La artista y productora venezolana Alejandra Ghersi, mejor conocida como ARCA ha destacado por su trabajo junto a Björk, FKA Twigs y Kanye West; también por sus álbumes de estudio, a menudo abstractos y siempre progresistas, que han atraído elogios críticos consistentes y están cargados de exploraciones filosóficas de lo que significa existir más allá de los límites binarios de género, de tiempo y de experiencias sensoriales.
Pese a que muchos artistas han tratado de capturar y representar el sonido del futuro, no habíamos encontrado un sonido que nos acercara y orientara hacia adelante hasta que ARCA nos demostró y abrió paso a su mente. KiCk i (2020) su cuarto álbum de estudio lanzado este viernes, llegó para dar un grito rebelde, lúdico y global. Un título que de acuerdo con la productora hace referencia a la primera patada dentro de un feto en el útero como a la de una persona, también se trata de un golpe de individualidad, una expresión sonora que emite con fuerza.
Donde los esfuerzos pasados de Arca buscaron expresar estados de disociación, haciendo que una conciencia entrara y saliera de la realidad, las canciones de Kick i están notablemente presentes y sintonizadas. Según afirmaciones de la venezolana, este estado de ánimo emana del romance recién descubierto y a la comodidad con su identidad híbrida como mujer no binaria y trans, en ese sentido Kick I se descubre influenciado por estos hitos personales.
En el pasado, ARCA opinó sobre las molestias de ser quien es, pero en la canción de apertura del álbum, ‘Nonbinary’, prácticamente se regodea: “Soy especial, no puedes decirme lo contrario … Qué delicia es ser no binario”. Esta arrogancia confiada abunda en todo el álbum, y el espíritu de autoafirmación de Arca está bien ganado.
La identidad de género de Arca se infunde en la alegría de sus letras y composiciones. A pesar de la adición de toques pop a lo largo del álbum, los ritmos de Arca continúan enfatizando en la desestabilización, el cambio y el movimiento. Todas sus melodías están relacionadas y fungen como un puente: tramos de evolución de una idea o pensamiento dan continuidad a la siguiente. La producción oscila enormemente entre dura y suave, como en la forma en que el cinético y abrasivo ‘Riquiquí’ se transforma en la balada ‘Calor’. Se mezclan cuerdas y mezcla de percusión, cuadrando en una yuxtaposición sorprendente.
Las letras del álbum juegan y reflexionan en las nociones de género y deseo. Por ejemplo, en ‘La Chiqui’ la compañera de pop electroindustrial Sophie, se divierte con pronombres binarios; por su parte ‘Machote’ y ‘Mequetrefe’ expresan el anhelo de ARCA por un hombre hiper-masculino que sea un amante consumado y que “sepa cómo sacudirlo”. El título de ésta última es argot venezolano que alude a un tipo de hombre arrogante, a menudo usado despectivamente, pero Arca no se disculpa por quererlo, incluso afirma que ella “lo merece”.
La aparición de Björk en ‘Afterwards’ deslumbra por el sonido de agudos que la islandesa emite en la melodía que, a pesar de que dura solo cuatro minutos, sigue siendo la segunda pista más larga de este material. Por su parte, Rosalía se suma al rebote de reggaetón en ‘KLK’.
Previo al lanzamiento del álbum, ARCA explicó que no desea encontrarse atada a un género: “No quiero que me etiqueten como una cosa”. Con Kick i la productora tiene la certeza de que no hay absolutamente ninguna posibilidad de que esto suceda, pues este espíritu de auto-afirmación lo tiene ganado.