#WARPPresenta: Entrevista con Soy Emilia, fusiones entre afectos, bajo y rabia

// Por: Staff

vie 11 diciembre, 2020

Por: Cris Tengono

Hablamos en exclusiva con Soy Emilia, quien recientemente estuvo nominada al Grammy Latino como Nuevo Mejor Artista. Ella es una cantautora colombiana que con apenas tres años de carrera en su proyecto ha lanzado el álbum Reconstrucción (2019) que representa esa nueva etapa de su vida artística donde busca desapegarse de toda regla que puede traer la música, donde se muestra al desnudo con una interesante realidad afectiva.

Hace unos días presentó ‘Hasta el Fin’, el primer adelanto de su segundo EP que saldrá completo entre febrero y marzo del 2021. También realizó una colaboración con Migrant Motel con el tema I Don’t Wanna Know.

Soy Emilia es esa fuerte representación de la combinación de los géneros que cada vez se hace más fuerte en América Latina. Su música desnuda rabia y muchos sentimientos con contrastes sonoros muy interesantes, su música recuerda algo de R&B con efectos vocales y la importancia en el bajo sobresale con la instrumentación de guitarras y sintetizadores.

Gran prospecto de la música colombiana

¿Cómo ocurren tus primeros encuentros con la música?

Hace unos días subí unos posts en Instagram como del 2015 o del 2017 y ahí pensaba un poco sobre esos inicios. Pues en realidad yo entro a la música casi desde 1997 cantando en el coro del colegio, cantábamos mucha música colombiana y andina. Después aprendí a tocar guitarra como a los 10, aprendí el bajo eléctrico como a los 12 años y de ahí en adelante siempre seguí por el camino.

Las fotos de Instagram, de las que te hablaba, son de cuando tocaba con la orquesta del colegio. Me encantaban los escenarios, estudié en academias y ahí fue cuando comencé en la Universidad Javeriana a hacer bajo eléctrico con énfasis en jazz, duré cinco años y medio haciendo la carrera. En el tercer semestre comencé a trabajar junto a Esteman y pues mientras llevaba la carrera iba recorriendo escenarios en Colombia y Latinoamérica junto a ese proyecto.

Has tenido la oportunidad de compartir y aprender con artistas muy importantes de la música colombiana ¿qué te dejan estas experiencias? ¿cómo ayudan esas experiencias a gestar tu proyecto personal Soy Emilia?

Digamos que la forma en la cual desarrollo mi práctica también es como músico de sesión. El año pasado toqué bajo eléctrico para el cierre de Rock al parque junto a la Filarmónica de Bogotá y también trabajé con el DJ Julio Victoria para su proyecto de Live, que es un ensamble de electrónica, marimba, arpa y bajo eléctrico.

Con relación a mi proyecto, cuando me gradué de la universidad, que, pues en realidad es una carrera bastante teórica y a veces no tan práctica, me di cuenta de que salí bastante saturada de ambos mundos, del mundo del pop, pues el pop es a veces tomar una canción y replicarla como por cien años, entonces como compositora o como persona que esta creando esto, puede ser desgastante.

En la universidad me aburrieron de la música que me gustaba y de muchas cosas que amaba porque todo se miraba desde la teoría y por más de que tuviera composiciones o mis creaciones, resultaba que si no tenía bien la escala x en la digitación del bajo nada de la música estaba bien. Así que salí algo frustrada de ambos mundos, buscando una salida distinta a la música, ahí fue cuando comencé a trabajar en oficinas de management y booking de artistas. Los primeros artistas con los que comencé a hacer proyect mánager fueron Los Pirañas y Side Stepper.

Ahí fue cuando comencé a abrir mi mente, conocí a Richard Blair un gran músico inglés que se enamoró de Colombia, lleva años haciendo música y nunca lo ha dejado de hacer, así que con él conversábamos mucho. Yo logré entender que todo no era como tan cuadriculado y obligatorio en la música, me di cuenta entonces de que esa razón por la cual una entra y se enamora de la música es la misma por la cual una debe mantenerse. Luego con Los Pirañas conocí a tres músicos increíbles, Pedro Ojeda, Mario Galeano y Eblis Álvarez, músicos eruditos que han estudiado todas las músicas del mundo pero que tienen un proyecto más divertido y fiestero.

Fue ese entendimiento -si estudias música, la música no tiene por qué ser aburrida-. Fue con estos personajes cuando entendí que las composiciones que yo quería hacer iban ligadas a la libertad, ahí fue cuando logré reconectarme con la música. Entonces dije como, no me voy a sentar al piano a pensar en la progresión, tampoco voy a pensar en esa perfección que requiere el pop. No, ya estaba cansada de eso, de que todo tenía que ser perfecto y pulcro. Así que me dejé llevar por esa idea de la libertad, de hacer algo más transgresor. Entonces inventé un personaje que hablara desde un punto de vista más rudo, sobre temas que a veces incomodan a las personas.

Por ejemplo, cuando salía a cantar ‘Mala Intención’, la gente comentaba -cómo una niña podía cantar cosas tan horribles-, eso era lo que yo quería lograr, entonces a la gente que le gustaba ¡Chévere! Y a la gente que no le gustaba ¡Más chévere! Y es que ese era el punto donde yo quería partir para soltar toda esa tensión que me habían generado tantos años de perfección musical y pues al final del día te das cuenta de que la música no es perfecta. Así que comencé a buscar la música desde otros lugares, comencé a componer desde el bajo eléctrico. Me sentía inspirada por todos estos músicos que admiro un montón.

Esto que vienes diciendo lo relaciono muchísimo con tu primer álbum Reconstrucción (2019), siento que se va consolidando toda esta fuerza creativa, pero siento, sobre todo, que hay una energía femenina que cada vez se hace más fuerte, como una rabia femenina que cada año crece ¿sientes lo mismo?

Yo creo que cada año aprendo a aceptarla de manera distinta. Al principio era una rabia muy dolida, hoy la hago parte de mi vida. Es parte de mi fluir en la cotidianidad. La verdad es que vengo de una familia no tan afectiva. Mis relaciones siempre han sido un fracaso. Me he dado cuenta de que yo no soy el problema y que, en realidad, eso ni siquiera es un problema.

Es simplemente entender que soy una persona poco afectuosa, que digo las cosas de frente, de que me gusta hablar de ciertos temas y pues si a ustedes les incomoda seguramente no soy la persona que quieran escuchar, entonces la misma reconstrucción en mi vida ha sido también ese proceso de aceptar el desamor. Al principio eran todos esos demonios que traía al frente y ya hoy en día, con el último sencillo “Hasta el fin” es un amor intenso, pero no soy la persona que buscas porque tengo otros fines en mi vida y eso está bien ¿sabes? Ve por tu lado y yo por el mío porque yo no voy a cambiar mi forma de ser. Entonces creo que he aprendido a dejar salir esa manera ruda con la que crecí siendo, he aprendido a hacerla parte de mi música y mi proyecto.

¿Cuáles son esos referentes que te han inspirado en estos últimos 5 años para la creación de Soy Emilia?

Siempre hablo de unos referentes super claros: St. Vincent, referente sobre todo en el uso de su instrumento, de su disposición en vivo y sus movimientos. Otra es Javiera Mena, yo amo el pop, siempre me ha gustado, y descubrir el electro-pop que hace esta mujer me ha parecido maravilloso.

Tengo como referentes a los artistas que he conocido en la escena underground colombiana: Los Pirañas, Mitú, Bomba Estéreo, así siempre me llamó mucho la atención ese electro-pop como con esa electrónica colombiana que estaba emergiendo, me sentía muy atraída por lograr esas fusiones. Me e he encontrado en el camino con amigos que hacen esto y también me han llevado de la mano, como Cero Treinta y Nueve. Con MNKYBSNSS también. Estos son los referentes que le han dado un buen piso al proyecto.

Claro, cuando vemos ese proyecto con una forma ya tan establecida llegas ahora con una propuesta mucho más rabiosa de la mano con Migrant Motel para colaborar en la canción I Don’t Wanna Know, ¿cómo se dio esta colaboración?

Es parte de lo que hemos hablado sobre la unión de géneros que se está dando con tanta fuerza en Latinoamérica, ya sabes el indie lo alternativo y lo electrónico básicamente. Conocí a Migrant Motel el día siguiente que toqué en el Teatro Julio Mario Santo Domingo por una persona del medio de Shock. Estaban buscando una voz femenina, ya Migrant tenía una entrada a Colombia en colaboración con un artista colombiano, los escuché y me gustó un montón. Todo el trabajo lo venimos haciendo desde Zoom, a veces las cosas se daban y a veces no, pero siempre se daban cuando había buena energía. Esta colaboración representa esos sonidos que se están naciendo en Latinoamérica, es como ese encuentro en el camino al que queremos llegar.

¿Cómo te sentiste con la nominación al Grammy Latino?

Me sentí bastante sorprendida. Como lo hablábamos, pues llevo apenas 3 años con el proyecto y la mayoría de los proyectos nominados llevan 5, 6 o 7 años. Mike Bahía tiene 9, que fue el que ganó. Yo no le estaba apostando para nada a la nominación, sé que es todo un proceso, encontrar votantes y eso, sin embargo, soy miembro de la academia ya hace años y siempre estoy inscribiendo lo que voy lanzando de Soy Emilia y cuando encontré el nombre ahí quedé en shock.

Le escribí a mi mánager -¿cómo pasó esto? ¿hiciste algo?- y él me decía como -no, yo no hice nada-. Así que llamé a mi mamá, llamé a mi hermana y fue muy bonito, fue una gran sorpresa, yo sé que se necesita un gran recorrido para ganar, no te digo que estaba segura, siempre hay una esperanza hasta el último momento, pero sabía que las posibilidades de ganar eran muy cortas, pero hasta el ultimo minuto estuve agarrada de la mano con mi mánager. Decía como -uy, hubo pandemia, pero estoy haciendo algo bien-.

¿Además de esta nominación, qué te ha dejado el 2020?

Me ha bajado mucho las revoluciones. Llevaba desde la universidad recorriendo escenarios, moviéndome bastante, llevando una vida de oficina, de conciertos con Esteman y creando el proyecto Soy Emilia. Justo este año, antes de que la pandemia explotara, en enero yo quise como transformar un poco mi vida y dedicarle el cien por ciento a Emilia, no solo en la parte de creación musical sino también la parte visual y de arte.

Los videos que he lanzado este año, todos los he hecho yo, partiendo de un proyecto de ser más consciente de la imagen. Cuando todo lo de la pandemia estalló de repente me di cuenta de que tenía tiempo, de que no estaba corriendo y pues si no hubiera pandemia, muy seguramente ahorita estaría matándome, pero al tener que vivir esto y bajar las revoluciones aprendí a volver mi casa en un espacio de creación. Aprendí también a dedicarle el tiempo a las cosas como tiene que ser, para sacar al cien por ciento lo que merecen.

¿Qué nos espera de Soy Emilia?

Ahorita después de la colaboración junto a Migrant Motel viene la segunda parte del EP que estoy lanzando que se llama Expuestaen enero del 2021 y que trae dos videos, un primer cover que voy a lanzar en plataformas, un cover de Babasónicos, que también han sido un fuerte referente en letras.

También seguiré trabajando en mi segundo proyecto de larga duración que lo voy a llamar Agridulce, con nuevos productores y compositores, para este disco el concepto que viene se relaciona a la posibilidad de llegar a múltiples lugares con la ayuda de muchas personas. Va a comenzar a salir a finales de febrero o a principios de marzo.