El histórico cantautor nacido el 24 de mayo de 1941, Bob Dylan, vendió todo su catálogo de música grabada así como “los derechos de múltiples nuevos futuros lanzamientos” a Sony Music Entertainment, anunció la compañía misma que no reveló el monto del acuerdo.
Recordemos que a fines de 2020, el icónico artista de 80 años ya había vendido los derechos de autor de sus composiciones musicales, distintos de los derechos de grabación, que rigen la reproducción y distribución a Universal, en un acuerdo estimado en más de 300 millones de dólares.
Según informaciones de la industria, entre ellas las de Billboard y Variety, este último acuerdo se elevaría a más de 200 millones de dólares. Por otro lado, Sony dijo que firmó el acuerdo sobre los derechos de grabación en julio de 2021, lo que estrecha aún más la relación de seis décadas con la compañía.
Dylan firmó su primer contrato con Columbia Records, propiedad de Sony, en 1961, y ese mismo año publicó su primer álbum, es decir que se trata de una estrecha relación que se ha forjado con el artista desde el principio de su carrera.
“Estamos sumamente orgullosos de seguir creciendo y desarrollando nuestra relación de 60 años” con Dylan, que fue premio Nobel de Literatura en 2016, sostuvo el presidente de Sony Music Group, Rob Stringer. Para Dylan, la larga relación con Columbia Records y Rob Stringer “no ha sido nada más que buena para mí durante muchos, muchos años y para el buen puñado de discos” mismos que ha publicado con su sello.
“Estoy contento de que todas mis grabaciones se puedan quedar ahí donde pertenecen”, agregó.
Las grabaciones de las canciones (los masters) y los derechos editoriales de los temas son dos cosas distintas. Los masters no suelen pertenecer a los artistas, que sí podrían vender las futuras regalías de sus discos. Es más frecuente que los artistas se hagan con el control del grueso de su repertorio, lo que se denomina publishing.
Los dueños de los derechos de grabación pueden decidir hacer futuras ediciones, mientras que los derechos de autor reciben royalties por sus reproducciones en radio y streaming, venta de álbumes y uso en publicidad y en películas.