Existen destinos que no tienen otra opción más que alcanzarnos. Eso es el nuevo EP de Girl Ultra: aquello que empezó como una declaración erótica a los 1485 kilómetros que conforman el otrora DF -recitada en la última canción de su álbum debut- alcanza su máxima en esta oda a la memoria de los lugares que vieron su despertar artístico, intelectual, romántico y sexual.
De la calle Colima en la Colonia Roma, a La Portales; pasando por la librería Tres Cruces y los Discos Chowell, de Coyoacán al Pedregal, el corazón de Nan de Miguel se queda en el Under (el sur te saca la maldad). Y también existen los destinos a los que uno corretea: el House, la música para bailar… Un poder “macabro’” como dice ella, para controlar a las personas a través del beat. No teme a traicionar a los adjetivos de la prensa que la catalogan como La Reina Del R&B con tal de revolucionarse.
El aburrimiento no es opción en esta ciudad a la que solo se puede sobrevivir si se entiende desde el caos. Algunos lo ven como una transformación radical; pero ella sabe que El Sur es un paso natural en su carrera, casi como regresar a las bases. Y mientras Insurgentes colapsa y sus habitantes aguardan el fin del mundo, la única alternativa ante los tiempos violentos es: querernos.
Bienvenido al universo Girl Ultra y a la plática que tuvimos sobre este material que marca el fin de una era y el inicio de otra.
Para muchos artistas, la pandemia representó una oportunidad para valorar los shows en vivo y replantear su desempeño sobre el escenario… ¿Cómo te has sentido en este regreso a los conciertos con esta gira que ya te llevo a Sudamérica, te tiene recorriendo México y en unos días te va a llevar a Estados Unidos?
El cambio ha sido muy abrupto entre estar quieta y de un momento a otro regresar al movimiento, a la locura y al ruido; pero era necesario luego de dos años de pruebas y errores, de hacer música, desechar ideas y crear nuevas… Todo para llegar a la expresión final que es compartir las canciones con la gente.
Crear un vínculo y que no solo sea para perderse en el algoritmo de las reproducciones. No hay nada como vivir la reacción humana ante algo que hiciste. Canto, bailes o lo que sea que dé un indicio de que no estamos solos. No voy a mentir: al principio me sentía oxidada; entonces, reconectarme al mismo tiempo que lo está haciendo el público está muy chido’,
¿Sientes diferencias en el comportamiento del público pre-pandemia respecto al que estás viendo ahora?
Sí, totalmente. Es muy raro porque yo regresé a dar conciertos en enero y al principio como que a la gente le costaba hasta interactuar entre sí, como si hubiesen olvidado las convenciones sociales para convivir con otros. Ya con la euforia del show la respuesta se intensifica paulatinamente hasta que todo se vuelve una locura. En las últimas fechas sí he podido notar una energía que solo se daba en las mejores noches pre pandemia. Creo que ellos también valoran lo que perdieron’.
Algo que se me hace muy chido de esta gira en particular es que estás yendo a ciudades que generalmente no están en el radar de los artistas, como Tlaxcala y Torreón; y yo sé que por ahí hay un tema de booking también pero, ¿es algo que tú planeaste desde el principio o solo se dio?
No sé si diría que lo planee pero definitivamente es algo considero a la hora de trazar el tour. Yo voy a cualquier lugar donde requieran mi música. Para mi no hay diferencias entre tocar en un club madrileño o un bar en Nueva York o el Indie Rocks que hacerlo en un pub de Talxcala, porque la gente hace su esfuerzo por pagar un boleto y asiste con la misma devoción. También es emocionante porque muchas veces, esas ciudades que no son asiduas a la hora de armar la ruta de la gira son las que ofrecen las experiencias más extrañas y estimulantes.
No siempre son asistencias masivas pero si haces bien las cosas, esas 20 personas se convertirán en 40 y luego en 60… Es una manera muy orgánica de ver tu crecimiento como artista. Incluso yo lo experimenté como público cuando mi mamá nos llevó a mi hermano y a mi a vivir a Tabasco, donde realmente no pasa casi nada en cuanto a eventos culturales; así que cuando teníamos la suerte de estar en el camino de alguna obra de teatro o espectáculo del tipo que sear, lo valorábamos el doble.
Para dar el salto del tema de los conciertos al estreno de tu nuevo EP, en otro especio vi que comentabas las diferencias entre la satisfacción que brinda cantar en vivo que pinchar desde la posición de DJ; y ahora que tu material se edifica sobre las bases de la música Dance, me gustaría preguntarte –en términos técnicos y de performing-, ¿qué tanto se distancia el interpretar un tema de R&B a uno de House?
Es que en el R&B es imposible no ser la protagonista y yo quería algo diferente esta vez. Tener la posibilidad de escudarme un poco en mi banda y de repente salir y soltarte tres mantras súper contundentes, bajo esta idea, digamos, macabra, de ponerte a bailar sin que sea necesaria mi presencia constante sobre el escenario.
Es la base de la música electrónica: volverlo ceremonial. Y mientras el R&B tiene una narrativa más lineal; el House es animal, ilógico a ratos. Y también me gusta que la música electrónica tiene más oportunidades de generar empatía con alguien que no conoce tu propuesta porque no hay discurso de por medio, basta con que sus pies respondan al beat para que se genere un puente entre las dos partes’.
Algo que me gusta mucho de tu proyecto y no solo como periodista sino también como público, es tu amor por la Ciudad de México. Y sé que no es de dientes para afuera porque te has encargado de demostrarlo hasta el cansancio; y creo que por unas o por otras, tus shows en el DF siempre marcan tu evolución musical: desde aquel Boiler Room, el show que resultó la última noche en la historia de El Imperial, el set en el Ceremonia, el de Galera y las fechas que se vienen en el Indie Rocks. ¿Cuáles son tus sensaciones ahora que vas a presentar El Sur como concepto y como sentimiento ante tu público?
No me preocupa porque más que un concepto, es vivencial. Yo crecí en todos los lugares de los que se hace mención en mis canciones. Y todo parte de quererle dar una localización geográfica a mi música en el espacio tiempo: el Sur de la Ciudad de México. Y tienes razón: mis shows acá siempre son el parte aguas. Nunca lo había pensado.
El verdadero inicio del ciclo. No lo parece pero uno va reconociendo a la gente en los conciertos y de repente noto que hay personas que me siguen desde que era parte de una banda hasta ahora, como solista con varios años de trayectoria. Me emociona mucho mostrar el nuevo material y al mismo tiempo transicionar mi repertorio previo al diseño sonoro que requiere la identidad artística de El Sur. Para mi es muy especial regresar luego de casi tres años de ausencia.
Recuerdo un tuit tuyo de finales del 2020 que literalmente solo dice ‘’R&Boring’’, y puede ser que para la mayoría de la gente haya pasado desapercibido pero para mi fue la señal de que estabas a punto de dar ese salto que siempre quisiste: hacer un disco de House con influencias Post-Punk. ¿En qué momento te diste cuenta de que no te apetecía seguir con el R&B para darle continuidad al proyecto?
Creo que fue gradual. O sea, sí llegué a escuchar R&B pero no fue la música con la que crecí o la música que me motivó a dedicarme a esto. Simplemente fue labrar un camino que me diera la madurez y la sabiduría como compositora para finalmente abordar lo que eventualmente se convirtió en El Sur. También tuvo mucho qué ver que empecé a frecuentar amigos con las mismas inquietudes, amigos que me ayudaron a salir del bloqueo y la sequía a la que me enfrenté en la pandemia y con quienes organicé un camp en la playa que tuvo como única regla no hacer R&B. Y efectivamente: nadie hizo R&B, y en su lugar salieron rolas de Bossa Nova, Funk… De hecho <<Punk>>, la rola con Little Jesus, salió de ese viaje.
Me he sentido muy acompañada por esos amigos en esta transformación. Y tampoco podemos perder de vista que históricamente el R&B y el House se han nutrido mutuamente de nuevos impulsos. Yo quería hacer vocales grabados para el track, no edits. Dejé que los años de compartir música con papá rockero me alcanzaran… Y también me alcanzaron mis días como DJ, que fue como empecé en esto. Es muy cruel decir que el R&B me aburrió pero no podía permitir que Girl Ultra hiciera otro disco así. Habría sido una condena sacar más material en 95 bpm, con lay back, west coast shit… Simplemente ya no daba para allá.
Quise recordarles -y recordarme- que las texturas y los colores de mi proyecto son muchos y que lo mejor es explorarlos. Incluso desde la perspectiva del business: la industria me tenía muy encasillada en el R&B que, querámoslo o no, es un nicho corto y yo quiero llegarle a nuevas personas; entonces, si están acostumbrados a meterme en las playlist de R&B, ¿qué harán cuando saque una rola de Rock o de House o de Post Punk? ¿En dónde me van a meter?
Lo cual me parece muy cabrón porque el hecho de que tú, la artista a la que los medios han nombrado hasta el cansancio como ‘’La Reina del R&B en español’’, diga abiertamente que ya se cansó del R&B habla de tu valentía como artistas. Me recuerda un poco a cuando a Bowie le preguntaban que para cuándo hacía la segunda parte Young Americans y él respondió que sólo puede hacerse un buen disco de Soul y lo mejor es abandonarlo después… Ahora que salió El Sur, muchos de tus colaboradores empezaron a hacer mención d él en Instagram y particularmente me llamó la atención lo que dijo Kidziee sobre el hecho de que vivieron juntos un año para construir este EP y que eso los orilló a momentos de mucha presión, lo cual me remontó a otro tuit tuyo que hiciste en pleno proceso de Nuevos Aires en el que dijiste que llegaste a considerar la posibilidad de enlatar el proyecto y pasar a otra cosa. ¿Te pasó con El Sur?
No, jamás. Con Nuevos Aires lo consideré porque era mi álbum debut y nadie te enseña a hacer un disco. Es un camino complicado que puede ser desgastante y a ratos desmotivador por todo lo que implica. Yo creo que la diferencia sustancial fue que para Nuevos Aires me predisupese a que todo lo que hiciera se volvería parte del disco; y para El Sur sí me permití experimentar y desechar material. Simplemente quería hacer música, juntarme con quien llegara y después decidiría el destino de esas maquetas. Eso me dejó explorar la versión más cruda de mi faceta como compositora porque antes era más insegura, tenía 20 versiones de todo y el proceso de autoconvencimiento era eterno.
Ahora dejé que todo fuera más salvaje. Cuando Kidziee se vino a vivir a mi casa, era despertar, desayunar juntos y pensar en la construcción de las rolas: <<¿Qué tarola vamos a usar para tal cosa?>> <<¿Cómo encajamos esta referencia en tal rola?>>. Era muy chistoso porque a veces no teníamos descansos y no nos dábamos cuenta; entonces bajábamos por un café y volvíamos para seguir trabajando. Fue muy chido crecer y aprender juntos mientras fortalecíamos nuestra amistad. Y es importante para mi porque nunca me ha gustado ver la música solo desde lo netamente profesional: para mi es importante tener un vínculo afectivo. Es algo que admiro de Bjork y sus colaboradores cercanos que pueden estar veinte años desarrollando un proyecto y no se cansan porque lo hacen con cariño’.
A propósito de esto que relatas sobre hacer canciones y después ya averiguar qué hacer con ellas… ¿Qué pasó con las famosas veinte canciones que hiciste con Chromeo?
Eso llegó cuando estaba a la mitad de la producción de El Sur. Dave me llamó y nos encerramos un par de semanas. Y no es por spoilear pero todo ese material se va a convertir en un disco colaborativo 100% producido por Chromeo. Debo ser honesta y aclarar que es algo que se va a cocinar a fuego lento, por lo que no creo que salga algo pronto; pero eventualmente van a tener noticias de eso.
Hablabas de mantras más que de versos en la lírica de una canción de House, y me interesa retomar esa parte porque la bravura de ciertas líneas en El Sur e incluso de Nuevos Aires me recuerdan a la obra de Alejandra Pizarnick y de Silvia Plath. ¿Existe una influencia real o es solo coincidencia mía?
Es chistoso porque Pizarnick es de mis poetas favoritas y Silvia también me gusta mucho. Sus textos me gustan porque generaron frases muy directas y entrañables, casi como punturas que encarnan un sentimiento. Las dos son fatalistas para abordar sus sentimientos y a veces creo que también soy así, tal vez no a ese nivel jajaja, pero sí las leo y supongo que consciente o inconscientemente alimentan mi forma de comunicarme.
La siguiente es una pregunta que le hago a todos los artistas que entrevisto últimamente y tiene qué ver con una frustración que he detectado sobre una situación específica: un día te levantas con una idea, la escribes, le produces los instrumentales y los arreglos, te hypeas y la mezclas y la masterizas aún sabiendo que no verá la luz en dos o tres años o incluso que es posible que nunca salga. ¿Te ha pasado?
Sí, me ha pasado y más de una vez; pero creo que para bien o para mal eso ayuda a desarrollar una intuición para identificar qué canciones vale la pena seguir trabajando y cuáles no. Hay que aprender a dejar morir algunas ideas; y si de plano esa idea te tiene muy convencido y la llevas hasta sus últimas consecuencias aún a sabiendas de que no se publicará en el futuro cercano, debes dejarla reposar y pasar a otra cosa para que no te desenamores de tu propia creación y así la sigas valorando cuando ya vaya a salir, incluso si ya no estás en ese momento de tu vida.
Sobre todo si estás en un major label donde todo está calendarizado con meticulosidad. También pasa por un rollo de hábitos de consumo: antes salían tres o cuatro discos por mes y la gente tenía el tiempo de digerirlos y crear historia con ellos; ahora la oferta y la demanda es tan inmensa que todo está condenado al olvido’.
Sí, yo tengo la teoría de que jamás vamos a volver a tener ‘’la canción del verano’’ o ‘’instant classics’’ porque a la hora de viralizarse, las buenas canciones se escuchan a niveles tan enfermizos que no queremos escucharlas nunca más una vez pasado el hype.
Se han convertido en una patología. Y es que siempre existieron las rolas populares pero había lugares específicos para escucharlas: en la radio, en MTV, en el centro; pero ahora están, literalmente, en todo todo lo que hacemos. En lugar de generar un recuerdo lindo de esa canción, desarrollamos aversión por la música’.
Alguna vez te escuché decir que sí te interesaba que tu proyecto fuera exitoso a nivel comercial; pero que no al nivel de no poder hacer actividades cotidianas como ir por el pan o subirte al Metrobus. ¿Sigues pensando lo mismo?
Sí, y no creo que cambie porque las razones por las que hago música son muy lejanas a los deseos de grandeza. Obviamente es lindo el reconocimiento de la gente y la industria pero yo valoro más la satisfacción personal. Sobre todo porque soy una persona que aprecia fervientemente la soledad. De hecho sigo con la idea de tener una granja o una panadería cuando cumpla 45, 50… Para qué te miento.
Hablando del futuro: ¿has pensado hasta cuándo va a durar Girl Ultra? Digo, lo pregunto por artistas como Aurora que dijo que ella hará 8 discos y después se retira o el mismo Frank Ocean que dijo que 5 discos antes de los 30 y se iba de la música –aunque no lo cumplió- (Risas). ¿Tú le pusiste fecha de caducidad a Girl Ultra?
No, en absoluto. Yo vivo el momento y Girl Ultra va a durar lo que tenga que durar. Claro que a veces me seduce la idea de hacer música de esta manera hasta los 60 años si eso no compromete mi bienestar; pero prefiero no ponerme plazos ni metas ni deadlines.
Casi para terminar, hay una pregunta que últimamente le hago a todos los artistas que entrevisto y parte de una conversación entre Lorde y David Byrne donde dicen que están un poco hartos de lo que significa la industria en estos momentos porque se trata de todo menos de la música: se trata de Tik Tok, Instagram, estadísticas, prensa… ¿Tú qué opinas?
La verdad siento que es un declaración hecha un poco desde el privilegio porque casi podría apostar que sí, la mayoría de los artistas preferirían solo hacer música sin tener que cumplir con estrategias ni postear cada cierto tiempo ni en romperte la cabeza sacando contenido de entretenimiento; sin embargo, es parte del trabajo para poder vivir de lo que nos gusta.
Son herramientas, no el fin mismo; y más cuando no tienes una carrera de décadas que te sustente o un golpe de fortuna que te ponga en una posición donde no lo necesites. La verdad no es algo que me apasione pero tampoco me quita el sueño en medida de que encontré un lenguaje que me represente dentro de estas plataformas. Sí, a veces fantaseo con la época en la que la música era lo único importante pero de nada sirve lamentarse por algo que no nos tocó. Ya fue.
Desde el principio dejaste en claro que Girl Ultra era una y Mariana de Miguel era otra. Que Mariana había creado a Girl Ultra como un alter ego para hacer todo lo que Mariana no se atrevía a hacer. Han pasado los años y Girl Ultra ya no se siente solo como un alter ego sino también como un universo conformado por otras personas y elementos. Tú, que eres ambas, ¿cómo crees que se llevan en este momento de sus vidas?
Mejor que al principio, la verdad. Porque ahora ya no se sienten como versiones contrarias de mi sino como complementos, una de la otra. Ahora veo a Girl Ultra como la figura que expresa todo aquello que Mariana ya decodificó y procesó. Siento que ahorita ya llevan una relación amistosa porque concuerdan en mucho de lo que aspiran a comunicar.
Por como lo cuentas… ¿Crees que en algún momento no fue así?
No, no siempre fue así. Desde el hecho de dividir esas dos personalidades para encontrar el Santo Grial que era: aprender a hacer música, tener un proyecto, tener un disco… Fue un aprendizaje que eventualmente se volvió mutuo y creo que ya ni siquiera es un alter ego, simplemente es una parte de mi que sale en momentos específicos y estoy bien con eso.