Siempre he creído que cada aspecto negativo trae consigo algunas notas positivas y si no hubiera sido por la cuarentena obligada en la mayor parte de los países del mundo, este año no hubiéramos podido escuchar la versión oficial de D>E>A>T>H>M>E>T>A>L (2020), el álbum debut de los británicos Panchiko, uno de los descubrimientos más interesantes de la historia musical moderna.
Famosa por ser -la banda perdida que toda la Internet está buscando-, el cuarteto originario de Nottingham, Inglaterra, grabó dos demos integrados por cuatro canciones cada uno al iniciar este milenio. Dos materiales de los cuales solo se produjeron cuarenta copias en CD que fueron compartidas a amigos, editores de pequeñas revistas especializadas y un par de sellos independientes. En su momento, a nadie le importó. Solo obtuvieron la respuesta de un sello y un par de reseñas “no muy positivas” sobre las canciones. Los miembros de la banda continuaron con sus vidas hasta que un hombre encontró una de esas copias, totalmente corroída en una tienda de segunda mano, veinte años después.
La música impresionó a los grupos de melómanos más serios de la Internet, especialmente a la plataforma 4Chan, en donde el descubridor compartió la grabación. Cienos de miles de personas escucharon las canciones destrozadas a causa del tiempo y en pocos meses un grupo de fanáticos de Panchiko se reunieron con el objetivo de encontrar a los creadores de la música. Se llegó a pensar que era otro nombre de Aphex Twin y hasta una broma de Banksy. Los rumores se intensificaron y pasaron dos años sin lograr un avance significativo, por lo que abandonaron la búsqueda hasta que llegó la pandemia y, con ella, el tiempo libre.
Tras pensar bien en su método de investigación, la gente de Reddit logró dar la vuelta y descubrió la cuenta oficial de Facebook de su vocalista Owain a principios de este año. A partir de ahí, la leyenda de Panchiko empezó a resolver dudas y a encontrar muchas oportunidades. «La gente lo escuchó y pensó -¿qué habría pasado si esta banda hubiera continuado?, después nos encontraron, así que eso le agregó un grado de emoción única a nuestra carrera, pues las posibilidades se revivieron para ellos, ahora hay posibilidad de que esto continúe y ver a dónde se dirige la historia», afirmó Andy en nuestra entrevista en exclusiva. «Al principio, estaba acabado, era un risco, ahora es potencial y es algo muy emocionante para la gente, quieren ser parte de esto», agregó.
Una de esas posibilidades fue escuchar por primera vez a aquella colección de canciones en su versión remasterizada, totalmente limpia del óxido que distinguió por años a aquellas melodías. En el primer cuatrimestre de este año, la banda decidió subir las cuatro canciones de D>E>A>T>H>M>E>T>A>L y las cuatro de Kicking Cars (hasta entonces inéditas) en un solo álbum debut, la versión oficial de D>E>A>T>H>M>E>T>A>L (2020).
El resultado es tan emocionante como creía la gente que se obsesionó por años con su historia. Se trata de una colección increíble de canciones que profundizan en la sensación, sincera e inocente, del desamor y la enajenación adolescente. Carga con sentimientos de inocencia. No es perfecto, pero no tiene por qué serlo pues es el proyecto que desarrollaron cuatro adolescentes del cambio de siglo por gusto propio y sin ningún objetivo profesional en mente. La libertad juvenil, la ingenuidad musical se siente en cada una de sus frases y es por ello que es tan importante.
Sus influencias de antaño, inclinadas al trip-hop de Massive Attack y Portishead, con el french-house de Air y las guitarras alternativas repletas de melancolía de Radiohead, están presentes en su grabación. Sin embargo, no se limitan a ellas. La naturaleza experimental del grupo hizo que en 2020 estas canciones se sientan musicalmente vanguardistas pese a estar guardadas en un baúl desde el año 2000.
En ellas, Panchiko agrega detalles de chip-tune a sus armónicos, juega con beats con características que las hacen cercanas al hip-hop de tintes experimentales de MF Doom o Outcast y hasta rompe sus propias estructuras para jugar con versos intensos de rap. Eso, sin mencionar, los guiños a la cultura geek de sus letras y portada, tomada del manga Mint na Bokura. Ese enfoque parece nacido de la cultura del trap de la Gen Z, robada de un disco de Travis Scott o de Denzel Curry de hace solo un par de años, pero en su lugar proviene de cuatro jóvenes que hacían rock alternativo al finalizar los años noventa. Es maravilloso. Es futurista, a su manera.
Al finalizar, la música, la historia y las letras del álbum son una gran impresión de lo que fue el 2020. Un año en el cual las personas se guardaron en casa y tuvieron tiempo para hurgar en lo que guardaron por décadas. Juguetes, retratos de la infancia, cartas de amor de la adolescencia, sentimientos, recuerdos. Es increíble que un disco perdido desde que inició el milenio que trata justamente sobre esta nostálgica haya recibido tal cantidad de atención en estos meses. La música lo vale. El arte llama y te toca justo en el momento en el que más lo necesitas.