Los temas del dibujante Chris Ware (Estados Unidos, 1967) son lóbregos: observación social, depresión, alienación, existencialismo. No siempre se topa su lector con momentos de luz brillante en su trabajo. Pero sí mucha ternura, empatía por personajes que sufren. Las novelas gráficas de Ware son retratos sumamente personales de la inevitable soledad de la condición humana.
Sus personajes son habitantes de ciudades sin nombre de Estados Unidos, lugares en los que vive una clase media sin mayores aspiraciones que llegar al fin de semana para ver un partido de futbol americano; lugares que no tienen mucha paciencia con las personas sensibles que buscan algo más en la vida que crecer-casarse-morir.
Ware comenzó a dibujar de niño, pero comenzó a publicar hasta que llegó a la universidad. Se sentía un mal artista, esa era su idea al abordar sus dibujos: la incomodidad de crear desde cero un universo del que todavía no tenía idea. Art Spielgelman, el autor de la influyente novela gráfica Maus, lo reclutó para la revista Raw y se convirtió pronto en el dibujante de cabecera de los lectores jóvenes de la revista. Pronto consiguió espacios en medios como Chicago Reader. Actualmente publica en McSweeney’s, The New Yorker y The New York Times, donde publica de manera serializada las tiras que después conformarán sus novelas gráficas.
Ware ha enseñado mucho a las generaciones que le han seguido en el arte de la autopublicación como una forma de la libertad creativa. Su estilo es visionario, extremo, con usos de collage como del arte secuencial típico del cómic. Con decisiones narrativas como intercalar varios puntos de vista o secuencias narrativas inesperadas que a veces resultan difíciles de seguir.
Su novela gráfica más célebre es Jimmy Corrigan, the Smartest Kid on Earth, una historia triste de dos hombres, padre e hijo, que están tratando de tener una relación, aun cuando se acaban de conocer. La tristeza y frustración que acompaña sus vanos intentos de acercarse se convierten en empatía cuando conocemos vía flashbacks la historia de cada uno. Como suele ser en las piezas de Ware, Jimmy Corrigan es una historia que no termina en la novela gráfica, sino que sigue creciendo en las tiras cómicas que continúa publicando en diversos medios periódicos. Eso provoca la sensación de que Jimmy está vivo y podemos asomarnos a su vida en actos de voyeurismo.
Chris Ware es dueño de una obra revolucionaria, uno de los artistas del cómic que deben seguirse para estar al tanto de la actualidad del medio del arte secuencial. Durante un tiempo publicó un cómic exclusivo para iPad. Permitía la interacción con el lector, una suerte de experiencia cinematográfica de inmersión total. Leer a Ware es sumergirse durante un par de horas en mundos que parecen anodinos, pero que están llenos de significado.