“La luz aquí es diferente a la México”, dice Carmen Chami, pintora mexicana avecindada en Chicago. “En México la luz es difusa, cálida; aquí es muy puntual, crea otro tipo de sombras, hipercontrastada”.
Chami tiene una larga historia en la pintura. Empezó su carrera muy joven, como estudiante de la carrera de restauración de arte. Después decidió que lo que quería realmente era hacer su propia obra en vez de rescatar el patrimonio histórico-artístico.
Desde entonces Carmen Chami ha explorado varias cosas: notas históricas, referencias bíblicas, recreación de obras de arte paradigmáticas. Su entendimiento de la historia del arte es notable, y notorio en sus pinturas, donde muchas veces ella misma es la modelo. Le encantan los autorretratos, no sabe por qué.
En el National Museum of Mexican Art en Chicago expondrá su nueva serie Adláteres and the Unexpected Journey (“ya no me gusta hablar de series”, dice, “porque siempre que planeo una serie acaba en otra cosa”).
Adláteres, como indica el nombre, es sobre los “acompañante subordinados”, una especie de migración oculta, como explica la artista: “Se trata de los acompañantes que migran con alguien y se acoplan a la vida en Estados Unidos convirtiéndose otra cosa… Por ejemplo, una mujer que conocí que tiene maestría en ingeniería y aquí trabaja en la bodega de un Walmart acomodando cajas”. No es una declaración necesariamente feminista, aunque coincide el hecho de que muchas de las adláteres migrantes son mujeres.
Obra que forma parte de ‘Adláteres’, de Carmen Chami
“Esa exposición tiene la historia paralela de la pandemia”, dice la pintora. “Se tuvo que retrasar de manera indefinida, estaba programada precisamente para hace un año y la suspendieron, claro”.
Continúa: “Yo pensé ahí se iba a quedar, pero recibí una muy buena noticia: la van a retomar y al parecer para julio comienza de nuevo con toda la promoción y el lanzamiento del catálogo”.
Últimamente Chami está trabajando con obra de gran formato. Dice que se trata de una serie sobre arquetipos. La primera se llama ‘Bad News’, un autorretrato apesadumbrado en el que Chami experimenta con la luz de Chicago, tan diferente, como dice, de la mexicana.
“Ahora misto estoy con piezas más personales. En la pandemia he estado trabajando con obra chiquita, estoy regresando a los formatos grandes. Justo en este momento estoy con una pintura que mide más de 2 metros”.
Los desdoblamientos son algo que le interesan a Chami: salir de uno mismo y observarse como el bicho extraño que somos. “Son la etapas emocionales por las que pasa uno; te amas, te odias, te destruyes, te apapachas. Eso ha sido este año. Este año ha sido de idas y vueltas emocionales para todos”.
‘Bad News’, obra reciente
Además de explorar diversos temas y narrativas, Chami es una gran estudiosa de todos los aspectos de la pintura. Está estudiando composición a más no poder. “Estoy estudiando muchísimo porque quiero experimentar con espacios. Estoy intentando composiciones ovaladas y circulares”, explica.
Chami, como buena y dedicada estudiante, se ha encontrado con maestros en su camino: una es la artista Andrea Kowch, que pinta sobre temas vaporosos en el panorama estadounidense típico (lo que en Estados Unidos llaman “americana”). “Cuando vi su obra me voló la cabeza, la imaginación se me disparó”, dice Chami. Otro es Wayne Thiebaud, cuya obra conoció por casualidad. “Usa colores pasteles, pero no sabes de qué manera tan fascinante”.
Vivir en otro país ha influido de buena manera en Chami. Está ensayando con nuevos colores, una paleta extrema de “colores chillantes”, como ella los llama, un uso nuevo del espacio, pero siempre con sus temáticas históricas y mitológicas.
Carmen Chami es una maestra de la re-creación. Sus piezas siempre son estímulos para la imaginación. En cada uno de sus cuadros hay una historia completa llena de drama en una sola imagen.
Carmen Chami en su estudio