Estamos atravesando por un momento histórico, una pandemia mundial por el coronavirus COVID-19 que ha confinado en sus casas a la población de muchos países desarrollados para lograr mantener las medidas sanitarias que ayuden a detener la propagación del virus. Se han perdido vidas, los sistemas de salud no estaban listos para lo que estamos viviendo y la economía mundial está sufriendo las consecuencias.
En poco tiempo han habido grandes cambios, toda esta situación ha tenido un impacto enorme en el estilo de vida y trabajo de muchos. La incertidumbre de lo que viene en el futuro es algo que preocupa a varios. Las autoridades están buscando que haya el menor impacto posible, sobre todo en las clases más vulnerables, pero aún así, existen muchas dudas.
De acuerdo al último informe de Perspectivas de la Economía Mundial (WEO) del Fondo Monetario Internacional (FIM), se habla de que la propagación del virus estará contenida en el segundo semestre del 2020. Suponiendo que así suceda, se proyecta que el crecimiento mundial descenderá a -3% en 2020.
Es así como “el Gran Confinamiento se convierte en la peor recesión desde la Gran Depresión, dejando muy atrás a la crisis financiera mundial”. Esto pensando que se llegue a esas fechas sin quiebra de grandes empresas internacionales, abundantes pérdidas de empleo y tensiones financieras sistémicas. Si esto se logra la proyección es que el crecimiento mundial repuntará a 5,8% en 2021.
Estamos frente a una crisis mundial, tanto las economías avanzadas como las de mercados emergentes y en desarrollo están en recesión. Los países cuyo crecimiento depende del turismo, los viajes, el hospedaje y el entretenimiento están experimentando perturbaciones particularmente graves. Los mercados emergentes y en desarrollo enfrentan desafíos más grandes, quedaron vulnerables, sobre todo si antes de la crisis tenían un crecimiento lento y niveles elevados de deuda. Se prevé que tanto las economías avanzadas como las de mercados emergentes y en desarrollo experimenten una recuperación parcial en 2021.
Si la pandemia no cede en el segundo semestre del 2020, el PIB mundial se contraería aún más: un 3% adicional si se prolonga más este año; y si la pandemia continúa en 2021, podría contraerse un 8% adicional con respecto al escenario base.
Al contener la propagación de la COVID-19 mediante el confinamiento se ayuda a los sistemas sanitarios a hacer frente a la enfermedad, lo cual a su vez permite la reanudación de la actividad económica, por eso tanto hincapié en la medida “quédate en casa”. El FIM sugiere que las autoridades de los países deben seguir destinando gastos abundantes a sus sistemas sanitarios, garantizar que la gente pueda cubrir sus necesidades y que las empresas puedan reactivarse una vez que hayan pasado las fases agudas de la pandemia.
Así como permitir las garantías de crédito, servicios de liquidez, períodos de gracia para los préstamos, ampliaciones del seguro de desempleo, prestaciones reforzadas y exoneraciones fiscales, para reducir las cicatrices económicas que deje el repliegue de la inversión y las pérdidas de empleo. Como plan de recuperación proponen apoyar la demanda, incentivar la contratación en las empresas y sanear los balances en los sectores privado y público a fin de contribuir a la recuperación.
En el FIM están recurriendo activamente a su capacidad de préstamo de 1 billón de dólares para apoyar a los países vulnerables, al financiamiento de emergencia con desembolsos rápidos y alivio de la deuda para los países miembros más pobres, además hacen un llamado a los acreedores bilaterales oficiales para que hagan lo mismo.
Por ahora, existe esperanza en que todo va como lo previsto, las medidas sanitarias implementadas por las autoridades han ayudado a la contención del virus pero es importante no bajar la guardia y actuar cada quien desde su trinchera para dar tiempo a que los tratamientos y las vacunas se desarrollen lo más pronto posible.
La preocupación e incertidumbre de muchos sobre lo que vendrá después y qué pasara con la economía mundial y personal es enorme. Estamos muy acostumbrados a la vida como la conocemos, si queremos mantenerla como si nada hubiera pasado, va a costar mucho trabajo y esfuerzo. Esta crisis mundial puede darnos perspectiva, en el peor escenario, siempre vamos a encontrar una salida.