La dupla regiomontana Plastilina Mosh, conformada por Alejandro Rosso y Jonás González (Jonaz), regresarán a los escenarios el próximo 10 de julio como headliners del Día 7 -Eleven Fest, un festival emergente en Monterrey, Nuevo León.
El evento se realizará en la emblemática tienda de la rotonda del TEC ubicada al sur de la ciudad, en el que la agrupación compartirá talento con Dany y Dary además de Espejos Rotos y Little Jesus.
La cita es el 10 de julio de 2022 a las 7:00 de la tarde. Será la primer escala de Plastilina Mosh tras anunciar su regreso después de su separación en 2018. Por lo que después de este evento se presentarán en Tecate Bajío, y otros eventos que anunciarán próximamente.
Sumido en la cultura del meme y el shitposting, en la cual todo lo que carga con tintes de -seriedad- termina por resumirse al límite con la intención de mostrar su ridículo, un álbum distinto a los demás ha tenido un resurgimiento importante en la forma en cómo se aprecia dentro de la historia. Aquamosh (1998) de Plastilina Mosh, pasó de ser aquel extraño material que empezó a asomarse a principios de la década pasada en las discusiones cibernéticas sobre el mejor álbum en la historia de la música rock-pop mexicana, para, en un par de años, reinar en la conversación.
En su momento, muchos clasificaron al material bajo un lente -retro futurista- sin darse cuenta de que de -retro- no tiene nada y que más bien logró dar muestra de un futuro al cual aun no llega la industria musical nacional. Cargando con un carácter valemadrista, el álbum es una clase magistral de experimentación musical basada en el disfrute y las risas de dos jóvenes que apenas pasaban los veinte años de edad, interesados en romper con todos los prejuicios y barreras musicales, creando un álbum dentro del cual mezclaron de todo y en el cual toda forma de expresión es tratada con el mismo valor. Es sencillo darse cuenta del porqué los melómanos conectan tan fuertemente con este duo procedente de Monterrey, Nuevo León.
Una banda integrada por dos músicos virtuosos que hicieron uso de su talento para producir lo que les diera la regalada gana, entre ello burlas que hoy podrían clasificarse como bromas memeras a la industria y al deber ser de una escena de música rock tradicional. Ellos debutaron con un álbum que los muestra apropiándose del jazz-bebop, el ambient, bossa-nova y la música de mobiliario para fusionarla con un punk-rock agresivo, sampleos de música disco, detalles industriales, un rap basado en la ironía más que en la protesta, ruidos de ballenas, muchas mujeres cantando en francés, una pizca de Rubén Albarrán balbuceando en japonés y diálogos ridículos tomados de Tiburón 2 (1978).