Lugar de Origen: Oxford, Inglaterra
Año de Fundación: 2019
Miembros: Ed O’Brien
“Fui a vivir a Brasil alrededor de un año con mi esposa y mis dos hijos. Amamos Brasil, Sudamérica y Centroamérica también. La mamá de mi esposa es de Guayana mientras que mi abuela nació en la frontera de México, en Nuevo Laredo, así que siempre sentí a Brasil como si fuera parte de México. Hay muchísimas similitudes en las personas. Fue muy hermoso y me enseñó a amar a la música brasileña, el movimiento tropical, el bossa-nova. Todo eso es increíble y además soy un gran fan del fútbol.
Así que vivimos en Brasil, cerca de la selva en Sao Paulo y tuvimos una vida muy sencilla. Una pequeña casa, casi del tamaño en donde estamos sentados ahora; una vida muy simple. No había señal de teléfono y los niños iban a una escuela cercana en donde solo se hablaba portugués; ellos no sabían hablarlo, pero ya lo hacían de forma muy fluida cuando nos fuimos. Es extraordinario ver a los niños tomar un idioma así. Para mí fue una reconexión con mi familia y con la música.
Viví en Londres durante 20 años y ahí la vida es ocupada, rápida, no tienes tanto tiempo para pensar. Pero de repente estábamos en este lugar extremadamente hermoso en donde te da tiempo para escribir y la oportunidad para pensar. He compuesto música bastante buena, pero nunca había escrito letras, así que ahí me inspiré e hice algo por primera vez en mi vida.
En un principio Earth (2020) iba a hacer un álbum electrónico y pasé siete semanas escribiendo y creando ritmos, pero no lo sentía bien ¿sabes? Tenía momentos para mí, soy un chico inglés, así que tomaba una taza de té y escuchaba música, dubstep, pero en Brasil eso no tenía sentido. Así que deje de pensar en lo que debería hacer y empecé a sentir lo que quería hacer, la intuición, y en ese momento, dije -voy a dejar de escuchar a mi cabeza y seguiré a mi corazón-. Mi corazón decía que dejara todas esas cosas electrónicas y tomara la guitarra del rincón y ahí obtuve el amor, el sentimiento.
Dos días después fuimos a Río, al carnaval, estuvimos dos días ahí y fue increíble. No imaginé que sería así, me di cuenta de que era un evento muy importante porque ¿sabes? Los brasileños son como México y yo pensé al carajo, vamos a celebrar lo que es ser un humano caminando sobre este planeta; vamos a dejar ir las cosas, es una celebración, al amor y la vida. Pensé que cualquier cosa que hiciera musicalmente, debía tener algo de esto“.
Este es un breve repaso a la inspiración que consolidó el guitarrista Ed O’Brien para convertirla en su primer álbum de estudio como solista Earth (2020), lanzado a mediados de abril justo cuando empezaban a ser notorias las modificaciones que la pandemia tuvo en el día a día de todas las personas del occidente. Poco antes del distanciamiento, él nos lo contó todo en persona dentro de una de las habitaciones de los Estudios Panoram de la Ciudad de México, sentado en una esquina al mismo tiempo que cargaba una taza de té blanca con su mano derecha. Contestó preguntas y escuchó un par de los cortes del material con nosotros.
El álbum no pudo salir en un mejor momento para los escuchas, pese a la situación en la cual se nos dio la posibilidad escuchar al material por primera vez en su totalidad, alejados por varios días de aquellos contactos íntimos con bebidas a los costados para estar sentados en cama durante todo el día, asustados de un abrazo o un saludo de parte de quien sea. El disco, repleto de influencias tropicales, logró su objetivo de condensar las sonoridades alegres y cálidas de Sudamérica con el rock-pop inglés para entregar un álbum en el cual es fácil perderse. La experiencia del escucharlo se parece a un viaje entre culturas y fiestas, un contraste muy necesario a aquellas primeras semanas de encierro.
Nueve tracks que lo colocan en un mundo totalmente distinto al que construyó con Radiohead, banda en la cual se desempeña como guitarrista rítmico y en donde sobresale gracias a esos coros fríos que dobletean de forma brillante al canto frágil de Thom Yorke con notas finas, estabilizándolo en las canciones en donde más se requiere. Esta emotividad es una de las razones por las cuales la música de la banda siempre se ha caracterizado por ser profundamente personal, contrario a este material, con estructuras mucho más firmes y alejadas de los arrebatos que distinguen al quinteto, en donde “buscaba esta perspectiva del espacio, del planeta, este amigo azul; quería dar perspectiva de cómo tratamos a los otros y cuál es nuestro lugar en el universo; una perspectiva cósmica que es importante recordar”.
La angustia ante la post-modernidad tan bien representada dentro de los álbumes de la banda, desde aquella narrativa distópica que es el OK Computer (1997) al Apocalipsis que conjuga lo más agresivo de la música rock-pop con la electrónica de KID A (2000), es algo que trata de atacar con elementos orgánicos y espirituales en su nuevo trabajo como músico. “Los antiguos conocían el significado de las estrellas, pero hoy en día no se pueden ver dentro de la ciudad, perdemos la conexión con los edificios y no hay que olvidar lo que es importante”, señaló, “quería escribir sobre esto porque las estrellas siguen ahí”, afirmó al mismo tiempo que le daba un breve sorbo a su taza.
Al finalizar la sesión de escucha, muchos periodistas se retiraron y dejaron a Ed paseando por la habitación del estudio. Ahí fue donde tuve la oportunidad de hacerle un par de preguntas. Me acerqué mientras se estaba relajando, paseando alrededor del espacio que se distingue por sus grandes ventanales, sus hermosas paredes de madera y por los fierros viejos que tiene colgados a sus costados. Estaba temblando debido a mi amor por la música en la cual se ha visto involucrado desde hace más de treinta años y por el temor de molestarlo tras la imposibilidad de concretar una entrevista seria con él.
“Estaba pensando que quizá tu intención del álbum, al hacer algo con tantas influencias de alrededor del mundo es hablarle a todos, sin distinción. ¿Qué piensas de eso?”, le pregunté, tratando de alzar la cabeza lo más posible para verlo a los ojos. Si el hecho de pertenecer a Radiohead no es lo suficientemente imponente, su estatura de 1.96 metros de altura tampoco hace mucho para tranquilizarte.
“Mientras más viajas y conoces al mundo, más similitudes notas entre las personas que viven en países distintos. Es maravilloso lo que la gente de todo el mundo puede sentir por una canción. Ese es el poder de la música. Yo no quiero hacer música británica solo porque soy británico, quiero que todos vean que tenemos cosas en común porque somos seres humanos”, afirmó Ed O’Brien. “¿Crees que escuchar la música de otros, te ayuda a entenderlos?”, remarqué rápidamente. “Claro que sí”, dijo, “porque la música viene del corazón”.