Hace 20 años, desde la colonia Obrera, Jhonatan Rojas empezó a abrirse paso en el hip hop underground hasta ser un referente de la industria. Hoy, todos los que están inmiscuidos en ‘el juego’ conocen el nombre de Akil Ammar.
Y aunque tardó cinco años en lanzar algo inédito, Etéreo, su nuevo disco, muestra dos caras del mismo hombre: el Akil que se mantiene fiel a sus raíces, la música que ama y a sus compañeros de batalla; y un Akil maduro, abierto a las pistas eclécticas y dispuesto a emprender negocios en el mundo urbano.
Todo esto nos cuenta en entrevista para WARP.
Tardaste cinco años en volver a la escena hip hop con un disco inédito, el cual tiene una producción impecable, pistas eclécticas y un gran flow. ¿Consideras que estás en el mejor momento de tu carrera?
Sí, justo. Frenesí fue mi último álbum, en 2016, y regresamos con Etéreo. Ya lo teníamos listo desde hace tiempo, pero se atravesó la pandemia y tuvimos que cambiar la fórmula y salir sencillo por sencillo hasta este momento.
Creo que fue una gran producción. Ocho de los temas los produjo Jacobo Velázquez, cuatro Jonathan Medina (desde Colombia) y un par más a cargo de Diego Solórzano, de Rey Pila.
Estoy contento con el resultado, de cómo se oyen y encajaron perfecto en cada temática. No sé si es el mejor momento de mi carrera, pero quiero pensar que sí por cómo han sucedido las cosas. Lo quiero disfrutar en los escenarios.
Hay temas muy personales y profundos. Éstos contrastan con el título del álbum, Etéreo. ¿De dónde sacaste el nombre?
Hay personales y ligeros. Por eso viene el nombre, porque no hay una conexión entre los 13 temas y a mí justo me parece un álbum poco definido, que si se escucha de principio a fin cobra sentido. Por eso se llama Etéreo.
¿Qué hay del viejo Akil, hombre de esfuerzo de la Obrera; en el nuevo, emprendedor del hip hop mexicano?
El viejo Akil aquí sigue porque sea esforzado en no olvidar de dónde viene, de no olvidar sus raíces y no olvidar a toda la gente que lo ha acompañado desde el día uno.
Yo creo que el nuevo Akil es simplemente más maduro, un poco más centrado tanto en la forma de escribir, actuar y decidir. Entiende perfecto su papel en la escena.
Me gusta emprender, siempre he sido muy inquieto y me gusta ver los diferentes lados de lo que puedo hacer. De ahí fue que nació (la tienda) Asfalto, desde 2013, con gran variedad de ropa, gorras y demás.
Y de ahí me diversifiqué un poco: saqué un mezcal, que se llama Rabia; y una cerveza artesanal, que se llama Obrera. Justo en honor a dónde vengo. Siempre muy atento en dónde se puede invertir y otras cosas.
Tus colaboraciones plasman tu paso por la escena, desde bandas favoritas hasta gente que admiras. ¿Cuál fue la más difícil de grabar y la más fácil en el estudio?
No tengo en mente una colaboración que haya sido complicada. Todas han fluido y siempre trato de colaborar con gente que haya conocido, convivido o mínimo platicado.
Con todos estoy agradecido porque pusieron un gran pedazo de su talento, como el tema con el que cerramos (“Quién nos Va a Parar”) donde me di a la tarea de unir a seis personajes: Alika, Achepé, T-Killa, Ximbo, Rabia Rivera y Bocafloja.
Me llena mucho de emoción porque son nombres que tal vez no se vuelvan a juntar nunca más y son parte del hip hop underground del País.
También me gusta mucho la que hicimos con El David Aguilar (“Ellas”). Se me hace un tipo muy talentoso, muy congruente y centrado con su trabajo.
Y de Los Choclock, gran banda de reggae veracruzano, soy fan de ellos desde que antes me conocieran, estoy muy contento que estén en el disco (“América”). Y qué decir de Pato Machete (“Tiempo”), todo mundo quisiera tenerlo en su disco.
¿Qué piensas de las batallas de rap, lo gangsta y el trap mexicano, géneros que parecen ser más populares que el true hip hop?
Admiro mucho la habilidad mental y la capacidad mental de todos los artistas que se dedican a ello, para responder, improvisar y hacer lo que hacen. Pero, en lo personal, no soy fan.
No es algo que haga bien, que me apasione y guste. Por eso siempre me he mantenido al margen de ello. Tampoco me gusta el gangsta rap y el trap, especialmente por sus letras.
El rap y el hip hop, hablando como estructura musical, tienen tanto espacio y poder para hablar de otras cosas que a veces lo siento un poco desperdiciado. Podemos hablar de temas más propositivos, que dejen una semilla en el escucha.
Pero cada quien hace lo que desea con su música. Mi decisión es mantenerme alejado de esos terrenos.
Además de giras, ¿qué otros planes vienen?
Toda la energía está destinada a la gira, pero ya estoy preparando un nuevo disco, escribiendo nuevas canciones. Pero por ahora es girar y presentar lo nuevo donde más se pueda. Y pues nada, sentir la energía de la gente. Eso es todo.