A primera instancia, Youth Lagoon respondía a todos los estereotipos de la escena actual en la música independiente. Se podía encerrar en el género dreampop, le gustaba hacer crecer sus canciones predeciblemente, los sentimientos son la parte más fuerte de su espíritu. Pero dentro de todo esto, algo pasa que sus creaciones se convierten en algo con importancia implícita, donde domina la sensación de suceso y simplemente muere la redundancia.
En 2011, “The Year of Hibernation” fue conocido por su sensación de estar escuchando a un joven melancólico con bajo presupuesto grabándose en su cuarto, sobre todo porque literalmente eso era, así que cuando Trevor Powers anunció que iba a contar con una banda entera para su continuación, se llegó a hablar sobre como el sonido iba a crecer. Todas esas pláticas se quedaron a una pequeña fracción de la realidad, porque cada parte del dinero invertido en su nueva producción pareciera que fue usado con máximo aprovechamiento.
El corazón de Youth Lagoon siempre se centró en la emoción humana, y todas las ramificaciones crecientes o producidas al convivir unas con otras. Hay una razón por la que ‘Mute’ es el segundo track del “Wondrous Bughouse”, y es la urgencia de Powers por despegar cuanto antes posible de la sofocante realidad que siempre parece estar posada ante él. Pasó toda su vida en Boise, Idaho en un exilio natural, y la dulce/adrenalínica sensación de libertad que llegó a su vida en los últimos 2 años se ve reflejada en su totalidad. “Looking in a 3D world/Where the crowd is in control” es el primer verso que canta en el álbum, y desde ahí podemos notar que él ya no esta plantado en el suelo.
La constante ebullición en el producto final es gracias al entendimiento que tienen en cuanto a creación de ambiente psicodélico, y éste va tan lejos como vaya encontrando necesidad a cada paso. Sin sentir que estamos observando un intento barato de aprobación de un público diferente o algún baño de autocomplacimiento en efectos y clichés sónicos, la psicodelia está presente en cada momento del disco. Su juego de asfixia/liberación es uno altamente efectivo en cuanto a crescendos se refiere, en una constante muerte y renacimiento que acaba dando importancia trascendente a todo lo que sucede.
Aunque los tracks tengan un ciclo de vida parecido entre sí, la perspectiva no es la misma, y su intención en el contexto resalta y queda marcada conforme se abren camino uno a uno. Así como los gritos incrédulos de “you’ll never die” en ‘Dropla’ se sofocan con la melodía central, esos mismos trozos de angustia rota son los mismos que se recogen para iniciar ‘Sleep Paralysis’ y su búsqueda por algo más que el simple acontecer, misma que encuentra en la segunda parte de la canción para encarrilarse directo a la oda, a la celebración sin razón de ‘Third Dystopia’. Todo fluye en el mundo de Youth Lagoon, y es la falta de transición obvia la que hace más poderosa esa sensación.
La disonancia demuestra ser una poderosa aliada a la hora de producir arreglos memorables. No es seguro si es algo en la inseguridad que reflejan o en el sentimiento de fragilidad que poseen, pero estos arreglos saltan por sí solos, y descubren una y otra vez las defensas que pudiera plantearse cualquiera. Junto con su nostálgica voz, estos cubren de un aire de inocencia todo lo que está al alcance, y se regocija en ello.
Momentos como ‘Pelican Man’ encasillan como ha evolucionado la habilidad de construcción de canciones de Powers. Cimentando con la melodía, de ahí se elabora una y otra vez, hasta introducir el gancho ideal para que el crecimiento siga. A final de cuentas, éste resulta la única fuente de seguridad entre ambientes irregulares fluyendo de un lado a otro, por lo que siempre se mantiene al alcance. Justo cuando se ve el final del camino y la misma densidad abruma todo lo legible, de la nada emerge el mismo riff después de una metamorfosis casual. Es certero y elaborado, sin que la palabra ‘rebuscado’ venga nunca en mente.
“Woundrous Bughouse” no es un intento descarado de engrandecerse. Lo único que provoca el monumental sonido del álbum es amplificar a estos mismos niveles inmensos lo real y honesto de la persona de Trevor Powers. Las texturas ayudan a florecer a la perfección la esencia de Youth Lagoon y el verdadero sentido que este puede llegar a tener en cuanto a personalidad y dominio de su propio ser. Su concepto pareciera que fue rediseñado desde cero, pero estos escenarios siempre estuvieron ahí, escondidos por las circunstancias. Podemos casi asegurar que este es el sonido que Powers siempre ha tenido girando en su mente.