Existen pausas que son siempre bien recibidas. En esta ocasión, Beach House se tomó cuatro años para traer un nuevo disco. Después del lanzamiento de 7 (2018) hoy podemos escuchar música nueva de la banda integrada por Victoria Legrand y Alex Scally. Once Twice Melody es el nombre del octavo álbum de estudio del dúo estadounidense de dream pop Beach House, un álbum doble de 18 canciones, presentado a través de cuatro capítulos.
En dieciocho canciones atemporales y oníricas, el dúo de dream pop hace maravillas. Un octavo álbum que será posicionado muy arriba dentro del género y de su propia discografía ya bastante sofisticada. Son maestros en crear imágenes vívidas, sus canciones son como manchas de tinta, reconfortantes, inquietantes e impresionantes lechos de sonido para proyectar nuestras propias emociones. El dúo ánima a los oyentes a dibujar sus propias asociaciones con cada canción, dentro de sus asombrosos trabajos compositivos.
Once Twice Melody, el primer álbum producido por completo por Beach House, fue grabado en el estudio Pachyderm en Cannon Falls, MN, en United Studio en Los Angeles, CA y en Apple Orchard Studios en Baltimore, MD. Por primera vez la banda utilizó un conjunto de cuerdas en vivo, con arreglos de David Campbell. Por otro lado, Once Twice Melody fue mezclado en su mayoría por Alan Moulder, pero algunas canciones también fueron mezcladas por Caesar Edmunds, Trevor Spencer y Dave Fridmann.
La música de Beach House tiene el poder de sonar como si estuviéramos en lugares, en un sol de verano, en la oscuridad de la noche, los reflejos de las estrellas o en el firmamento de nuestras vidas donde el universo nos confronta, con todos nuestros miedos, fracasos, momentos felices y memorias que han quedado en el olvido. Es un trabajo que propone la aceptación de la realidad, las despedidas dolorosas, lo que fue y ya nunca será y lo que soñamos pero el universo no quiso así. La gran habilidad de la banda es hacer que todo aquello doloroso pueda ser al menos un poco reconfortante.
¿Nuestra vida misma se puede dividir por capítulos? Así parece que lo hace Beach House a través de 18 pistas y 84 minutos de duración donde nuestras vidas aderezadas de Once Twice Melody invariablemente suenan fenomenal. Hay guitarras acústicas que abrazan y vocoders infinitos, sintetizadores analógicos enigmáticos y cambios de acordes que explotan como fuegos artificiales contra el cielo nocturno.
El primer capítulo está compuesto por la canción principal homónima, “Superstar”, “Pink Funeral” y “Through Me”. “Once Twice Melody” fue el primer corte que Beach House reveló para este nuevo trabajo, mismo que asienta a la banda con fuerza dentro del canon entre las referencias de dream-pop, con sintetizadores relucientes, repleto de notas ensoñadoras que nos recuerdan el porqué de nuestro amor a la música.
Posteriormente tenemos a “Superstar” una canción poderosa y muy fuerte que compara una relación fallida con una estrella fugaz. A lo largo de la canción, el protagonista lucha un poco con la realidad y reflexiona sobre cómo fue ‘algo bueno’, entonces, aunque la relación terminó, fue hermosa y al referirse al otro como “Superstar”, sugiere que todavía hay amor por el otro.
¿Puede ser reconfortante lo doloroso que nos pasa en la vida? no lo sabemos, pero Victoria cuando lo canta hace parecer que sí es así. “When you werе mine we fell across thе sky it may be out of sight but never out of mind”.
El segundo capítulo de esta historia está conformado por “Runaway”, “ESP”, “New Romance” y “Over and Over”. La imponente “New Romance” cuenta con uno de los ganchos más azucarados del catálogo de la banda, con un estribillo irresistible, y una letra que empieza con un “Days go by, no reply, the smoke high on the avenue, You and I know that you’re not gonna leave it, anyway”.
“Over and Over” tiene mucha personalidad, lleva consigo lentejuelas, es lenta pero radiante, es sin duda una poderosa balada que nos lleva a través de coros celestiales de iglesia. Al final la canción parece sostenernos de su mano y elevarnos como si de levitación se tratará.
“Runaway” destaca por varios motivos el primero de ellos es el uso de vocoder (o un efecto parecido) en la voz de Victoria, y el segundo es la prominente presencia de percusiones electrónicas en la grabación. Esta canción cuenta la historia de una persona que huye hacia un paradero desconocido, el protagonista de la canción se esconde de “algo hermoso y peligroso”, en concreto, probablemente del amor y huye porque “no puedes soportar los juegos a los que juega”.
My little runaway, I wonder where you are. Will you be back someday?
La voz nostálgica de Legrand en un ritmo pegajoso, hace de “Only You Know” en una de las canciones que quizás más recordemos de este álbum, llena de éxtasis con percusiones muy bien calibradas pero al mismo tiempo difusas. Es una canción más donde la banda de Baltimore demuestra su cátedra de cerrar canciones, dándoles una vida después de la mitad de la misma, extendiendo los sentimientos y haciéndolos perpetuos.
“Illusion of Forever” parece ser ese encuentro que llega por sorpresa, que nos deja helados y que aunque inconscientemente sea algo que sepamos se puede tratar de algo que quizá olvidemos a menudo, una persona por ejemplo. ¿Por qué las cosas en muchas ocasiones se vuelven tan difíciles? Aquí Beach House plantea un serio cuestionamiento sobre las expectativas y las decepciones.
“Sailing to the stars, I wonder why it’s so hard? Always, always, Centuries of light, And I can’t believe in nothing just yet (always, always, always).” Esta canción se vuelve en otra que quisiéramos que nunca acabará, tal como una ilusión por siempre.
“Another Go Around”, es cadenciosa y luminosa, otro componente que junto a “Masquerade” y “Sunset” hacen de este tercer capítulo un almanaque de emociones, experiencias y ensoñaciones que se ve tan lejanas, nostálgicas pero que si fueran un lugar nos gustaría refugiarnos ahí.
Como era de esperarse, este disco debía cerrar de gran manera. El capítulo 4 está conformado por ‘Finale’, ‘The Bells’, ‘Hurts To Love’, ‘Many Nights’ y ‘Modern Love Stories’. Sin escatimar en absolutamente nada, la banda entrega un cierre digno de una gran obra que puede ser de cualquier tipo de arte, con música que podría ser una pintura o una escultura.
‘The Bells’ es una canción que suena a un corte completamente celestial con ecos que pueden ser inconscientes, pero difícilmente parecen accidentales. La letra parece un poema desgarrador que describe impotencia y soledad. “I can’t live without you, I’ll be the last one at the bar, there’s just something about you when I look out at the stars”.
“Many Nights” es un golpe nostálgico que nos hace recordar esas “Muchas noches, a tu lado con las estrellas sobre de ti”. Algo que nos toca las fibras, una pieza que va acompañada de ese sentimiento de canción de cuna, que puede ser triste pero Legrand lo canta con tranquilidad. Es momento de entender que hay cosas que no están en nuestras manos y que van más allá de lo que pretendamos.
En medio de la cornucopia desbordante de sentimientos de Once Twice Melody, encontramos lo fascinante que es el universo de Beach House, tan humano como nosotros, tan real como nuestra existencia y tan abrumador como los diferentes matices a lo largo de nuestras vidas. Una vibra insistente de ojos cristalinos que no está mal experimentar, donde poder liberar las emociones es tan satisfactorio como el dejarnos llevar por la música, un simple placer que nos llena la vida después de los golpes de la misma.
En definitiva, Beach House podría ser denominado un estado de ánimo. Un disco que absorbe toda la capacidad del talentoso dúo que se han convertido en unos grandes expositores de la música que no solo se escucha sino que también se siente y te abraza. La premisa de Beach House es humanizarnos y con este disco lo lograron. 18 canciones que en conjunto son el refugio de los corazones rotos y donde la esencia humana es una mezcla de sonidos y emociones que expresan justo lo que llevamos por dentro.