Me encontré con Elsa Margarita Carvajal, mejor conocida por el nombre de su proyecto musical Elsa y Elmar, en una de las habitaciones del Hotel W. Frente a una de las vistas más impresionantes de la Ciudad de México y con una compañía sorpresa… Paca, la perrita de apenas veinte centímetros que acababa de adoptar de un grupo en Puebla. “Es mi nueva compañera de vida. Me la trajo una señora”, mencionó Elsa mientras la cargaba hacia la cámara… una nueva fuente de vida, un alma inocente.
En las últimas semanas, Elsa ha estado bien en contacto con esos destellos de nuevas posibilidades. Como parte de su trabajo, tuvo que volver a escuchar todos sus materiales, desde aquellos que compuso siendo una pequeña niña, hasta las piezas más recientes de su repertorio. Se vio obligada a entrar de nuevo en contacto con su propia inocencia y encontró “mucha compasión y ternura. Mi voz ha cambiado muchísimo, mi manera de escribir, mis decisiones”.
Ella afirma que “me da mucho orgullo. No me escucho, porque no puedo, pero me doy mucho orgullo. Me transmitía mucha valentía porque al final era de una niña de 18 años de Colombia que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo y aun así lo hacía. Veo mi primer video que hice en mi casa en Boston que se llama ‘Inmadura’ y me preguntaba -¿qué estaba pensando?, no entiendo-, pero ahí estaba yo poniendo pecho y cara a la situación. Digo -qué vergüenza-, pero al mismo tiempo lo puedo ver como de -qué valiente, Dios mío-“.
Sin embargo, le recuerdo que con el lanzamiento de su EP Adiós amor/ seguradetodo (2021) en su nuevo sello discográfico W Records, se da a mostrar que ella sigue haciendo lo que le da la gana. Sin miedo al juicio de los demás, rompiendo con posibles prejuicios de lo que debería o no tocar… tal como hubiera hecho de niña. “Afortunadamente dejo muy en claro con mis acciones que se va a hacer lo que yo quiera y no en una manera déspota, sino práctica y en el sentido de -si no es para esto, para qué lo hago-“.
Antes que nada me gustaría que nos presentaras a tu perrito….
Les presento a Paca, no la levanto porque está durmiendo su siesta. Ohh, se acaba de levantar, mírala. Es mi nueva compañera de vida. Me la trajo una señora, la busqué en grupos de adopción y normalmente son bastante rudos para encontrar una mascota porque la gente está todo el tiempo lista para preguntar por ellas.
Abrí Facebook y estaba recién puesta la foto de la Paca y dije -bueno, está fue-. Estaba en Puebla y la señora me la trajo… no me pidió nada, le escribí por WhatsApp, me preguntó si era en serio, le dije que así era y ya.
Le puse Paca porque hay una serie española que me gusta mucho que se llama Veneno, y mi personaja favorita es Paca, La Piraña. La mejor amiga de la personaja principal, que es una mujer transexual que fue muy famosa en los noventa en España y su mejor amiga, también transexual, de la vida real se llama Paca, La Piraña.
Es interesante que hayas llegado a México y dijeras -tengo muchas ganas de adoptar un perro-.
Imagínate y creo que tiene raza por ahí metida de chihuahueño, así que ¿qué mejor que un perro mexicanísimo?
Cuéntame por qué estás aquí querida.
Estoy en México porque hace tres años decidí que quería involucrarme cien por ciento en mi carrera musical. Hace tres años estaba terminando un disco que se llama Eres Diamante y sabía que si quería que la música fuera mi trabajo, México era mi lugar… y, pues, mira, aquí estoy.
Hoy hay un boom latino de todos los géneros. Antes, creo que sí era obvio decir que México es el epicentro por ser la capital cultural y económica de Latinoamérica, pero últimamente no es tan obvio que necesitas estar en México…
No, cero. Pero, para el tipo de música que yo hago, creo que México es el mejor lugar porque soy colombiana, pero no hago música urbana, pero tampoco creo que soy el estereotipo de mujer latina como para encajar en la idea de la mujer latina en el pop o en el urbano, ¿sabes?
Al final, hago música romántica, por más de que busco innovar musicalmente. A mí me mueve mucho el sentir y este es un país en el que creo que el público no le tiene miedo a esa sensibilidad; en lugar de otros en donde si cantas así, tu corazón da vergüenza.
¿Sientes que aquí puedes concebirte de forma distinta como artista, literalmente siendo más frágil?
Totalmente, yo sería un artista distinta si no fuera por México. En la primera vez que vine, en el 2014, sentí por primera vez en mi vida esa conexión con un desconocido hacia mis canciones. Después volví a donde estaba y me escribían, continuaban encendiendo esa ilusión de que tienes un público que hay por atrapar. Eso me lo dio México y me permitió reírme de mí misma y de mi sentimentalismo y seguir haciéndolo.
Esa es una regla si quieres ser vulnerable, reírte un poco de tus sentimientos.
Así es, decir -perdón, bienvenidos- y eso definitivamente es este país.
No he escuchado esa historia del primer -extraño- con el cual conectaste aquí.
Me embaucaron en mi primera gira, yo acababa de sacar mi primer EP, así que me vine de loca con otras personas a tocar. Fue un viaje rudo… creo que todas las bandas de otro país tienen su historia de su primera vez en México que es muy rudimentaria, muy precaria, porque uno viene con la guitarra al hombro a ver qué.
Me dijeron que me tenían una serie de concierto, pero la verdad es que no me tenían nada. Así que básicamente fue en tiempo real, a ver en dónde me dejaban tocar. Estábamos en un centro cultural en un lugar totalmente precario y yo me subí a tocar… me sentía en El Palacio de los Deportes, eran las primeras veces que me dejaban tocar. No había nadie en el lugar, fue una tarima, entraron personas de la calle y me empezaron a preguntar -¿tú de dónde vienes, dónde compro tú música y dónde tal?-. Así me sentí abrazada por ese joven… vista.
Estaba investigando en el taxi previo a esta entrevista y topé que en Twitter dijiste que acabas de escuchar por primera vez tus discos en seis años…
Imagínate, jamás escucho mi música, ni veo los videos, ni leo las entrevistas que salen. Creo que se siente mío y en mi control cuando no lo conoce la gente, pero una vez que sale… bye, porque ya empiezas a sobreanalizarte, a analizar cómo de juzgará la gente, así que olvídate.
Yo hasta hace una semana que tuve que escuchar toda mi música, no lo hice. Habían pasado ocho, siete años y no la había escuchado… nada.
¿Y por qué te obligaste a -tal tortura-?
Jajaja -tortura-. No me obligué, me tocó porque tenía que escoger algunas partes de todas mis canciones para un tema burocrática y yo soy quien escoge todas y todo lo de decisiones creativas y que tengan que ver con mi música… así que escuché todas de principio a fin.
Pero, en lugar de ser tortuoso, lo vi con mucha compasión y ternura. Mi voz ha cambiado muchísimo, mi manera de escribir, mis decisiones… vi a la niña de 18 años que grabó el primer EP, a las de 21 con su primer disco, a las de 24, ahora a la de 28 que está grabando lo nuevo. Es muy fuerte verte crecer con esa evidencia de lo que fuiste en cada etapa.
¿Te gusta tu yo pequeña?
Sí, me da mucho orgullo. No me escucho, porque no puedo, pero me doy mucho orgullo. Me transmitía mucha valentía porque al final era de una niña de 18 años de Colombia que no tenía ni idea de lo que estaba haciendo y aun así lo hacía.
Veo mi primer video que hice en mi casa en Boston que se llama ‘Inmadura’ y me preguntaba -¿qué estaba pensando?, no entiendo-, pero ahí estaba yo poniendo pecho y cara a la situación. Digo -qué vergüenza-, pero al mismo tiempo lo puedo ver como de -qué valiente, Dios mío-.
¿Te sigues considerando valiente?
Yo creo que uno salir al mundo y ponerse de frente ante la posibilidad de cumplir o no un sueño, lo que sea que eso signifique, tan públicamente, exponiendo tus intenciones, porque no nos mintamos, todo quien saca música y tiene redes sociales y tiene un Spotify y quiere crecer en la música, está poniendo muy claramente que tiene una ilusión de crecer. Es difícil.
Normalmente las personas tratamos de ocultar nuestros quereres…
Exacto, exacto. Y yo trato de ocultarlos todos los días de mi vida y todos los días me levanto diciendo -no quiero más, no quiero más, yo soy feliz- y es cierto, pero algo detrás de tu cabeza te exige. Cada vez que tú vas logrando un poco más de escalones, más difícil es porque cuando no hay nada, no hay nada que perder y lo mínimo que alcances es algo, pero ahorita empiezas a cuestionar y a comparar. Ya tienes donde ver atrás y hacia adelante.
Es como si empezaras a involucrarte en una carrera y antes solo caminabas… en tu casa.
Exacto. Es una sensación, psicológicamente creo que es demandante, pero al mismo tiempo a veces digo -ay, ya relájate-.
Es interesante porque, viendo tus últimos lanzamientos, sigues haciendo lo que te da la gana.
Sí jajajaja. Afortunadamente dejo muy en claro con mis acciones que se va a hacer lo que yo quiera y no en una manera déspota, sino práctica y en el sentido de -si no es para esto, para qué lo hago-.