Para poder entender los mecanismos de funcionamiento de una epidemia, es necesario comprender dos vectores clave en la diseminación de un patógeno: El punto de origen y su modo de contagio. Pero, ¿por qué es tan importante tener claros estos puntos? La respuesta es simple, a mayor información mayores serán las probabilidades de tener éxito enfrentando este tipo de situaciones en el futuro.
La importancia que tienen para los expertos en la materia conocer el origen exacto de una pandemia, determinará directamente el plan a seguir para contenerla. Se dice fácil, pero las cosas son mucho más complejas. El primer paso es ubicar al llamado paciente cero, ó dicho de otra manera, la primera persona en mostrar los síntomas y desarrollar la infección. Una vez ubicado, los epidemiólogos realizarán un interrogatorio con el propósito de obtener pistas, con la esperanza de poder hallar el reservorio del virus o bacteria que esté causando la penuria. Por reservorio entiéndase como: el ser vivo que sirve de contenedor natural de ciertos microorganismos, convirtiéndose en el vector de contagio más importante.
El problema radica, en que en la mayor parte de los casos, el paciente cero muere antes de que se pueda realizar investigación alguna, siendo estos investigadores médicos, los detectives del mundo de los asesinos microscópicos, trabajando muchas veces a ciegas y con nula información para poder rastrear al animal del cual se hizo la zoonosis (proceso mediante el cual un microorganismo pasa de un animal a otro).
Esto responde directamente a las cualidades fisiológicas de un patógeno para poder diseminarse de persona a persona determinando de esta manera, sí este es una amenaza en potencia para la salud global o no. Por ejemplo, existen formas de vida microscópicas conocidas como seres anaerobios y aerobios.
Los anaerobios son microorganismos que no pueden sobrevivir en un entorno con aire, siendo los fluidos la principal vía de contagio. Por otro lado, los seres aeróbicos son los que utilizan el aire como su principal fuente de energía teniendo la capacidad de poder sobrevivir en un entorno rico en oxígeno, siendo estos patógenos los más peligroso de las listas.
Ebola:
SARS
SARS-CoV 2
Nuestro conocimiento hace la diferencia, y nuestra participación como ciudadanos puede marcar el éxito o la tragedia en momentos como los que se viven actualmente. Evitar el contacto con flora y fauna silvestre es de suma importancia, así como reducir nuestro consumo de productos animales puede marcar una diferencia, todo esto sin mencionar los beneficios medioambientales que estas medidas traen consigo.
Respetemos la vida y los santuarios naturales, dejemos a estos microorganismos confinados en sus hábitats naturales.