El mundo cambió y hace más de dos meses que atravesamos una crisis sanitaria, social y económica; un presente muy diferente al que teníamos. La palabra crisis en japonés está compuesta por dos caracteres: peligro y oportunidad. En ese sentido, la crisis está acompañada de una oportunidad; en este momento nos encontramos haciendo frente a un peligro inminente que no veíamos venir y por ello nos hallamos en cuarentena, la economía se ha retrasado y las relaciones se han distanciado.
En esta misma desaceleración, encontramos peligros como la pérdida de empleos, y el cierre definitivo de ciertos negocios que no miran un panorama óptimo, pero también oportunidades, algunas relacionadas con la adaptación digital, el trabajo y repensar la vida profesional.
Esta nueva normalidad ha dejado severos estragos por la forma tan abrupta en que llegó y ha permanecido por meses. No encontrarnos preparados para este futuro, que de pronto se tornó distópico y ciertamente apocalíptico, donde imperan crisis de todo tipo, desde ambiental –que ya presentaba avances significativos– como crisis económicas, sociales y de salud, que no necesariamente se reducen al COVID-19, sino a la parte mental que ha arrojado números grandes y preocupantes, ha provocado una adaptación necesaria e indiscutible a la nueva rutina.
Es un cambio que llegó para quedarse seguramente por algunos años y que ha transformado todo el entorno en un proceso donde las tecnologías digitales han tenido un protagonismo importante, de manera que han fungido como el auxiliar imprescindible para sobrevivir a este confinamiento; nos hemos tenido que someter a lo que se ha denominado como “adaptabidigitalización”. Si bien, esta mutación lleva algunos años gestándose, el 2020 nos arrojó de manera inevitable a dicha transformación que volcó la vida en todos los sentidos.
“Un trabalenguas digno de la dificultad de lograrlo. Adaptabidigitalización es la capacidad que tenemos todas las personas para adaptarnos a los cambios que tenemos en la vida digital. Esta habilidad de adaptarse a lo digital se trata de qué tanto yo puedo ser cambiante ante la velocidad en que la tecnología cambia.” explica Carlos Boorja CEO y Fundador de Get Mobilus.
En entrevista con Alejandro Franco para WFM de W-Radio, Carlos Boorja analizó el proceso de cambio que hemos atravesado como sociedad para consolidad un nuevo contexto en donde los ámbitos profesionales, sociales y de consumo no pueden detenerse y pese a la resistencia a esta adaptación, la vida continua.
Ante la incertidumbre, la complejidad, la volatilidad y la ambigüedad resulta necesario replantear la concepción de normalidad y toma de decisiones, comunicación, trabajo, entre otros temas, tomándolos como claves esenciales en el buen manejo de las tecnologías digitales en contexto de crisis. No debemos descuidar entonces, la reflexión como un paréntesis necesario a la urgencia de respuesta actual, para repensar nuestras organizaciones y pensarnos a nosotros como líderes, ya sea de organizaciones o equipos en miras a las nuevas modalidades que han emergido y resurgido. Es un cambio que implica crecimiento “y como todo crecimiento, duele”, precisa Boorja.
La idea principal radica en reflexionar sobre la capacidad de respuesta de nuestras capacidades, habilidades, estructuras y posteriormente organizaciones frente a las crisis; pensar además en cómo han podido enfrentar y atravesar esta encrucijada en donde se develan nuestras debilidades y las de empresas u organizaciones que han tenido que adaptarse.
“En este momento las empresas se van a dar cuenta de un montón de cosas que ya estaban ahí, pero no habían querido ver y este dolor de reconocer y cambiar creo yo que viene por dos cosas muy sencillas: la costumbre de cómo hacemos las cosas, el humano es rutinario por naturaleza y nos encanta saber que las cosas funcionan de una manera y que nada cambie. La otra es que cada vez que necesito aprender algo nuevo, voy a gastar una energía en el conocimiento que tengo que adquirir, por eso a la gente le duele aprender este tipo de cosas”.
Claro que no se trata de una situación ideal para encaminar hacia el diseño de una nueva oportunidad laboral, sin embargo, es una buena oportunidad para registrar los cambios que son necesarios ya sea en el entorno más próximo y personal o bien, dentro de una empresa para conocer los mecanismos de respuesta a los que estamos siendo capaces de dar.
“Existe un concepto que más o menos nació hace dos años aproximadamente que es la ultramovilidad. Normalmente, cuando estaban las computadoras de escritorio y aparecieron las PC, nos dieron movilidad. Entonces de estar en un escritorio, podías agarrar tu computadora y al café, al escritorio de a lado, etc. Cuando aparecieron las tabletas y los smartphones nos dieron la ultramovilidad y esta ultramovilidad es la que permite que esto que está pasando ahorita exista. Esto de agarrar tu celular y estar en una reunión en donde quiera que estés es un hecho que las empresas se van a empezar a dar cuenta y que no tienen que gastar tantos recursos y que el tráfico va a aumentar la productividad, pero todo esto si existe una metodología y plataformas que sostengan esta organización”, sostiene Boorja.
El contexto es inédito y ciertamente existen compañías que no necesariamente cuentan con la facilidad y claridad de esta adaptación al mundo digital, en ese sentido, el CEO de Mobilus propone un plan para comprender y acomodar los objetivos (que insistimos, pueden ser personales o empresariales) a las circunstancias actuales.
“Los objetivos yo los divido en dos maneras: intrínsecos y extrínsecos. Los intrínsecos son aquellos para que la empresa funcione, es decir, trabajar colaborativamente; esos objetivos son los primeros que tenemos que identificar. ¿Cómo mantenemos la operación de la organización y qué herramientas necesitamos para que esto suceda? Y a su vez, los objetivos extrínsecos son aquellos que se necesitan para vender y comunicar tus productos. Un ejemplo es el de los restaurantes que están vendiendo delibery o estas cosas. ¿Cómo comunico? si tengo que subir una página de internet, hacer una tienda en línea, servicio a domicilio. Subir a una plataforma que ya existe, etc.”
El plan propuesto consta de cuatro etapas:
“Resuelves esas cuatro capas y puedes hacer funcional la empresa; de lado de ventas, tienes que ir de lleno al marketing digital. No hay de otra. Hay muchos expertos en el mercado para optimizar el marketing digital y a nivel de ventas pues simplemente coordinar a tus vendedores”, concluye Boorja.