¿Qué es lo que define a una película de DC Comics? El universo cinematográfico basado en las historietas cómicas de DC, ha tenido muchos altibajos a lo largo de su historia. Zack Snyder, David Ayer, Patty Jenkins, James Wan, Cathy Yan y David F. Sandberg han sido parte de las producciones que componen la línea de tiempo de estos filmes, que siempre han tenido un estilo no definido, compuesto por diferentes notas, tonos y ritmos.
Probablemente, esta falta de una fórmula predefinida por completo, ha hecho que cada una de las diferentes entregas que provienen de esta iniciativa, se sienta como un “one shot”, un producto único compuesto por visiones distintas y una línea creativa característica.
Habiendo dicho esto, con la inclusión de James Gunn al roster de directores que se ha involucrado en el universo de DC, se ha llegado al punto exacto que debería definir a este mundo compartido. Todas y cada una de las secuencias de The Suicide Squad son únicas y nos dan una muestra de la identidad y estilo que puede aportar un cineasta a un producto de este calibre, destinado a romper récords de taquilla.
The Suicide Squad no es precisamente un reboot a la franquicia después del desagrado generalizado a la Suicide Squad original de 2016. En esta entrega, tenemos de regreso a varios personajes que veíamos en el filme de David Ayer, como Harley Quinn, Rick Flag o Amanda Waller, interpretada por la impresionante Viola Davis.
En esta ocasión, vemos nuevamente al programa Task Force X en marcha, una iniciativa en la que presidiarios con superpoderes pueden ayudar en misiones especiales, para reducir su condena. Si estos villanos del universo DC, violan los parametros de la misión o deciden escapar, serán asesinados a manos de Amanda Waller, quien les ha implantado un explosivo en la cabeza, el cual puede ser detonado a distancia.
The Suicide Squad no precisa en detenerse para introducirnos a la acción. Desde el minuto uno, ya vemos la misión en turno, que consiste en infiltrarse a Corto Maltese, una isla en Sudamerica, la cual acaba de sufrir un golpe de estado.
El objetivo primordial de la misión en la isla ficticia, es detener el programa “Starfish”, el cual consiste en la experimentación de un alienígena que cuenta con las capacidades para destruir naciones enteras. Para los familiarizados a los cómics, Starro the Conqueror.
La simpleza de la premisa de esta segunda Suicide Squad, nos muestra en pantalla las capacidades narrativas de James Gunn. Para esta tarea, vemos una gran selección de personajes peculiares, provenientes de la galería de villanos de DC Comics. Savant, Javelin, Blackguard, Mongal, T.D.K., Polka Dot Man y el regreso de otros viejos conocidos como el Captain Boomerang de Jai Courtney.
Si no les suena ninguno de estos nombres, solo deben saber que cada uno de estos criminales, es más ridículo que el anterior, y como la premisa continua de The Suicide Squad promete, no faltarán las muertes al por mayor de varios de estos presidiarios.
El reparto es de primer nivel, la selección de actores va desde Michael Rooker, hasta Nathan Fillion, pasando por algunas caras reconocidas, como Pete Davidson o Taika Waititi.
Otro de los grandes logros de Gunn, es que el desarrollo individual de nuestro Escuadrón Suicida, es perfecto. John Cena como Peacemaker, Idris Elba como Bloodsport, Daniela Melchior como Ratcatcher 2 o Sylvester Stallone como Nanaue, también conocido como King Shark; tienen cada uno su buena dosis de construcción, momentos personales que añaden un gran corazón a la trama, y claro, grandes secuencias de comedia que nos dejan un carisma, casi nunca antes visto en una cinta de DC Comics.
Cabe mencionar que en esta ocasión, Harley Quinn no es el enfoque central de la película. El personaje de Margot Robbie es un miembro más de la Task Force X, e increíblemente, eso hace que reluzca más cuando toma el spotlight. Sus secuencias son geniales y espectaculares. Robbie nos ofrece una de las escenas mejor realizadas en cuestión visual, de todo lo que hemos visto hasta ahora en este universo.
Está tan bien balanceado nuestro cast principal, que cada uno de los miembros del escuadrón, es memorable. Idris Elba sirve como un fuerte protagonista, John Cena se burla de sí mismo y del clásico héroe americano, y Daniela Melchior es el alma del grupo. Nadie opaca a nadie.
Uno de los elementos más característicos del filme, es la violencia al por mayor. James Gunn se siente completamente libre y nos ofrece carnicerías que pocas veces vemos en cintas de este calibre. El gore está ahí, no está censurado. La dosis de violencia gráfica que tiene la película es una gran y grata sorpresa, tomando en cuenta que esta es una de las apuestas grandes de Warner Bros. para este año, tratando de llegar al mayor número de audiencia alrededor del mundo.
Esto es lo que sucede cuando no hay restricciones, convirtiéndose definitivamente en un producto completamente único, que no se detiene en ningún momento, antes de partir a alguien en dos o cortar cabezas a primer plano.
El estilo peculiar de Gunn no solo está explotado en la inmensa cantidad de violencia que tiene el filme; las secuencias de acción son gigantescas, las batallas cuerpo a cuerpo se sienten perfectamente orquestadas, y su clásico toque musical también se hace presente, aunque no al grado que conocemos de su filmografía.
La cinta abre perfectamente con el “Folsom Prison Blues” de Johnny Cash, pero a diferencia de otros de sus trabajos previos, la música no es un elemento esencial en la trama.
Este James Gunn se enfoca más en momentos visuales. Podemos ver grandes planos, inyecciones de color y animación, o hasta cuadros que parecen provenientes de las viñetas de un cómic, en el que la lluvia hace un juego perfecto con los charcos de sangre por doquier. Este elemento es más notable con una serie de títulos que aparecen a lo largo de la cinta, todos increíblemente geniales.
La trama por más sencilla que parezca, está perfectamente bien llevada, para catapultar en un tercer acto masivo y memorable. Las secuencias de acción y los momentos de humor negro son tan especiales, que uno no puede dejar de ver cada absurda muerte que está sucediendo.
Nunca hay un segundo desperdiciado. Aunque tengamos un par de bromas que probablemente no lleguen a todos los espectadores de la misma manera, es imposible no dejar de sonreír con cada palabra que sale de King Shark o lo desagradable que es el poder de Polka Dot Man.
Esta dosis de comedia y visceras, es lo que necesitaban estos personajes para relucir y convertirse en memorables, dentro de un subgénero que ha tocado todos los mátices habidos y por haber a lo largo de más de 20 años de dominar la taquilla.
En general, The Suicide Squad es el paquete completo. El guión está perfectamente estructurado, el ritmo es constante y nunca sientes que haya un minuto de sobra en la historia, el desarrollo de personajes se balancea entre todo el equipo, y sobre todo, es un espectáculo visual que merece verse en la pantalla más grande a la que se tenga acceso.
¿Es este el estilo que necesita DC en el cine? Definitivamente. Por primera vez, da la sensación de que la visión original de una historia de este universo, está perfectamente plasmada, sin cambios, sin cortes, sin revisiones necesarias. Esto es gracias a la maestría cinematográfica de James Gunn, reflejada en saber perfectamente cómo se va a componer cada momento en pantalla, lo que necesita cada personaje para llegar al público y los componentes de un producto final atractivo, memorable y hasta en ciertas ocasiones, irreverente.
Si alguien ha demostrado entender al material original y cómo debe adaptarse al cine, ese es James Gunn, y en The Suicide Squad, queda más que claro.