Conocí a SOPHIE en el evento que organizó Traición con motivo del Pride en 2018. Su set empezó alrededor de la 1 AM y fue una explosión. Un día antes yo atravesaba uno de esos momentos en los que siento que mi existencia no tiene sentido y cruzarme con ella transformó algo dentro de mí. Generalmente no tengo suerte para encontrarme con mis artistas favoritas; pero esa noche todo se dio tan natural, como si hubiese estado escrito en el destino que nos íbamos a ver a los ojos. Siento que aquella noche se terminó de definir mi identidad como alguien trans.
Todes ahí estaban muy felices. La energía que se vivía fue increíble, muy libre… Justo el tipo de ambiente que ella quería lograr en sus show.
Cuando terminó su set, bajó del escenario y pasó frente todes antes de que el equipo de seguridad la condujera a su camerino. Durante el trayecto se dedicó a sonreír y a extender sus brazos hacia el público. Las ganas de hacerse una con toda la gente que coreaba su nombre eran muy evidentes.
La fiesta continuó y después de un rato subí al segundo piso con mi amigo. Entramos en shock porque nos percatamos de que SOPHIE estaba ahí con su acompañante, sin ser asediada. Me congelé por unos segundos al no saber qué hacer; entonces cedí a mi impulso y corrí para abrazarla.
Ella volteó y sonrió. De inmediato notó que yo estaba muy nerviosa; sin embargo, su respuesta fue muy linda a pesar de que aparecí de la nada. Me saludó, tomó mis manos y así nos mantuvimos mientras yo le decía cuánto la amaba. No logré articular del todo mis palabras para expresar lo que ella significa para mí; pero le dije que era un ángel del futuro; se sonrojó, soltó una pequeña risa y contestó con unas palabras que viven ancladas en mi memoria: Tú lo eres.
Le pregunté si podía tomarme una foto con ella y después de aceptar, insistió en cerciorarse que todo había salido bien. Y sí, todo salió bien.
Otras personas notaron que SOPHIE estaba ahí y se acercaron para tomarse fotos también. Se fueron y ella volteó a verme para sonreírnos por última vez. Me hizo un ademán con su mano y se movió a otra área.
Tal vez fue la emoción del momento; pero de verdad sentí que ella percibió algo en mí. Sus gestos demostraban que estaba genuinamente interesada en que yo estuviera bien, en que nuestro pequeño encuentro fuera especial. Pude percibir que ella estaba agradecida y todo eso lo atesoraré por siempre.
Más tarde la volví a ver de lejos en la pista. Bailaba entre toda la gente, como si nada, como si estuviese en su hábitat natural. Esa noche construyó un universo para todes nosotres. Su presencia era así de poderosa.
Nacida y críada en Escocia, Sophie Xeon irrumpió en este mundo durante la época en la que las periferias de la Gran Bretaña estaban hechas un hervidero de música electrónica y raves. Aún con ese panorama sobre la mesa, su madre jamás ha entendido de dónde sacó esa capacidad creativa: ‘’Su padre y yo nos hemos dedicado toda la vida a trabajar; y a decir verdad, para nosotros Glasgow sólo era una tierra de barcos y cantinas’’.
Efectivamente: su padre no gozaba de un agudo sentido de la expresión artística; sin embargo, sí tenía muy afilado su instinto y desde el principio entendió que su hija iba a ser diferente. Instruida bajó la cultura de la ciencia ficción, SOPHIE recibió su primer casete a los seis años y al instante que escuchó la distorsión causada por las consolas y la mala calidad de la cinta, empezó a hacer música en su cabeza.
Cuando cumplió nueve años declaró que quería dejar la escuela para empezar a producir su primer disco. Como era de esperarse, la familia se opuso rotundamente; no sin antes matizar que la ayudarían a desarrollar su inquietud. Una vez más su papá la acercó a un amigo que de cierta manera estaba involucrado en la industria del entretenimiento y que tenía un espacio de grabación de condiciones precarias.
Y ahí, en un cuarto de tres por tres, entre una caja de reproducción en mono y una mezcladora de cuatro canales, aprendió que cualquier lugar puede ser un estudio para producir.
A ciencia cierta, nadie en su casa entendía exactamente lo que pasaba en todas esas horas y tampoco lo hacían cuando llegaba a su cuarto para encerrarse con el sintetizador. Lo que sí sabían es que después de devorar cientos de discos a lo largo de la infancia y la pubertad, conocía la cantidad suficiente de canciones como para dinamitar una fiesta. Fue entonces que la hermana mayor le pidió que amenizara su boda; evento que sin saberlo, cimentaría una reputación como DJ en celebraciones de todo tipo dentro de la localidad y también marcaría el debut de una carrera prolífica.
Con una carrera que ya se medía en décadas , nominaciones múltiples al Grammy y el respeto de todos los pesos pesados de la industria, hasta el último momento no escatimo en esfuerzos para convencer a su madre –y al mundo entero- de lo importante y emocionante que es su obra.
Todes los artistas que de una u otra manera se ocultan detrás de máscaras, cascos o seudónimos coinciden en que lo hacen para que la música tome absoluto protagonismo y adquiera su propia relevancia sin estar supeditada a todo lo que implica la construcción de una imagen pública. Durante mucho tiempo SOPHIE compartía esta visión y es por eso que sus primeros lanzamientos están caracterizados por la manera tan enigmática con la que aparecieron en la escena; sin embargo, su posición como mujer trans la llevó a la decisión de abrirse ante las cámaras para darle un rostro a lo que para ese entonces eran más de treinta años de aprendizaje, autogestión y una hambre insaciable por proponer una revolución desde su ordenador.
‘’A lo largo de la historia la gente de mi comunidad ha tenido que actuar según la agenda de otras personas y entendí que no podía permitirlo, no desde mi arte. Salí de las sombras porque mi identidad importa, nuestra identidad importa; y si queremos, podemos acceder al mainstream a través de la ruptura del binarismo que controla este negocio’’.
En una industria regida por la nostalgia y el ciclo de tendencias que populariza géneros cada veinte años, SOPHIE construyó su camino bajo el desafío de nunca mirar atrás. Cuando hablaba de <<la música del futuro>> no lo hacía para promover un ardid que categorice sus canciones dentro de los medios, sino por la convicción de entablar un mundo distinto, sin limitaciones y dispuesto a explorar sonoridades desconocidas.
Para la escocesa, la incomodidad es su estado más estimulante; y ese es el punto de inflexión sobre el cual ha roto la frontera de la música dance experimental y el Pop como suceso de masas; y aunque esa dicotomía ha sido sustituida por el entretenimiento de nichos, siempre se sintió identificada con una generación que prioriza las emociones que evocan las canciones por encima de la categorización del arte según su origen, la persona que la compuso o el modelo del negocio que la pone ante nosotres.
‘’A estos chicos no les interesa si la música es orgánica o sintética, no les interesa si es académica o si es resultado de una app, no les interesa si aparece en un comercial y eso atenta contra sus ideas… Sólo quieren bailar. Deberíamos ser más como ellos’’.
SOPHIE no creía en el matrimonio pero sí le tenía fe a la vida colaborativa. Aunque en más de una ocasión dejó claro que se alejaba de los vínculos demasiado serios, siempre fue generosa cuando tenía que brindarse a otras personas, dentro y fuera de los espacios de trabajo. Y su profesionalismo jamás quedó en tela de juicio. Fiel a la disciplina con la que desde el minuto uno arribó al espacio de grabación del amigo de su padre, cada que llegaba el momento de materializar ideas, lo hacía con respeto y dedicación.
‘’Luego de nuestro primer encuentro en Australia, nos vimos en un estudio de Los Ángeles. Cuando llegué, ya tenía lista una maqueta y me dijo que empezara a trabajar sobre ella. La verdad es que al principio no logré fluir sobre el beat; pero me dijo que no importaban las historias, sino que lograra conectar con la base. Finalmente solté unos versos que yo sentía que no habían sido tan buenos y ella se puso una chaqueta de piel, encendió un cigarro y trabajó durante horas. La mayoría de los productores con los que trabajo son muy intermitentes en su relación con el Ableton; Sophie no… Sophie puso sus manos sobre la computadora y no se detuvo hasta convertirla en una gran canción’’ – Vince Staples sobre el proceso detrás de Yeah Right.
En un evento sin precedentes, Sophia –el robot considerado como el mayor logro de la inteligencia artificial hasta el momento- se entrevistó con SOPHIE. Si bien la conversación rozó los límites de lo performático y de lo vanguardista en materia de comunicación, sus momentos más destacados se originaron cuando ambas partes se cuestionaron el funcionamiento de la creatividad y la operatividad de la experiencia humana desde una y otra perspectiva. Sin titubear, Sophia aceptó que la imaginación puede ser simulada por un software pero jamás tendrá el alcance inventivo de los humanos debido a que esa capacidad deriva de las miles de variantes emocionales que conforman la conciencia, y eso implicaba que la sensación de caminar o nadar no sea igual para personas que para máquinas; a lo que SOPHIE respondió: ‘’Espero que algún día te sientas tan bien como yo me siento cuando nado’’.
Llegada la muerte, la narrativa que prevalece es la de la tragedia; sin embargo tratándose de Sophie, que el reporte de su fallecimiento indique que la causa fue una caída fatal desde el tercer piso cuando intentaba fotografiar a la luna llena es el reflejo de una pasión incansable por su entorno. Y es seguro que la noche eterna recibió con los brazos abiertos a su hija pródiga.
No es coincidencia que una de las productoras más importantes de los últimos diez años sea una mujer trans. Ella nació el de 1986 y ahora es el gran símbolo del futuro.