Música binacional directo de la raíz de Adrián Quesada de Black Pumas, Boleros Psicodélicos (2022)

// Por: Oscar Adame

lun 13 junio, 2022

Por: Diego Vázquez

El famoso cantautor Adrián Quesada, co-fundador de Black Pumas, presenta un álbum fiel a su esencia musical híbrida. Un hombre de frontera, el también guitarrista y productor tejano enaltece sus raíces e influencias binacionales en este álbum, utilizando al bolero para combinarlo con rock psicodélico.

Conformado por 12 canciones en los cuales incluye colaboraciones con artistas consolidadas y talentos emergentes, voces experimentadas como las de Gaby Moreno,  Mireya Ramos, Marc Ribot and Money Mark, Girl Ultr , Natalia Clavier o Ile ( ex vocalista de Calle 13), Boleros Psicodelicos es un material que se mantiene firme gracias a la fuerza femenina y bajo esta narrativa se invierte y se incita al discurso de la composición con voz de precursoras de  mujeres boleristas como Olga Guillot o María Luisa Landín. 

Si bien, este disco llegó como una epífanía y la idea de procrear este disco que permaneció en su cabeza durante una década, Boleros Psicodélicos (2022) es más que un disco de canciones de despecho y canciones románticas. Es la idea de retomar el bolero y llevarlo su máxima expresión, para trasladarlo de vuelta a la música hispanohablante con fusión de géneros.

Una inquietud de nacimiento

En esta producción, Quesada reinterepretó ‘El Muchacho de los Ojos Tristes’ de Jeanette o ‘Esclavo y Amo’ de Los Pasteles Verdes, conjunto peruano de los años setenta , quienes fueran pilares de la balada romántica.

Hace unos años, el artista nos había sorprendido con Look At My Soul: The Latin Shades Of Texas Soul, un álbum que muestra las delicias del soul que se gestaron durante la mitad del siglo XX en Texas, Estados Unidos, donde se dio una mezcla musical con la influencia de comunidades afrodescendientes, música regional mexicana, mariachi y cumbia. 

Entonces el ex miembro de Grupo Fantasma, aligeró las maletas para presentarnos una caja de recuerdos sonoros que goscilan entre el bolero, glam y la psicodelia sesentera. Donde rescató de los escombroros estos géneros, y los hizo propios con su estilo. 

Lo que creó el músico fue fabricar melodías a partir del recuerdo y cariño  por  las canciones de amor de los años sesenta y setenta, arregladas orquestalmente con una desfatches y aire deshinibido. Este reciente material es dicho en otro sentido,  un catálogo de baladas que de lejos suena como una vieja cinta de casette que ha fue rebobinada por Adrián Quesada. 

Canciones que hoy representarían un escaparate de la diversidad musical del continente americano y del folclore. Es una especie de antología pare reveindicarse con la música popular en el que los sonidos son unidos por un mismo continente. 

De boleros y otras musas 

“Mentiras con cariño” tema con el que recibimos el  disco, exalta con la furia de la voz de la cantante Puertorriqueña Ile , en el que Ileana Mercedes Cabra , hermana de Eduardo Cabra y René Peréz ( Residente) , toma las riendads en la canción. Con sinidos de la balada de los sesenta le canta a la mentira en el amor. 

Gabriel Garzón-Montano canta con peculiar estilo ‘El Paraguas’, remontándonos a canciones de los Ángeles Negros, siendo esta la principal referencia de Quesada para crear dicho álbum. Destacan el sintetizador sesentero que hace sonar durante todo el tema. 

La cantante Angelica Garcia se vuelca en la desesperación de la turbulencia del amor en ‘Ídolo’, resalta por su canto , para declararle su gusto por un hombre. Mientras que en la pistas instrumentales ‘Hielo Seco’, las guitarras eléctricas se conjuntan con el ritmo del guiro.

En ‘Tus Tormentas’ se conjugan con  sintetizadores, guitarras acústicas y violines que consiguen amplificar el dolor causado por desamores. Un tema para aliviar el sin sabor que deja a veces, los estragos del amor. 

Al final, Boleros Psicodélicos (2022) es un álbum que enmarca a la voz femenina en canciones que recobran el bolero , donde la desdicha también está presente en la balada y otros géneros que suenan ahí. Quizá, Quesada retomó el título en que el amor puede ser un alucinógeno.