Hay una historia de amor latente entre Argentina y México. Desde la relación climático de los ídolos de cada país hasta el intercambio de bandas y artistas. Uno de estos casos es el de Bándalos Chinos, una precoz banda con una precoz carrera que ya está adentrada en el consciente colectivo de México.
Esta es una historia que se remonta a hace cuatro años y que ahora ya se consagran como nuevas promesas, y fuertes, el pop en su natal Argentina y en nuestro territorio. Y con tal razón, porque desde su surgimiento hace poco más de cinco años, Bándalos Chinos no ha parado de trabajar: Del estudio a los escenarios y de vuelta al estudio.
En apenas cinco años, han creado himnos del pop emergente en Argentina y todo eso ha marcado una evolución ya calcada en su discografía y personalidad. Esto lo notamos en El Big Blue (2022), su nuevo disco donde la naturalidad, las esencias humanas y la confianza juegan un papel importantísimo.
Vámonos de viaje
Empecemos hablando de El Big Blue (2022), su más reciente disco. Me resulta muy interesante la manera en la que lo grabaron, tocándolo en vivo, tocando cada instrumento en simultáneo y en una sola toma. ¿Fue complicado grabarlo de esta manera?
“Fue una experiencia muy particular, es algo que nos hace viajar en el tiempo. La propuesta surgió por Adan Jodorowsky, es nuestro productor, y lo ha sido en nuestros últimos tres discos. Siempre busca incomodarnos, llevarnos a lugares fuera de nuestra zona de confort. Es solamente dejar que la música fluya quitándote esas limitaciones”.
Y me imagino que fue un poco frustrante, ¿no? Que alguien tuviera un ligero error y hay que regrabar todo.
“Síii, sobre todo. Pero hemos tenido muy buena química desde siempre, fueron pocas tomas en cada canción. Es cierto que está ese miedo de no poderla cagar porque todo se estaba grabando. Además Adan nos comentó que ‘no había cintas para tantas tomas’ y esto nos presionaba más. Fue una grabación muy a la vieja usanza”.
Ya hablando del sonido y líricas de El Big Blue (2022), directamente se nota una banda más madura y consolidada que en trabajos anteriores como el Bach (2018) y el Paranoia Pop (2020). ¿Cómo lo ven ustedes?
“Completamente. Ha cambiado bastante. Recuerdo mucho cuando grabamos el Bach no conocíamos ni siquiera a Adan en persona. Y ahora varios años después, habiendo ido ya dos veces al Sonic Ranch entendíamos mejor de qué iba a ir la situación, más aclimatados. Con el recorrido que hemos tenido pudimos darle un poco más de contexto y profundidad a lo que hicimo en El Big Blue. Se creó una confianza entre todos y Adan que se nota muchísimo en este disco”.
Claro, porque lo veo hasta en la portada del disco. Donde antes eran diseños gráficos muy bonitos, en este es una fotografía de toda la banda en distintas tonalidades de azul. Me da la impresión de ser un álbum más personal, más real y consolidado.
“Este disco tiene algo de madurez, sí, pero siento que hay algunas canciones donde retomamos sonidos clásicos, de los que usamos hace años. Y de la portada, nos gustó la idea de generar un registro del momento, porque fueron canciones que se grabaron en un mismo día. Por eso nos pareció interesante reflejar eso en el arte gráfico del disco; estuvo Manuel Mancilla, un amigo fotógrafo de Chihuahua, y nos tomó fotos en la parte trasera del Sonic Ranch”.
Checando las fechas de lanzamientos de sus discos, me percaté que han sacado un disco cada dos años, y que en ese intermedio se la han pasado de gira. ¡Ya descansen un poco!
“Ahora estamos un poco más relajados, estamos en Los Cabos, pero no es un plan de relajación. Andamos trabajando en algo que pronto verán. Pero sí, a lo que dices, al primer país que fuimos fue a México, y ahora es maravilloso ver cómo en países como España, Francia, toda Sudamérica nos reciben con un cariño enorme”.
Me acuerdo de aquel lejos 2018, cuando su canción ‘Vámonos de Viaje’ fue la seleccionada para musicalizar el anuncio del cartel del festival Catrina, en Puebla. Me acuerdo en ese entonces que yo no conocía su música, ni muchos de los asistentes habituales del festival, y gracias a esa canción se hicieron muy conocidos en México. Para mí, ese fue el inicio de su amor por nuestro país. ¿Coincidimos o hubo algún otro momento?
“El punto de inflexión fue ese, y el disco Bach (2018), fue una gran apuesta para nosotros en general. Estábamos acostumbrados a grabar en estudios rentados, y hacer toda la producción de una manera más hogareña, y para ese disco dijimos ‘bueno, ya está, salgamos del país a grabar este disco’, y se logró. Recuerdo cuando llegamos a ese festival Catrina en México, definitivamente fue el puntapié inicial en el país”.