El Columpio Asesino regresa tras seis años de silencio con Ataque Celeste

// Por: Staff

jue 27 febrero, 2020

Por: Diego Vázquez

Después de una larga espera para tener un nuevo material de El Columpio Asesino, nos presentan su sexto disco de estudio bajo el sello de Oso Polita; si bien estos nativos de Navarro, España, se tomaron su tiempo para sorprender con Ataque Celeste (2020), un álbum que azota los beats en tu cabeza con un resultado que es grato, pues valió la pena esperar por estos ocho temas que componen el material. 

Su antecesor Ballenas Muertas en San Sebastián (2014) ya venían con letras impetuososas cargadas de ráfagas de electrónica. Ahora con este disco, no es casual que se alisten los pies para llevarnos a la pista de baile, con beats que se quedan sonando en el inconsciente, sonidos abrasivos que cobran un protagonismo por los sintetizadores y distorsiones de voz. Ataque Celeste sobresale por sus composiciones, mezcla de ritmos obscuros e hipnóticos.

 

Una evolución electrónica

Con seis álbumes, El Columpio Asesino se renueva, trae consigo una nueva identidad. Constante evolución en la música electrónica en donde este quinteto lleva su propuesta en este disco, algo más auténtico. Es un disco para la fiesta y el ambiente de noche. Un viaje a carretara a un destino desconocido guiado por las luces del automóvil.

Los temas más sobresalientes son ‘Sirenas de Mediodía’, donde los beats de fondo se potencian a la par que suena la voz de Cristina Martínez; en el que saca provecho de su misteriosa voz para cantarle a la noche. ‘Mi General’, es otro de los temas que hacen palpitar el cuerpo, en sus 3:41 para terminar con potente golpe.

Sin duda, Ataque Celeste asalta a la razón, y la convierte en enérgicas melodías. Pop proveniente del cosmos, ‘Lechuzas, Cúters y Somníferos’ en voz de Álbaro Arzaleta, atrapa al oído con su peculiar estilo de dejar sonar sus versos. 

Finalmente, ‘Ataque Celeste’ da cierre al álbum, revive el new-wave al estilo New Order -Joy Division, en el que el synthpop destaca por sí mismo. Un cierre exótico con un tema instrumental donde los sintetizadores hicieron lo suyo.