Lo que Orchestral Manoeuvres in the Dark (OMD) logró a lo largo, y sobre todo, al inicio de su carrera, fue algo perfectamente equilibrado, incluso antagónico hablando desde la experimentación con chispeantes éxitos de synth pop, en esos momentos, a finales de los 70s, un género totalmente nuevo y con temáticas coherentes, fluidas y esplendorosas, llenas de ritmos mecánicos lo mismo que melancólicos. Su música logra tener momentos destacados que funcionan tan efectivamente por sí mismos, que hacen de su escucha una fantástica experiencia.
Fueron introducidos a varios oyentes con sus ahora clásicos: “Enola Gay”, “Electricity” o “So In Love”, lo mismo que construyeron también piezas instrumentales y ambientales, así como sombrías y encantadoras, o lo mismo más artísticas y poco convencionales para la música de aquel entonces, pero manteniendo el encanto pop que les distingue. Sin miedo a su ingenio.
En los 80s y aún al día de hoy en pleno 2021, la verdad es que nadie puede negar que siguen sonando refrescantes y han trascendido lo que pocas bandas y artistas logran en la historia: trascender la barrera del tiempo. Son fieles y exquisitos a su estilo, siempre casados con sus tonos suaves que se van impregnando en el oído.
La inclusión de instrumentos nuevos siempre les dio otro giro a su música, así que, para el viaje de la arquitectura de composición, el grupo utilizó un Mellotron durante varias de sus creaciones, en especial las del Arquitecture & Morality, uno de los puntos más altos de su carrera, con esa magia que no percibes en otros registros de la cultura synth-pop.
Aunque también estuvieron distantes por mucho tiempo, siempre se han mantenido vigentes gracias a sus éxitos y también con sus últimos 2 regresos, incluyendo una última visita al Pepsi Center en 2017 y regresando a Guadalajara para al edición del Corona Capital en 2019. OMD es simple y después de analizar toda la música posible que nos ofrecen, uno puede llegar a la conclusión que grupos así son excepcionales y a veces para bien o para mal poco comprendidos a nivel mainstream, ya que los tonos corales, industriales, suaves y helados ayudan a unir todo, y cuando se combinan con líneas sintéticas y la visión artística de OMD, todo se combina para crear una atmósfera hermosa y consistente, que deja la mayoría de las pistas sintiéndose agradablemente conectadas y cercanas, a pesar de su diversidad. De sensaciones primordiales y recuerdos infinitos, así es la música de OMD. Una banda siempre vigente que el día que vieron a Kraftwerk en vivo, sabían a que querían dedicarle sus vidas.