilo.
Después de un breve tutorial que se limita a mostrarnos como crear un habitad y a poner a un animal en él, somos dejados a total libertad de cómo queremos esculpir nuestro zoológico. Los animales los podemos “recatar” de albergues – que a fin de cuentas hay que paga por ellos – o hacer trueque con otros zoológicos que buscan alguna variedad en específico. Una vez puestos en sus hábitats, la gente comenzará a llegar al zoológico para contemplarlos.
La meta es simple, mantener a los animales y visitantes contentos mientras uno hace dinero, siendo en esencia la única forma de “perder” si uno se queda sin dinero por mala administración. Aquí es donde entra el sistema moral, uno puede recurrir a medios éticos y responsables del medio ambiente, explotar al máximo a los animales sin tener el más mínimo cuidado del medio ambiente o ir por algo a medio camino; alterar “estratégicamente” la comida de los visitantes, engañarlos para que gasten más mientras al mismo tiempo uno procura a los animales y se busca usar energías limpias.
Que tan poco es tan flexible el sistema ya que bloquea ciertas tecnologías a cuantos puntos negativos o positivos de moral tiene uno – así que llega un momento en que debemos decidir hacía que camino dirigirnos por completo. Lo que también incluye ciertos momentos de “historia” en los que uno sí o sí debe tomar una decisión; aceptar la oferta de adquirir un animal exótico de un contrabandista o reportarlo, optar por disfrazar a gansos como pavorreales o donarle dinero a “eco-terroristas” para que compren un tanque – cosas que además de dejar ver el humor del juego pueden desencadenar una bola de nieve y terminar en una tragedia económica para el zoológico, por más insignificantes que parezcan al principio estas decisiones.
En lo que sí falla un poco Let’s Build a Zoo es en la adaptación de los menús para los controles de consola dada la cantidad de cosas que uno puede microadministrar. Y aunque no es un juego gráficamente demandante, la cantidad de animales y gente merodeando en el zoológico puede llegar a afectar el desempeño – en Xbox One tuve problemas al estar en el DLC Dinosaur Island (que se vende por separado en la versión digital), la navegación se volvió lenta y a veces los menús no aparecían a la primera, mientras que en el juego base el cursor tiende a desaparecer y al menos una vez la pantalla se fue a negros.
Let’s build a Zoo ofrece todo lo que uno puede esperar de un simulador de construcción y administración con el extra de poder crear especies híbridas y en caso de adquirir el contenido descargable, hasta tener nuestro zoológico de dinosaurios. La desarrolladora Springloaded y No More Robots crearon algo en lo que uno definitivamente puede pasarse horas.