A mitad del año más extraño que le ha tocado vivir a su generación, la cantautora Phoebe Bridgers lanzó su segundo álbum de estudio Punisher (2020), una colección de canciones que evocan momentos nostálgicos, tristes y melancólicos de la vida de la artista que por su esencia mundana, encuentran eco en los recuerdos de quien las escucha.
Su sonido folk/rock etéreo, acompañado de instrumentos de viento, cuerdas y su voz melancólica hacen una combinación de ensueño que, para estos momentos, es un bello respiro. Sin duda fue un compañero de muchos de sus seguidores, tanto que hasta los Grammys notaron su gran proyección, dándole las nominaciones por Mejor Artista Nuevo, Mejor Álbum Alternativo, Mejor Canción Rock y Mejor Presentación Rock por su sencillo ‘Kyoto’, una de las canciones que más resaltan del álbum.
Piezas como ‘Garden Song’, ‘Punisher’, ‘Halloween’, ‘Savior Complex’ y el cierre ‘I Know The End’, se siente como un viaje que te deja realmente pleno y sin miedo a desaparecer. Incluso la portada del álbum hace referencia a ese juego de energías que Bridgers expresa como la inocencia que resalta entre la oscuridad.
No cabe duda que, para el 2020, Punisher fue un disco perfecto, ya que toca todas las emociones bajas que en algún momento todos tuvimos durante la pandemia. Phoebe Bridgers nos hace ver dentro de nosotros para poder sublimar eso que no entendemos en algo más luminoso que ayude a nuestro ser a renacer de la oscuridad.