#WARPPresenta: Entrevista con Pablo Cantú de Reyno sobre su proyecto Polaris, en camino a la libertad

// Por: Staff

mar 2 marzo, 2021

Por: Alfredo De Anda

Hace cinco años, el cantautor mexicano Pablo Cantú no tenía entre sus planes otra cosa que no fuera ser el baterista de la banda Reyno, la cual ha logrado posicionarse como uno de los actos de música alternativa más prometedores en el país. Sin embargo, estaba por embarcarse en una nueva aventura bajo el nombre de Polaris.

Al encontrarse de pronto componiendo música que no necesariamente encajaba con Reyno, se vio poco a poco inmerso en la creación de algo nuevo, un proyecto que utilizaría como conducto para dejar salir una parte de él que, sin querer, había mantenido encerrada. 

Así, después de tres años de composición, producción y un arduo trabajo en su estudio, Pablo presenta Polaris. Su álbum debut 1.5 (2021) es, desde varias perspectivas, una visita a un lado mucho más libre, explorando territorios y elementos que crean un nuevo concepto que él mismo denomina pop progresivo.

Canciones de la constante juventud

Sabemos que las canciones provienen de experiencias que has vivido a lo largo de tu vida. ¿Estas canciones fueron creadas en tu juventud?

Bueno, quiero pensar que todavía soy joven jajaja. Últimamente la vida me ha recordado que han pasado los años, y al final pues sí hay una carrera recorrida, pero si algo ha hecho Polaris es rejuvenecerme. Es como un reencuentro con una inocencia que sentí que estaba perdida.

Estas canciones las escribí en los últimos cinco años, y representan un mismo periodo en donde estuve soltero y descubrí temas del amor. Todo con un enfoque muy lúdico, me gusta mucho la palabra inocencia. Me escucho en estas canciones como tratando de encontrarme con alguien con muchas ganas de descubrir.

¿Qué has descubierto de ti, qué has aprendido durante el proceso de Polaris?

Lo más significativo es que me he dado cuenta de que he sido demasiado duro conmigo mismo. Veo todo lo que me costó sacar este disco y obviamente valió la pena, pero creo en una evolución y me gusta sentir que no soy la misma persona.

La cosa más importante que me cambió es no ser tan obsesivo conmigo mismo, saber que el que creo que puede ser mi peor trabajo puede ser el mejor recibido y el que creo que es mi mejor trabajo puede ser mal recibido. Este disco me da mucha confianza y claridad en cuanto al lugar que quiero darme a mí mismo. Es un regalo muy bonito que no sólo me hice yo sino los que me apoyaron para hacerlo. 

En cuanto a la creación del disco, sabemos que trabajaste con Adán Jodorowsky en la producción y estuviste componiendo con Jay de la Cueva y con Emmanuel Horvilleur. ¿Hay otras personas que fueron una inspiración para ti en estas canciones?

Aquí hay algo que precisar. Es gente con la que he estado trabajando en este tiempo, pero el disco está producido y ejecutado por mí en su totalidad, salvo algunas voces en las que me acompañan Diego (Rosas) y Pato (Dávila) y (Santiago) Carranza. Lo que sí hay ya es un segundo disco co-producido con Adán Jodorowsky.

Sabía que había nueva música, pero no un álbum completo de Polaris.

Sí, también es un tema de estructura y ritmo de trabajo. No me gusta dar un paso sin saber cuál es el siguiente, y lo llevé al extremo de haber publicado este disco sabiendo que ya había otro terminado.

De hecho los dos discos llegaron a convivir en en estudio, ha sido una aventura difícil de darle forma y no sé describirlo. Pero siento que ya se me acomodó en la cabeza el por qué lo hice así y como lo voy a poder compartir con el mundo.

Hablando del tema principal ‘Voz De Marte’ y del video, se escucha una dirección un poco hacia el género de la bossa nova. ¿Esa idea de dónde surge?

En realidad eso viene de la raíz de la composición de Diego, que es con quien hice la colaboración. Yo siempre tengo esas ganas, identifico un momento en la producción en el que digo “y si lo hacemos así?” y me emociona mucho. Para mí la brújula marca una buena dirección cuando me habla de riesgo.

Si no me arroja una pregunta fuerte el camino que elijo, no me entusiasma. Ok, es bossa nova, pero ¿qué pasa si pienso en texturas de Charly García y Mecano en la programación, o si hago una línea en el bajo que podía haber hecho Radiohead? ¿Qué pasa si le meto trescientas voces y coros canónicos elaborados que (aunque no lo creas) fueron inspirados en los Backstreet Boys?

Darme esa libertad fue muy divertido, y lo mismo con el video. Lo hicimos para que no supieran si iba en serio o no, con nuestras manos. En mi disquera me dijeron que nos quedó muy bien el filtro del video, y no es un filtro, lo hicimos con una cámara de 8 milímetros con sólo 9 minutos de film.

Se dieron la oportunidad de experimentar con conceptos en el video. Tiene este estilo setentero y una idea de ovnis. ¿Eso surge de algún lado?

De la espontaneidad. Primero pensé en tomas de la naturaleza de un par de tipos raros corriendo perdidos, buscando la voz de Marte. Ya luego vino la percepción, pensamos que los dos tipos se encontrarían al final y así lo acomodamos. Me fui a Ciudad Universitaria con terrenos áridos e hicimos otras tomas.

Ahí pensé que los tipos tenían que ir buscando algo en el cielo, y me acordé de Jaime Mausán y pensé en un ovni kitsch. Encontré a un animador argentino que fue capaz de entenderlo a la perfección, y quedó padrísimo. Fue un producto no premeditado, se fue descubriendo de qué trataba hasta esa escena climática con una nave espacial gigantesca. En cuanto a mi juicio personal (que es muy riguroso) me encanta sentir que se logra esa sensación de atemporalidad: no sé si estoy en los 70, 80, 90 o en los años 2000.

Personalmente, ¿hay alguna canción favorita del disco de Polaris? 

Hay momentos, ayer me tocó este fenómeno de que la gente empieza a compartir la canción que está escuchando y me encantó ver que comparten todas. Creo que hay highlights por canción, pero cada una puede acompañar momentos distintos.